EL LIBRO DE ISAÍAS [66 Cap]

EL LIBRO DE ISAÍAS
Tabla de contenidos

¿Qué nos enseña el libro de Isaías?

El libro de Isaías registra la historia del profeta Isaías, la cual se intercala con sus profecías a la corte real de Judá (Isa 1–39). 

Contiene también narrativa poética acerca de los juicios de Yavé y la restauración profetizada de su pueblo (Isa 40–66). 

La historia se sitúa entre los siglos octavo y sexto a.C. y se enfoca en los planes de Dios para su pueblo antes y durante el exilio.

Isaías (יְשַֽׁעְיָ֣הוּ, yesha’eyahu; “la salvación de Yavé”).

Profeta. Profetiza acerca de la salvación final para el pueblo de Yavé. Detalla múltiples aspectos de la salvación, incluyendo el regreso de la cautividad en Babilonia y el regreso final a Yavé.

Introducción

Este libro de 66 capítulos aparece en el canon hebreo, ubicado primero entre los Últimos Profetas, después de Reyes y antes de Jeremías. En los cánones de la Septuaginta y protestante, Isaías sigue a Cantar de los Cantares y es el primer libro profético entre los Profetas Mayores.

El libro de Isaías contiene profecías de importancia tanto para las personas de la época de Isaías como para las futuras generaciones. El mensaje principal del libro es que Yavé traerá el juicio sobre los que se le oponen y redimirá a su pueblo a través de extranjeros y del Siervo Sufriente.

Fecha

Ciertas secciones de Isaías señalan fechas claras:

  • Isa 7–734 a.C.
  • Isa 20–714–712 a.C.
  • Isa 45–46–540 a.C.
  • Isa 63-ca. 435 a.C.

Isaías profetizó desde 787–697 a.C.—principalmente durante la Guerra sirio-efraimita, cuando las naciones menores de Siria formaron una coalición con Israel (Efraín) para dar guerra al poder gobernante, Asiria. 

Debido a esto, Isaías interactúa regularmente con Acaz y Ezequías (ambos reyes de Judá) por razones de guerra y los planes que debían (o no) ejecutar (ver Irvine, Isaiah).

La fecha en la que fue escrito el libro de Isaías depende, en gran parte, de su autoría; es decir, de si el libro fue escrito por un único autor, dos o más. Isa 1:1 declara que Isaías profetizó durante los días de “Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías”, reyes de Judá. 2 Crón 26:22 menciona que Isaías registró “los demás hechos de Uzías”.

De manera similar, 2 Crón 32:32 declara que Isaías registró “los demás hechos de Ezequías”. Esto indica que el “Primer Isaías” (Isa 1–39) fue escrito durante esa época. Si un único autor escribiera todo el libro, Isa 40–66 habría sido escrito probablemente entre 740–690 a.C. (e. d., durante la vida de Isaías).

No obstante, si múltiples autores hubiesen escrito Isaías, “Segundo Isaías” (Isa 40–66 o 40–55 bajo la perspectiva de un “Tercer Isaías”) debió haber sido escrito en algún momento tras el regreso de Israel del exilio babilónico en 538–39 a.C. Isa 40–55 y 56–66 difieren principalmente en los temas que tratan. Isa 1–39 y 40–55 tienen un estilo de escritura diferente, Isa 1–39 es principalmente narración, mientras que 40–55 es predominantemente poesía (o narrativa poética).

La perspectiva del “Segundo Isaías” se realza con las referencias explícitas al rey Ciro de Persia, de quien los registros dicen que permitió que los judíos regresaran del exilio para reconstruir los muros y el templo de Jerusalén (ver Isa 44:28; 45:1; comparar Esd 1:1–5). Isaías percibe al rey Ciro de Persia como una figura salvadora (Isa 44:28; 45:1)

Sin embargo, el nombre de Ciro pudo haber sido un agregado—para actualizar el texto—de un escriba o de una comunidad de escribas. Si este fuera el caso, la fecha de Isaías permanecería básicamente igual—habría tomado su forma final tras el regreso de los israelitas del exilio, en 538–39 a.C.

Las múltiples referencias a Babilonia (Isa 43:14; 47:1; 48:14, 20) y las pocas referencias directas al fin del exilio en Isa 40–55 (ver Isa 48:14, 20) indican que el profeta, probablemente, pronunció los oráculos que aparecen en Isa 40–55 a los israelitas que vivieron durante el período de exilio en Babilonia (587–538 a.C.; Isaiah 40–55; Isaiah 40–66).

Watts disiente de este punto de vista y ubica a Isa 40–55, casi en su totalidad, en la época posterior al exilio (Isaiah 34–66). Él ve las referencias a Babilonia y a las personas que salen del exilio como una reflexión acerca de los acontecimientos pasados por parte de un profeta o de un redactor que vive en el período postexílico.

Resumen

Isaías era hijo de Amoz (Isa 1:1; 2:1; 20:2; 21; 2 Rey 19:2, 20:1; 2 Crón 26:22; 32:20). Se sabe poco acerca de Amoz, sin embargo, podría tratarse de la persona que se menciona en 2 Crón 25:7–8. Isaías se casó con “la profetisa” (Isa 8:3). Tuvieron dos hijos:

  1. Sear-jasub (יָשׁ֣וּב שְׁאָ֖ר, yashuv she’ar; “un remanente volverá”; Isa 7:3). Cuando Sear-jasub acompañó a Isaías a visitar a Acaz, su nombre sugirió que los invasores de Judá serían derrotados y solo un remanente de fuerzas enemigas volvería.
  2. Maher-salal-hasbaz (“Rápido el saqueo; se apresura el botín”; Isa 8:1, 3). Isaías interpretó esto como una predicción de la caída de Siria e Israel en manos de una invasión asiria (Isa 8:4).

Isaías fue profeta durante el reinado de cuatro reyes de Judea:

  1. Ozías/Azarías (787–736 a.C.)
  2. Jotam (corregente 756–741 a.C.)
  3. Acaz (741–736 a.C. como corregente; 736–725 a.C. como único gobernador)
  4. Ezequías (725–697 a.C.).

Desde el principio de la monarquía de Ozías hasta el final de la de Ezequías se abarca un período de 90 años. Suponiendo que el año de la muerte de Ozías marcara el comienzo del ministerio de Isaías (736 a.C.), este cubriría 39 años. Sin embargo, el ministerio de Isaías pudo haber comenzado antes, en la monarquía de Ozías, y durado hasta después de la monarquía de Manasés.

Su llamado original, sin registrar, probablemente preceda Isa 6; su martirio quizás haya ocurrido durante el reinado de Manasés (687–642 a.C.). De este modo, su ministerio probablemente abarcara 60 años.

Isaías lidió de modo significativo con dos reyes de Judea:

  1. Acaz, durante la crisis sirio-efraimita y sus efectos secundarios (732–722 a.C.)
  2. Ezequías, durante la arremetida de los asirios en el reino del norte de Israel primero y, luego, en el reino del sur de Judea (722–701 a.C.).

Isaías fue testigo de la caída del reino del norte en 722 a.C. y el destino similar de Judá durante la invasión de Senaquerib.

Asiria fue la potencia más importante durante la vida del profeta; también fue la principal antagonista de Judá e Israel. El ministerio de Isaías abarcó los reinados de cuatro reyes asirios.

  1. Tiglatpileser III (744–727 a.C.)
  2. Salmanasar V (726–722 a.C.)
  3. Sargón II (721–705 a.C.)
  4. Senaquerib (704–682 a.C.)

Los conflictos con Asiria en el libro de Isaías son más prominentes en los reinados de Acaz y Ezequías.

Antecedentes de Isaías.

El libro de Isaías tiene características del género de sabiduría, lo que sugiere que Isaías pudo haber sido un sabio convertido, un escriba o un consejero de la corte.

 A pesar de que su rol exacto o sus antecedentes están en discusión, en general, se acepta la influencia de este género en sus escritos.

  • Wolffe y Whybray sugieren que hay evidencia extensa en el libro de Isaías que justifica la conexión con el género de sabiduría sin que sea necesario elaborar suposiciones de que Isaías haya sido un escriba convertido.
  • Wedbee argumenta que Isaías utiliza el género de la sabiduría porque sus opositores son consejeros del rey que se oponen a la sabiduría de Dios.
  • La mayoría reconoce que la decisión de Isaías de utilizar este género y sus imágenes se debe a que sus opositores eran consejeros del rey.

No obstante, es incierto cómo Isaías logra manejar el género de sabiduría dentro de la profecía con tanta eficacia. Una parte importante de la historia de Isaías está vinculada con la adquisición de las tradiciones de la sabiduría; otra, está vinculada a alguna especie de entrenamiento en la pedagogía de este género.

Isa 6:9–10 debe considerarse como programático, los versículos contienen términos y temas que se repiten a lo largo del libro y que definen su ministerio (Isa 29:9–10; 32:3–4; 42:6–7, 18–20; 43:7–8; 44:18; 52:13–53:12). Isa 6:9–10 dice:

“Y dijo: Anda y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved, por cierto, mas no comprendáis. Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga son sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad”.

Los términos dentro del texto reflejan los antecedentes de Isaías. El énfasis en oír, ver, percibir y conocer y la incapacidad del corazón, descrito como “engrosado”, sugieren un uso a conciencia de sabiduría, común al autor y a su audiencia.

Autoría del libro de Isaías.

Debido a los estilos peculiares que se encuentran en Isaías, se ha propuesto la existencia de tres libros:

  1. Proto-Isaías (1–39), escrito durante el siglo séptimo a.C.
  2. Deutero-Isaías (40–55), escrito durante la cautividad en Babilonia.
  3. Trito-Isaías (56–66), el cual consiste en múltiples autores y cuya ubicación se propone durante y después de la cautividad babilónica.

La tendencia de quienes apoyan la teoría de tres Isaías es enfatizar las diferencias sin buscar un tema unificador. Los temas que respaldan la existencia de varios autores han dado pie al análisis de Isaías como una pieza literaria construida intencionalmente:

  • Childs y Clements suponen una coherencia y forma canónica a causa de las actividades editoriales y de redacción que trascienden la diversidad autoral. Ellos dan a Isaías un tratamiento teológico y canónico, pero no necesariamente histórico.
  • Payne aboga por la unidad en la composición del libro manteniendo al mismo tiempo la hipótesis de la actividad editorial. Esta unidad en la composición es una macroestructura necesaria con la cual se interpretan las partes.
  • Hasel utiliza el motivo del “remanente” para demostrar la unidad de Isaías.
  • Brueggemann aplica la crítica social para vincular de manera orgánica las tres partes:
  • El primer Isaías es una “crítica de la ideología”. Hace una transición hacia el segundo Isaías.
  • En el segundo Isaías, las víctimas de la ideología aceptan su dolor, su remordimiento y su enajenación. La teología genera, no obstante, esperanza y un regreso a la historia antigua, la cual culmina en el tercer Isaías.
  • El tercer Isaías imagina un mundo ordenado de una nueva manera; anima a una “liberación de la imaginación social”.

Motyer unifica la autoría bajo uno solo escritor: Isaías, el hijo de Amoz. Lo ubica en el siglo octavo a.C. y divide el libro según tres retratos:

  1. El Rey (1–37)
  2. El Siervo (38–55)
  3. El conquistador ungido (56–66)

Sostiene que hay cinco elementos intrínsecos que unen cada sección entre sí:

  1. La esperanza mesiánica
  2. La idea de la ciudad (Jerusalén)
  3. El Santo de Israel
  4. La historia y la fe
  5. Las características literarias y estructurales

Declara que el rechazo de la autoría de Isaías, hijo de Amoz, puede remontarse al “racionalismo del siglo 19, el cual se rehusó a aceptar la profecía predictiva”.

Los estudios estadísticos tienden a favorecer a autores dispares, pero no son concluyentes.

Uso bíblico Antiguo Testamento.

El nombre “Isaías” aparece 35 veces en cuatro libros del Antiguo Testamento, incluyendo 16 veces solo en Isaías (Isa 1:1; 2:1; 7:3; 13:1; 20:2–3; 37:2, 5–6, 21; 38:1, 4, 21; 39:3, 5, 8). Los otros libros del Antiguo Testamento que también mencionan a Isaías son:

  • 2 Reyes, 13 menciones (2 Rey 19:1–20:19).
  • 1 Crónicas, tres menciones (1 Crón 25:1–15; 26:25, DHH, NVI).
  • 2 Crónicas, tres menciones (2 Crón 26:22; 32:20–32).

El Tárgum de Jonathan agrega Cant of Songs 1:1 a su lista de testigos bíblicos. Estos pasajes fuera del libro de Isaías abarcan el período alrededor del incidente de Ezequías y Senaquerib.

Citas/alusiones del Nuevo Testamento.

Isaías es citado de manera directa 66 veces en el Nuevo Testamento, superado únicamente por Salmos (citado 79 veces)

Las referencias a Isaías en el Nuevo Testamento son 348, más que cualquier otro libro del Antiguo Testamento, incluyendo Salmos (a los que se hace referencia unas 333 veces).

Uso no bíblico: Libros apócrifos del Antiguo Testamento.

Los libros apócrifos del Antiguo Testamento mencionan a Isaías cuatro veces:

  • La oración de Manasés 5:0 registra una oración de Isaías.
  • La oración de Manasés 10:0 registra un cántico de Isaías.
  • Eclo 48:20 y 22 mencionan el ministerio de Isaías y la liberación que llegó durante el reinado de Ezequías de Senaquerib, especialmente la destrucción de las tropas asirias por la intervención milagrosa del Ángel del Señor.

Pseudoepígrafos del Antiguo Testamento.

Los libros pseudoepígrafos del Antiguo Testamento tienen una serie de referencias a Isaías:

  • 4 Mac 18:14 habla del consuelo dado a la madre de siete hijos y cita Isa 43:2 como las palabras pronunciadas a menudo por el piadoso padre de los niños, quien había fallecido.
  • 4 Baruch 9:21 (siglo segundo d.C.) cita o alude a Isa 6: “Vi a Dios y al Hijo de Dios”. Esta frase podría agregar un sentido adicional a las tradiciones anteriores que utilizaban este pasaje
  • El Martirio y ascenso de Isaías (1:1–3:19). Este documento, que probablemente data del primer siglo d.C., registra tres incidentes. El primero y tercero de estos incidentes no ocurren en el Antiguo Testamento canónico:
  1. Isaías se niega a bendecir a Manasés, hijo de Ezequías. En cambio, predice los pecados del niño.
  2. Isaías predice la deportación de Jerusalén a Babilonia.
  3. Isaías muere siendo aserrado al medio (πρισθῆναι, pristhēnai) dentro de un tronco (3:16, 19). La misma muerte se describe también en otra obra seudoepigráfica (Liv. Pro. 1:1–5 [Primer siglo d.C.]). Heb 11:32 y 37 podrían referirse al martirio de Isaías. Heb 11:37 menciona que algunos de los profetas fueron “aserrados” (ἐπρίσθησαν, epristhēsan), muchos comentaristas vinculan esto al gran profeta.

Este quizás sea un incidente en el que el Nuevo Testamento atestigua las realidades históricas preservadas en la tradición subsiguiente pero que no se hallan en el Antiguo Testamento.

Los pergaminos del mar Muerto.

La comunidad de Qumrán poseía al menos dos pergaminos de Isaías y muchos pergaminos sectarios relacionados a Isaías-existen otros pergaminos del mar Muerto acerca de Isaías, pero estos no pueden ser asociados directamente a la comunidad de Qumrán.

La importancia de Isaías para esta comunidad es significativa. Refleja una importancia similar a la que el Nuevo Testamento le da al libro, sino al hombre. Los manuscritos sectarios hebreos mencionan a Isaías de manera explícita 3 veces (CD 4:13; 6:8; 7:10; 3Q4 f1:1, 3; 4QFlor 174 f1 2i:15; 4Q176 f1 2i:4; 4QSD f1:3; 4QDa f3i:7; 4Q267 f2:15; 4Q285 f7:1; 11QMelch 2:15; 11Q14 f1i:9).

Inscripciones.

Hay inscripciones que hacen referencia a Isaías varias veces, aunque las mismas carecen de contexto. Las inscripciones hebreas registran las frases “Perteneciente a Isaías” y “(el hijo de) Amarías”.

JOSEFO

Josefo. 

Josefo menciona a Isaías de manera explícita 12 veces, mayormente en referencia a la sanación de Ezequías y al decreto de Ciro de permitir regresar a los judíos para reconstruir el templo (Ant. 9:276; 10:12, 16, 27–28, 32; 11:5–6; 13:64, 68, 71; J.W. 7:432).

Los padres apostólicos.

Hay solamente dos citas directas de Isaías por parte de los padres apostólicos:

  1. Isa 29:13 es citado en 2 Clement 3:5.
  2. La Epistle of Barnabas 2:10 cita Isa 45:1 y afirma: “Observa cómo David lo llama “Señor” y no lo llama “hijo”.

Contribuciones importantes

Isaías aporta dos contribuciones importantes:

  1. Su presentación de la joven mujer que dará a luz a Emanuel en Isa 7:14. Esto fue más tarde interpretado por Mateo como referencia a Jesús y a la concepción de la virgen.
  2. El Siervo Sufriente como una expiación indirecta de su pueblo y el medio para lograr la salvación final en Isa 52:13–53:12.

La magnitud de citas y textos clave utilizados dentro del Nuevo Testamento indican que la citación y el tamaño destacan a Isaías como el profeta más importante del Antiguo Testamento.

Contexto del libro

En el lapso en el que el libro de Isaías fue escrito, el reino del sur de Judá estaba sumido en turbulencia política debido al poder de naciones como Asiria, Babilonia y Persia. Los conflictos armados, tanto reales como la amenaza de los mismos, estaban presentes constantemente. Esta guerra resultó, finalmente, en que el pueblo de Dios fuera llevado al exilio bajo dominio babilónico; y, posteriormente, bajo el Imperio persa.

Después de 20 años de profecías de Isaías, Asiria destruyó el reino del norte de Israel. La nación de Judá fue indiferente, dado a que tenía muy poca esperanza en el Señor y en su poderío sobre las naciones. Los que tenían esperanza seguían falsas profecías e ignoraban el inminente mensaje profético de arrepentimiento del Señor (ver Isa 5:18; 28:15). No obstante, el rey Ezequías—el último rey durante la vida de Isaías—exigió que los israelitas se deshicieran de todo símbolo de paganismo (ver 2 Rey 18:4). Observó la irreverencia del pueblo de Dios—y el dolor, sufrimiento y confusión que esto traía sobre ellos—y entró en acción.

Debido a que no quedó ningún ídolo a quién clamar, los israelitas tuvieron que depender del Señor. El pueblo de Dios estaba ansioso por una respuesta a lo que parecía ser una ruina catastrófica e inevitable. Desde el comienzo del ministerio profético de Isaías, el pueblo de Judá estaba consciente de que no sería fácil resolver completamente sus cuestiones políticas.

Isa 38–39 comienza cuando Babilonia asciende al poder en el Oriente y proyecta así su sombra sobre la pequeña nación de Judá. El pueblo de Dios, como siempre, estaba inmerso en las preocupaciones espirituales de Yavé. El Siervo Sufriente es la respuesta de Yavé a sus problemas (Isa 52:13–53:12). Luego de que el autor profetiza en contra de Babilonia, el libro se concentra en la nación que se percibe como salvadora, Persia (Isa 56–66).

Propósito

Las profecías en el libro de Isaías tienen tres propósitos principales:

  1. Llamar a Judá y a Israel al arrepentimiento y a volverse a al camino del Señor (ver Isa 1:1–6:13; 9:8–10:4; 24:1–27:13; 35:1–10; 43:1–45:25; 48:1–52:12; 54:1–59:21; 60:1–66:24.).
  2. Profetizar en contra de las naciones extranjeras que habían comenzado a invadir la tierra que Dios le había dado a su pueblo (ver Isa 7:18–8:22; 10:5–34; 13:1–23:18; 28:1–33:24; 36:1–39:8; 46:1–47:15).
  3. Ofrecer esperanza a quienes deseaban seguir a Yavé (ver Isa 7:1–17; 9:1–7; 11:1–12; 42:1–25; 52:13–53:12). Además, Isaías anticipa al futuro Mesías, quien redimirá al pueblo de Dios de sus transgresiones y del juicio que han recibido a causa de sus infracciones.

Estructura del libro de Isaías

  • (Isa 1:1–6:13)—Introducción o introducción a Primer Isaías
  • (Isa 1:1–31)—Palabras de apertura para Judá
  • (Isa 2:1–5:30)—El juicio de Dios
  • (Isa 6:1–13)—Llamado, visión y mensaje de Isaías
  • (Isa 7:1–35:10)—Primer Isaías o el Mesías y las naciones, parte I
  • (Isa 7:1–17)—La señal de Emanuel
  • (Isa 7:18–8:22)—La próxima invasión de Asiria
  • (Isa 9:1–7)—El Mesías y su época
  • (Isa 9:8–10:4)—El juicio de Yavé sobre Israel
  • (Isa 10:5–34)—El juicio de Yavé sobre Asiria
  • (Isa 11:1–12)—El Mesías y su época, más ampliamente descriptos
  • (Isa 13:1–23:18)—Aflicciones contra las naciones
  • (Isa 24:1–27:13)—Juicio a la Tierra, alabanza a Dios y salvación de Israel
  • (Isa 28:1–34:17)—Aflicciones contra las naciones y la venganza de Dios en contra de las naciones
  • (Isa 35:1–10)—La salvación de los redimidos
  • (Isa 36:1–39:8)—Intervalo entre las eras asiria y babilónica
  • (Isa 36:1–37:38)—Final de la era de Asiria
  • (Isa 38:1–39:8)—Comienzo de la era de Babilonia
  • (Isa 40:1–66:24)—Segundo Isaías o el Mesías y las naciones, parte II
  • (Isa 40:1–31)—Consuelo para el pueblo de Dios
  • (Isa 41:1–29)—Liberación del pueblo de Dios
  • (Isa 42:1–9)—El papel del Siervo de Yavé (Primer Cántico del Siervo)
  • (Isa 42:10–45:25)—Israel alaba al Señor, se lo reprende y se le dice que será redimido
  • (Isa 46:1–47:15)—Juicio sobre Babilonia
  • (Isa 48:1–22:)—Desobediencia de Israel
  • (Isa 49:1–13)—Comisión del Siervo (segundo cántico del Siervo)
  • (Isa 49:14–50:3)—Súplica por Sion y el pecado de Israel
  • (Isa 50:4–11)—Compromiso del Siervo (Tercer Cántico del Siervo)
  • (Isa 51:1–52:12)—Consuelo a Sion y salvación del pueblo de Dios
  • (Isa 52:13–53:12)—Cumplimiento del plan de Dios para el Siervo Sufriente: su muerte y resurrección (Cuarto Cántico del Siervo)
  • (Isa 54:1–55:13)—Celebración del regreso del exilio
  • (Isa 56:1–66:24)—Tercer Isaías o (los resultados de) las acciones del Mesías y las naciones, parte III
  • (Isa 56:1–57:13)—La salvación de las naciones y juicio sobre el pueblo de Dios
  • (Isa 57:14–59:21)—Llamado a la restauración y respuesta de Dios
  • (Isa 60:1–62:12)—Restauración culminante del pueblo de Yavé
  • (Isa 63:1–65:12)—Juicio de Yavé a las naciones relacionadas a su pueblo
  • (Isa 65:13–66:24)—Los siervos de Yavé reciben un nuevo cielo y una nueva tierra: todos lo adorarán

Ubicación y audiencia

Isa 1–39 fue escrito en Judá, así lo indica Isaías mismo en su mensaje profético, el cual enfatiza la corte real de Judá (ver Isa 1–5; 6–14; 35; 36–66). Según la hipótesis de que Isaías habría sido escrito por dos autores, Isa 40–66, probablemente, fuera escrito en Babilonia mientras el pueblo hebreo estaba exiliado (586–536 a.C.). Bajo la perspectiva de los tres autores, los capítulos 56–66 habrían sido escritos después del exilio (posterior a 536 a.C.), quizás en Babilonia o en Judá.

La profecía de Isaías está dirigida a Judá, Israel y las naciones; la audiencia incluye a ciudadanos comunes de Judá y a la corte real. El texto registra varios casos en los que el profeta se dirige a los reyes de Judá (rey Acaz, Isa 7:3–13; rey Ezequías, Isa 37:2–7; 21–35; 38:1–8; 39:3–8).

Isa 40–55 anticipa la victoria de Ciro sobre Babilonia (539 a.C.) y presenta su repentino ascenso al poder como una sorpresa para todos, incluyendo para los propios babilonios (Isa 44:24–45:13; 48:14–16).

Autoría

Existen cinco grandes puntos de vista acerca de la autoría del libro de Isaías.

Hipótesis del autor único.

La hipótesis del autor único argumenta que el profeta Isaías escribió el libro entero de manera exclusiva. Esta perspectiva está basada en la propia mención en libro de Isaías de Isaías como autor (ver Isa 1:1; 2:1; 7:3; 20:2; 37:2, 21; 38:1, 4; 39:3.

A pesar de que la opinión de autoría múltiple de Isaías es lógica, la hipótesis del autor único también puede defenderse.

La cuestión del lapso de tiempo puede ser abordada desde la creencia de que Dios conocía los eventos futuros que ocurrirían con respecto al rey de Persia y predijo al profeta la información registrada en el libro. Esta explicación está meramente basada en la fe. Sin embargo, Isaías era un profeta y, por definición, era una persona a quien Dios le revelaba la condición de su cultura y el futuro. Esto haría de Isaías el primer y único profeta que identificó específicamente el nombre de un futuro rey más allá de su propio tiempo.

Hipótesis de dos autores.

Las diferencias estilísticas, temáticas e históricas entre Isa 1–39 e Isa 40–66 indican que pudieron ser dos los autores que escribieron el libro de Isaías. En este caso, Isaías el profeta escribió (o comunicó) sus propias palabras en “Primer Isaías” (e. d., Isa 1–39), pero otro autor (o autores) escribió “Segundo Isaías” o “Deutero-Isaías” (Isa 40–66) en el estilo épico de Isaías.

La mención constante de los nombres de los reyes de Judá (740–690 a.C.) en Isa 1–39 y la mención del rey Ciro de Persia (538 a.C.) en Isa 44:28 y 45:1, crea una división temporal entre Isa 1–39 y 40–66. Además, si bien “Primer Isaías” (1–39) se trata, principalmente, de la generación de Isaías durante el dominio asirio, “Segundo Isaías” (40–66) lidia con el futuro de Israel bajo los dominios babilonio y persa.

La grandeza lírica de “Segundo Isaías” crea también una división entre las dos secciones. En Isa 1–39, el profeta presenta su profecía en forma de narración, mientras que en Isa 40–66 emplea una hermosa prosa poética para dejar grabada una verdad teológica.

Hipótesis de los tres autores.

La hipótesis de los tres autores sostiene que el profeta Isaías escribió Isa 1–39; un segundo autor (o autores) escribió Isa 40–55; y un tercer autor (o autores) escribió Isa 56–66, conocido como “Trito-Isaías” (ej., Whybray, Second Isaiah, 1–6; Baltzer, Deutero-Isaiah, 25; Blenkinsopp, Isaiah 40–55, 30–49; McKenzie, Second Isaiah, xxxi-xxxiv; Laato, “The Composition of Isaiah 40–55”, 207–28).

Según esta perspectiva, Isa 56–66 debe atribuírsele a una escuela de discípulos de Isaías que vivieron poco después que él o, quizás incluso, una generación después. Esta perspectiva está basada en el estilo de escritura y la elección de temas de 56–66, las cuales son lo suficientemente diferentes de Isa 40–55 para justificar un segundo autor.

Perspectiva de la Comunidad de escribas (o editor posterior).

Las comunidades de escribas posexílicos (después de 539 a.C.) pudieron haber agregado el nombre del rey Ciro durante el proceso de edición del libro para indicar el cumplimiento de la profecía de Isaías.

Además, las variaciones estilísticas entre Isa 1–39 y 40–66 pueden explicarse a través de una diferencia de género—de narrativo a poético (o poética narrativa). Un cambio de género hace que el autor utilice vocabulario y estilo diferentes. A pesar de este cambio de género, los temas recurrentes que atraviesan el libro completo de Isaías favorecen la autoría única.

La evidencia textual del mundo antiguo podría dar un indicio de la autoría única, dado que los pergaminos del mar Muerto y el Nuevo Testamento tratan a Isaías como un solo libro. Por ejemplo, el rollo del mar Muerto de Isaías (1QIsaa) no tiene separación alguna entre Isa 39 y 40, lo que significa que la evidencia más antigua disponible percibe a Isaías como un único. Además, los escritores del Nuevo Testamento utilizan el libro entero de Isaías indistintamente, como si fuera de un solo autor (ver Mat 3:3; Hech 28:25; Rom 9:27–29; 10:16, 20). Sin embargo, una vez que un libro alcanzaba su forma final, los autores o escribas antiguos no necesitaban considerarlo según sus distintas partes, lo cual debilita seriamente el argumento de la Comunidad de escribas.

Múltiples autores, un redactor.

Esta perspectiva sugiere que los pasajes mencionados de Isaías fueron escritos por distintas personas, pero redactadas por único editor. Isa 36–39 es casi idéntico a 2 Rey 18:9–20:19, con la diferencia de que Isaías no reconoce el arrepentimiento de Ezequías (2 Rey 18:14–16.) Esto podría indicar que fue escrito por un autor diferente que el de Isa 1–35.

Además, los temas de los cánticos del siervo (Isa 42:1–4, con el agregado posterior de 42:5–9; 49:1–6, con el agregado posterior de 49:7–12; 50:4–9, con el agregado posterior de 50:10–11; y 52:13–53:12) se yuxtaponen con el contenido del resto de Isa 40–66. Esto podría sugerir que un autor diferente escribió estas secciones.

Historia de la interpretaciónInterpretación de Qumrán.

Diecinueve copias de Isaías han sido halladas entre los pergaminos del mar Muerto; tan solo los grandes pergaminos de Isaías (1QIsaa) contienen más del 25 por ciento de todo el texto bíblico entre los pergaminos del mar Muerto. Existen también cinco comentarios (pesharim) de Isaías entre los pergaminos (3Q4, 4Q161–65).

La comunidad de Qumrán interpretó:

  • Isa 5, el cual se refiere a la destrucción de Israel a manos de extranjeros, como si se tratara de los “Días Postreros” y los fariseos, los “Hombres de la burla” (4Q162).
  • Isa 10:22–34, el cual se trata de los asirios invadiendo Jerusalén, como una profecía acerca del Mesías derrocando a los enemigos de Israel, los Quitim (probablemente los romanos; 4Q161, cols. 1–2). La figura del Mesías no juega un papel en el combate físico.
  • Isa 11:1–5, que describe la raíz mesiánica de Isaí, como una profecía acerca del Mesías gobernando la Tierra (4Q161). La figura del Mesías colabora con el sacerdocio legítimo, en lugar de ponerse en su contra (4Q161, col. 3). Esto habría sido una referencia a un sacerdocio restablecido, dado que la comunidad de Qumrán guardaba poco respeto por el sacerdocio de la época, los saduceos.
  • Isa 54:11–12, el cual trata del pacto eterno de Yavé con su pueblo, como una profecía acerca del restablecimiento del sacerdocio apropiado (4Q164).

(4Q163, 4Q165, y 3Q4 están demasiado fragmentados para ser interpretados.)

Interpretación del Nuevo Testamento.

Isaías es el segundo libro más citado en el Nuevo Testamento, precedido únicamente por Salmos. El Evangelio de Lucas retrata la vida entera de Jesús a través de la lente teológica de Isaías:

  • Jesús es “Dios con nosotros”, como Emanuel en la profecía de Isaías, y nacido de una “virgen” (Luc 1:27–28, 31; Isa 7:14).
  • Jesús descendió de la “casa de David” y como “el siervo, la raíz” viene del linaje de Isaí—el padre de David (Luc 1:27; Isa 11:1–2).
  • El cántico de los ángeles imita la canción en la visión de Isaías (Isa 6; Luc 2:14).
  • Zacarías busca la salvación de Dios y la encuentra en Jesús (Luc 2:29; Isa 12:2–3).
  • Juan el Bautista prepara el camino como la voz que clama en el desierto (Luc 3:4–6; Isa 40:3–5).
  • Jesús utiliza las palabras de Isaías para defender su posición contra las tentaciones de Satanás (Luc 4:12; Isa 7:12).
  • Jesús cita a Isaías y, luego, dice que la profecía de Isaías se ha cumplido (Luc 4:16–21; Isa 61:1, 2).
  • Las personas se maravillan ante las palabras de Jesús, así como se maravillaron ante las palabras del Siervo Sufriente. Advirtieron que Jesús parecía común y corriente, lo cual también encaja con la descripción del Siervo (Luc 4:22; Isa 52:14–15; 53:3). Poco después, despreciaron a Jesús, como hicieron con el Siervo (Luc 4:23–30; Isa 53:3).

Además, al igual que el Siervo Sufriente, Jesús:

  • Es rechazado, descartado y, consecuentemente, muerto a manos de reyes y gobernantes (Luc 23:6–25; 52:15).
  • Sufre y muere a causa de los líderes de Jerusalén (Luc 23:25; Isa 53:10).
  • En medio de su sufrimiento es llamado en tono de burla “el escogido de Dios” (a pesar de serlo verdaderamente) al igual que el Siervo (Luc 23:35; Isa 42:1).
  • Sufre justo antes de su muerte junto a criminales, “los malvados” (Luc 23:33; Isa 53:5)
  • Es sepultado en la tumba de un hombre rico (Luc 23:50–56; Isa 53:9).
  • Perdona a quienes lo asesinaron, quizás porque sabe el porqué de su muerte y que esta es la voluntad de Dios (Luc 23:34; Isa 53:12).
  • Es considerado por uno de los criminales como no merecedor del castigo (Luc 23:41; Isa 53:6).
  • Es resucitado como el Siervo (Luc 24:1–12; Isa 53:9–12).
  • Hace todo esto, al igual que el Siervo, para salvar al pueblo de su propia iniquidad (Luc 24:25; Isa 53:10–12); su muerte es un sacrificio (Luc 24:46–49; Isa 53:10).

Los demás escritores de los Evangelios toman decisiones interpretativas parecidas a las de Lucas (ej., Juan 12:41 va en paralelo con Isa 6:1; Mat 2:23 hace uso de Isa 11:1), pero la descripción de Lucas es la que se encuentra más influenciada por Isaías. Lucas y los otros escritores de los Evangelios no alteraron sus relatos para adecuarse a Isaías; más bien, estaban seguros de que las representaciones de Cristo en sus obras dejaban en claro las conexiones con Isaías.

Pablo (ej., Rom 12:16 alude a Isa 5:21; Rom 9:32 alude a Isa 8:14) y Apocalipsis también aluden a Isaías a menudo (ej., comparar Isa 6:2–4 con Apoc 4:8; 15:8; comparar Isa 8:22 con Apoc 16:10). Cada libro del Nuevo Testamento contiene alusiones o citas directas de Isaías.

A la luz de esto, Childs y Seitz plantean que Isaías debería no sólo leerse en su contexto original, sino también como “escritura cristiana”.

 Posibles esquemas del libro

Durante gran parte del siglo 20, se consideró que la estructura del libro de Isaías constaba de tres partes. Sin embargo, un creciente número de investigadores académicos divide ahora el libro en dos secciones iguales. Desde la época del comentario de Duhm (1892), la estructura del libro de Isaías ha sido concebida en tres partes. Duhm propuso tres profetas distintos:

  • (1–39) Primer Isaías o Isaías de Jerusalén
  • (40–55) Segundo Isaías o Deutero-Isaías
  • (56–66) Tercer Isaías o Trito-Isaías.

Antes del análisis de Duhm, se consideraba que Isaías tenía dos partes principales:

  • (1–39) Primer Isaías o Isaías de Jerusalén
  • (40–66) Segundo Isaías o Deutero-Isaías.

Samuel Driver (1891), por ejemplo, consideraba a Isa 40–66 como una profecía continua.

Durante la última parte del siglo 20 la erudición crítica comenzó a alejarse de la postura que hacía énfasis en el análisis de pequeñas unidades del texto para enfocarse en unas cuestiones históricas, de redacción y relacionadas a la forma final del texto. En esta transición, el contexto del siglo octavo a.C. de Isa 1–39 se ha vuelto menos convincente que la posición y función de varios capítulos dentro del libro conformando una totalidad.

Esto ha llevado a la consideración de que el libro esté dividido en dos, la primera parte culminaría en el capítulo 33, el cual también es el lugar donde uno de los Pergaminos del mar Muerto de Isaías deja dos líneas en blanco antes de comenzar el capítulo 34 (no hay pausa en el pergamino entre los capítulos 39 y 40)

Marvin Sweeney elige esta línea de interpretación y propone el siguiente esquema:

  • (1–33) Acerca de los planes de Yavé para la soberanía mundial en Sion
  • (1:1–31) Prólogo al libro de Isaías
  • (2:1–33:24) Instrucción profética acerca de los planes de Yavé para establecer la soberanía mundial en Sion
  • (34–66) Acerca del cumplimiento de los planes de Yavé para la soberanía mundial en Sion
  • (34:1–54:17) Instrucción profética acerca del cumplimiento de la soberanía mundial de Yavé en Sion
  • (55:1–66:24) Exhortación profética para unirse al pacto de Yavé

A la luz de los estudios recientes, Sweeney considera a los capítulos 36–39 como la introducción a los siguientes capítulos en lugar de la conclusión de los capítulos 1–35. Además, considera a los capítulos 34–35 como de transición. Su punto de vista es consistente con la hipótesis de que los capítulos 34–35 fueron escritos por el autor de Isa 40–55 y son de transición debido a los temas de juicio y salvación. Sweeney considera, también, a los capítulos 32–33 como de transición debido a que estos resúmenes el contenido de los capítulos 1–33.

Otros investigadores que ven una pausa en el capítulo 33 hacen eco de Gene Tucker, quien considera que los capítulos 34–35 y 36–39 están entre los últimos materiales del libro (posteriores a los capítulos 40–55).

Por ejemplo, Tucker observa un parecido del capítulo 35 a los capítulos 40–55 y argumenta que el capítulo 35 depende de los capítulos 40–55. Roland Harrison también ha dividido el libro en dos partes entre los capítulos 33 y 34 y John Sawyer divide el libro en dos partes tras el capítulo 32.

Historia de la interpretación

La interpretación del libro de Isaías ha pasado desde abordajes tradicionales a abordajes críticos. Además, la interpretación también ha cambiado el foco de atención, de la intención del autor al texto mismo y al lector. Estas últimas líneas de interpretación son desarrolladas como “alternativas”, de modo que las perspectivas más antiguas no sean abandonadas del todo. Por otro lado, durante el siglo 20 también han surgido abordajes alternativos como la interpretación feminista o la no-Occidental.

La interpretación del libro de Isaías comenzó con Eclesiástico y la traducción de la Septuaginta y continuó con la realización del Nuevo Testamento (Mateo, Lucas, Hechos, Romanos, Gálatas, 1 Pedro y Apocalipsis).

El Nuevo Testamento y la iglesia primitiva buscaron una interpretación cristocéntrica de Isaías. Por ejemplo, Felipe predicó acerca de Jesús a los etíopes basándose en Isa 53:7–8 (Él fue el “cordero llevado al matadero”). Más tarde, Jerónimo identificó a Isaías como un evangelista que había declarado misterios como el nacimiento virginal de Jesús y su muerte y resurrección.

Durante gran parte de la historia de la interpretación, la alegoría fue utilizada como método tanto por intérpretes judíos como cristianos; un ejemplo puede verse en la comprensión de Cirilo de Alejandría de Isa 63:1–3, en donde se menciona la venida con vestiduras carmesí desde Edom (parecido a la palabra hebrea que significa “Tierra”). Cirilo aplicó este pasaje a las prendas de Cristo manchadas con sangre y a su ascensión desde la Tierra.

Tradicional.

La interpretación tradicional del libro de Isaías conecta los 66 capítulos con el profeta de Judá del siglo octavo a.C. Esta línea casi no tuvo oposición hasta el siglo 18 d.C., sin embargo, hoy en día es poco común en la literatura académica.

Si bien la visión crítica de autoría múltiple comenzó a ganar aceptación durante el siglo 19, Carl Caspari, Moritz Drechsler, Rudolf Stier, Joseph Alexander y Ebenezer Henderson continuaron abogando por la interpretación tradicional. Harrison enumeró a otros partidarios de la autoría unificada del siglo 19.

La interpretación tradicional que sostenía la unidad de Isaías siguió siendo defendida durante el siglo 20 por Armand Kaminka, Oswald Allis, Rachel Margalioth, Edward Young, Harold Thomas, Roland Harrison, Gleason Archer , Homer Hailey, John Oswalt , Robert Vasholz, John Walton, Alec Motyer  y Mark Rooker.

Crítica.

La interpretación crítica del libro de Isaías busca distinguir los diferentes autores y contextos históricos de las distintas partes del libro; especialmente de los capítulos 1–39, 40–55 y 56–66 (sin embargo, observan el abordaje canónico presentado más adelante). El enfoque en la mayor parte los estudios críticos del siglo 20 ha sido recuperar las palabras originales del profeta, ya sean del siglo octavo a.C. (Isaías de Jerusalén) o el siglo sexto a.C. (Segundo Isaías).

Si bien Bernard Duhm (1892) es responsable de generar una mayor aceptación de la idea de que Isaías se originó como tres secciones distintas, la separación de los capítulos 1–39 del resto del libro fue quizás anticipada por Ibn Ezra (intérprete medieval), B. Spinoza (filósofo holandés, 1632–1677) y J. C. Doederlein (investigador alemán, 1788).

Mientras que Doederlein abogó por una fecha cercana al siglo sexto a.C. para los capítulos 40–66, Ernst Rosenmuller (1768–1835) sostuvo que existían aún más elementos del siglo sexto en los capítulos 1–39. Por ejemplo, los capítulos 13 y 14 se habrían originado en el siglo sexto debido a que se relacionan con Babilonia, la cual no era una potencia mundial en el siglo octavo.

La independencia de los capítulos 1–39 con respecto a 40–66 estuvo en discusión en la obra de G. H. Box (1908). Box esbozó una teoría de la historia de la composición de cada mitad siguiendo la sugerencia de Cheyne de que las dos mitades habían sido unidas entre 432 y 180 a.C.

El argumento de que la segunda parte de Isaías presupone un contexto del siglo sexto a.C. fue crucial para que George Gray rechazara la autoría de Isaías de este segmento. Él argumentó que los capítulos 40–55 no predicen que Ciro tendría victorias notables, sino que describen las victorias que este ya ha logrado.

Gray consideró que el libro de Isaías es una compilación de libros previamente existentes, lo que también es sugerido por títulos como “Oráculo contra Babilonia, revelado a Isaías, hijo de Amoz”.

El contexto histórico presupuesto era uno de los tres motivos por los que Driver defiende la autoría independiente de los capítulos 40–66. Sus argumentos son:

  • Se presupone el exilio en los capítulos 40–66 (no se predice).
  • El estilo literario de los capítulos 40–66 es diferente al de los capítulos 1–39.
  • Existe una diferencia de ideas teológicas, como ser la naturaleza de Dios.

En ocasiones, los investigadores dan por sentado que las dos partes de Isaías no tienen relación alguna. Robert Pfeiffer sugiere que como el libro que consistía de los capítulos 1–39 no llenaba un pergamino, un escriba agregó la obra de otro profeta en el espacio restante. R. N. Whybray ve un propósito mayor en la conexión. Considera a los capítulos 40–55 como un escrito aparte que fue agregado a los capítulos 1–39 debido a las similitudes temáticas como su “devoción a Jerusalén y sus tradiciones religiosas”.

Algunos acreditan la autoría de la segunda parte del libro a una escuela de discípulos que seguían las enseñanzas de Isaías y las aplicaban a contextos posteriores. Eaton sugiere que la referencia a los discípulos en Isa 8:16 comprendía una sociedad definida que preservaba las profecías de Isaías. Este hecho permitió a Eaton estudiar el libro de Isaías como una unidad.

Sigmund Mowinckel enfatizó también la tradición oral transmitida por una escuela de discípulos.

Los escritos de G. von Rad contribuyeron a la comprensión de que los temas comunes a ambas partes de Isaías pueden explicarse si se considera que ambas dependen de las tradiciones orales disponibles a los profetas.

Claus Westermann estudió Isa 40–66 desde una perspectiva de crítica de las formas. Investigó las unidades menores dentro de los capítulos para, así, hallar formas de discurso de la vida cotidiana. Las formas que Westermann identificó incluyen la promesa de la salvación, la proclamación de la salvación, la alabanza a Dios, la polémica, los discursos de prueba, las canciones de alabanza y las canciones del siervo.

La naturaleza poética de Isa 40–66 fue de suma importancia para James Muilenburg quien veía estos capítulos como una unidad. Por lo tanto, él estudió la relación de cada unidad con las unidades que le precedían y le seguían.

El estudio de los capítulos 40–55 como una unidad de un autor (o autores) diferente del autor de los capítulos 1–39 continúa en el reciente comentario de John Goldingay y David Payne. No obstante, Goldingay y Payne ven los capítulos 40–55 como una parte integral del libro con “vínculos históricos sólidos” con el resto de Isaías.

La integridad de Isa 40–55 como una unidad y la identidad de Deutero-Isaías como un profeta han sido puestas en duda por Richard Coggins. El autor cuestiona los supuestos históricos y geográficos que impulsaron la interpretación de Isa 40–55 predominante en el siglo 20. Tampoco está convencido con el abordaje de la forma final, pero en cambio ve el libro de Isaías como una antología que presenta graves obstáculos para el descubrimiento de sus circunstancias históricas.

Canónica.

La interpretación canónica del libro de Isaías busca comprender los elementos comunes que transcienden los orígenes históricos de períodos diferentes. El propósito es identificar el mensaje teológico que se comunica. La interpretación canónica se aleja de la erudición crítica anterior y se centra en el prestigio del editor que compuso la forma final de Isaías en vez de enfocarse en los profetas individuales que transmitieron su mensaje al pueblo de Judá. El énfasis puede ser diacrónico (cómo fue que el texto llegó a su forma final) o sincrónico (estudiar solo la forma final del texto).

En el caso de las líneas de interpretación que se centran en cómo serían las respuestas de los lectores originales frente al texto, el enfoque del estudio está puesto en el lector en lugar del propio texto. Esto demuestra una progresión: de buscar el sentido primero en el autor, luego en el texto y finalmente en el lector.

El abordaje canónico es trabajado por eruditos como Brevard Childs, Christopher Seitz, Ronald Clements, Peter Ackroyd, Roy Melugin, Marvin Sweeney, H.G.M. Williamson, Antti Laato, Rolf Rendtorff, J. J. M. Roberts, Robin Routledge, Katheryn Darr, John Watts, Edgar Conrad, Richard Schultz y Walter Brueggemann.

Diacrónica.

Existen diferentes líneas de interpretación canónica; se puede hacer una distinción importante entre los estudios diacrónicos y sincrónicos. El estudio diacrónico se interesa en la prehistoria del texto y se enfoca principalmente en cómo se unieron las partes que lo constituyen.

La crítica canónica fue iniciada por Brevard Childs. Él argumentó que la referencia a “lo que ha pasado” en Isa 41:21 y en otras citas hace alusión a las profecías de los capítulos 1–39. Así, el contexto canónico proporciona una conexión importante entre la profecía y su cumplimiento.

La interpretación basada en la redacción y el contexto histórico es llevada a cabo por Christopher Seitz, Ronald Clements, Peter Ackroyd, Roy Melugin y H. G. M. Williamson. Seitz ve la forma final como “el resultado accesible e intencionado de los esfuerzos de quienes lograron la forma actual del libro”. Según Seitz, este énfasis en la forma final permite una mayor atención al propio texto, así como a su contexto más amplio.

Clements observa que hay evidencia del trabajo de los editores en Isaías, estos parecen haber “incorporado en gran medida su propia comprensión a la obra”. Él rechaza la idea de que los capítulos 1–39 y 40–55 sean partes diferentes y que los elementos de los capítulos 40–55 sean independientes, pero a la vez, sean vistos como una secuela adecuada de los capítulos 1–39. En cambio, Clements sugiere que los capítulos 40–55 fueron escritos específicamente para “desarrollar y extender los dichos proféticos de Isaías de Jerusalén”.

Esta unidad se ve en dos temas fundamentales: la ceguera y sordera de Israel y la elección divina de Israel. Clements identifica su método como “crítica de la redacción” y reconoce que el proceso visto aquí difiere del proceso editorial visto en los textos narrativos. Más recientemente, ha identificado “la fe en Jerusalén y su lugar entre las naciones” como el “hilo conductor”.

El mensajero de la perdición en Isa 1–12 es también el mensajero de la salvación en otras partes en el libro, según Peter Ackroyd. Él ve, también, una relación especial entre los capítulos 36–39 e Isa 6:1–9:6. Ambas son narraciones que retratan la confrontación entre el profeta y un rey (Acaz el rey malvado y Ezequías el rey bueno). Todo se reunió con el propósito de infundir confianza en la salvación de Dios.

Los vínculos entre varias partes de Isaías también son sugerentes de la unidad para Roy Melugin. Ciertas palabras clave muestran conexiones entre diferentes partes. Las palabras “remanente” y “quedar” conectan a Isa 39:6 con 1:9, y la palabra “culpa” conecta a Isa 40:1 con 1:4.

Sweeney observa que las exhortaciones para aceptar los términos de un pacto con Dios son temas clave. Al comienzo y final del libro, Judá y Jerusalén son llamados a la lealtad al pacto (capítulos 1 y 55). Siguiendo un esbozo alternativo, Sweeney argumenta que los capítulos 1–33 proyectan los planes para la soberanía mundial, mientras que los capítulos 34–66 muestran la realización de esos planes.

Williamson va un poco más allá en su visión de la integración de los capítulos 1–39 y 40–55. Él considera que los capítulos 1–55 son la composición de Deutero-Isaías, quien utilizó las palabras del profeta del siglo octavo para su propio propósito e, incluso, agregó secciones halladas en los capítulos 1–39.

Sincrónica.

La interpretación sincrónica al estudio canónico está menos interesada en la prehistoria del texto y no cree que el contexto pueda descubrirse. En cambio, el enfoque está puesto en el texto existente como un todo, como fue (o es) leído por un lector en particular.

Antti Laato aplica la crítica retórica a Isa 40–55 y descubre una macroestructura de quiasmo de los capítulos 40–53 (A-B-A’-B’-A’), en la cual los capítulos 54–55 se configuran como una especie de resumen. La unidad central demuestra que el propósito principal de Isa 40–53 es argumentar “que Yavé creará un nuevo futuro para su pueblo a través de Ciro”.

Rolf Rendtorff también estudia el libro como una unidad y le presta poca atención al proceso de escritura y compilación. Él se focaliza en la distribución de temas como: “la culpa”, “el consuelo” y “la gloria” (Isa 1:4; 40:2; 59:2–3; comparar Isa 12:1; 40:1; 51:12; 66:13; e Isa 6:3; 35:2; 40:5; 59:19; 60:1; 66:18). Estos enlaces y conexiones teológicas no son accidentales, según Rendtorff, sino “falsificadas intencionalmente para conectar las tres partes”. Él duda de que los capítulos 56–66 pudieran haber existido independientemente del resto del libro.

Otro abordaje de la interpretación sincrónica considera el libro de Isaías como una unidad teológica. J. J. M. Roberts condujo un estudio de este tipo y descubrió que el concepto central del libro era “Yavé como el Santo de Israel”. Para William Dumbrell, la unidad teológica se halla en “el interés y la devoción de Yavé por la ciudad de Jerusalén”. La santidad y la monarquía divina son subtemas. Para John Oswalt no se trata solamente de un tema teológico unificador, sino del énfasis de Isaías en teología. Oswalt descubre “una reflexión teológica extendida” en el libro. En este aspecto, él rastrea los temas de la justicia, la teología del Mesías, la exaltación y la humillación y Dios.

El tema principal de “la relación entre Dios, Israel y las naciones y del papel del Siervo del Señor” es identificado por Robin Routledge teniendo como base la identificación de una estructura narrativa del libro de Isaías como mayormente poético (con algunos pasajes narrativos).

La respuesta del lector.

Las interpretaciones que focalizan en la respuesta del lector cambian el enfoque del texto hacia el lector. En la interpretación de Isa 36–39 de Katheryn Darr, ella excluye la información acerca del asedio a Jerusalén del 701 a.C. que se encuentra en 2 Rey 18 y en los anales de Senaquerib. El lector implícito de Isaías no tendría esta información y, por lo tanto, interpretaría Isa 36–39 basándose únicamente en los capítulos de Isaías anteriores.

John Watts también interpreta la estructura del libro tal y como existe en la actualidad desde el punto de vista de un lector situado en 435 a.C. La estructura unificadora en su opinión es la de un drama en 12 actos.

Edgar Conrad llama la atención sobre “el truco del redactor que desaparece”, un concepto de John Barton que desarrolla la idea de que el editor se vuelve menos editor y más autor (por lo tanto, el redactor desaparece). Conrad observa un continuum entre los intérpretes de la forma final, entre quienes opinan que un autor reunió las citas (compilación) y quienes sostienen que un autor trabajó con las fuentes (escribió). John Noble llama a esto la distinción entre Teorías de Citas y Teorías de Recursos.

Dentro de ese continuo, Conrad favorece los recursos como un modelo para interpretar Isaías debido a que considera que la información para identificar los recursos es inaccesible. Esto es más bien un enfoque en la formación del libro por parte de la comunidad postexílica, desconectado de un profeta original o del posterior proceso del canon. Al fin y al cabo, el “sentido de un texto depende del lector”.

Richard Schultz intenta adaptar este abordaje de modo que sea relevante para los intérpretes evangélicos. Para esto, observa textos relacionados dentro de Isaías y dentro del Antiguo Testamento (Pentateuco, Jeremías, Ezequiel). También se interesa en textos de un período posterior que podrían haber influido al lector contemporáneo. Así, descubre conexiones con la literatura apocalíptica (2 Pedro, Apocalipsis), los exploradores (Cristóbal Colón), los cuáqueros (las pinturas de Edward Hicks) y el arte kitsch. Si bien los textos que son cronológicamente posteriores no podrían haber influido al autor de Isaías, Schultz se enfoca en el lector y en identificar una interpretación que no necesariamente será más precisa, pero sí de mayor riqueza.

Walter Brueggemann enfatiza la aplicación de la teología de Isaías a contextos contemporáneos (Isaiah 1–39, 6–7). Él ha estudiado los procesos sociales que dieron forma a la literatura y recomienda las siguientes correlaciones para la forma canónica:

  • Isa 1–39: una crítica de la ideología
  • Isa 40–55: una aceptación pública del dolor que lleva a la esperanza
  • Isa 56–66: una liberación de la imaginación social

Alternativo.

Existen también interpretaciones alternativas de Isaías (no necesariamente canónicas), como ser la interpretación feminista y la no Occidental, ambas se alejan de las demás. Christopher Devanesan presenta objeciones a las implicaciones raciales de las interpretaciones de Isa 1:18 que ven al “carmesí” como una metáfora de la culpa y a la “nieve” como una metáfora de la inocencia. En cambio, sugiere una explicación: “A pesar de que tus pecados están vivos y coleando (carmesí), haré que dejen de existir (más blancos que la nieve)”.

La interpretación feminista se concentra en: la violencia contra la mujer en la metáfora del matrimonio en Isa 47; el destino de la mujer en Isa 3 y 47; el lenguaje inclusivo; la terminología maternal acerca de Dios (Isa 42:14; 43:6; 49:15; 49:22; 51:2) y la descripción de la mujer.

El pequeño Apocalipsis (Isa 24–27)

Los capítulos de Isaías 24–27 se conocen a menudo como “el pequeño Apocalipsis”; muchos eruditos consideran que estos fueron los últimos capítulos de Isaías en escribirse. Tres problemas principales han dominado el estudio de estos capítulos:

  • el género literario
  • la estructura externa
  • el marco histórico (incluyendo fecha, autoría e identificación de la ciudad destruida).

Género de Isa 24–27.

El género de Isa 24–27 ha sido identificado tanto como apocalíptico, como escatológico. Hay también elementos de canto de victoria y de lamento de la ciudad.

Elementos apocalípticos y escatológicos en Isa 24–27.

Isa 24–27 comparte una serie de características con la literatura apocalíptica:

  • Alcance mundial (Isa 24:1, 18–20; Ezec 38:19–20; Zac 14:4–5)
  • Desarrollo de un banquete (Isa 25:6; Apoc 19:9)
  • Castigo del ejército celestial (Isa 24:21; Enoch 18:13–16; Apoc 20:2–3)
  • Victoria sobre la muerte (Isa 26:19)
  • Presencia de la trompeta (Isa 27:13)
  • Escondite de los fieles (Isa 26:20)
  • Lenguaje velado y simbólico (Isa 27:1).

Bernard Duhm comparó el género de los capítulos 24–27 a las obras apocalípticas como los oráculos sibilinos, Daniel y Enoc.

La victoria sobre la muerte o resurrección es un elemento de la literatura apocalíptica. Isa 25:8, NVI habla acerca de devorar a la muerte, y Goldinjay percibe esto como una abolición de la muerte de forma permanente, pero que no es lo mismo que la resurrección (Dan 12:2;  Isa 26:19) no obstante, sí habla de muertos que viven. Philip Smitz toma las referencias a la resurrección como metáforas de un renacimiento político, como lo son en Eze 37.

Kaufmann también relacionó las alusiones de resurrección a las metáforas del resurgimiento y escape de la muerte por parte de los enfermos y de los que sufren (Isa 25:8; 26:19; comparar Eze 37; Sal 88:4; 143:3;  Isa 24–27, 8).

Algunos intérpretes han preferido identificar el género de los capítulos 24–27 como “escatología profética” en lugar de “apocalíptica”. Es posible enfocarse en el tema central del juicio al mundo y el contraste entre el poder de Dios y el poder del mundo para ser consistentes con la escatología profética.

Yehezkel Kaufmann vio también categorías proféticas en elementos tales como el castigo de las huestes del altísimo, las cuales relaciona con el día de Yavé en los profetas (Isa 24:21; Amós 4:13; Ose 4:3). También, observa que el leviatán y la serpiente en Isa 27:1 tienen un antecedente cananeo y no necesitan ser explicados como apocalípticos.

Crítica de la forma.

Cinco pasajes en Isa 24–27 fueron identificados como cánticos de victoria por Paul Lohmann. Gunnar Hylmö entendió los capítulos 25 y 26 como una liturgia profética que incluía himnos, oráculos y una lamentación.

Lamento de la ciudad.

Isa 24–27 tiene algunos elementos propios del género de lamento. Se describen distintas clases de personas en Isa 24:2 (pueblo, sacerdote, siervo, amo, criada, ama, comprador, vendedor, prestamista, prestatario, acreedor, deudor). Esto se utiliza para demostrar que un mismo desastre afecta a todos. Lam 5:11–14 menciona mujeres, vírgenes, príncipes, ancianos, viejos y jóvenes, y Ecl 12:3 menciona guardas de la casa, hombres fuertes, molenderas y quienes miran por las ventanas. Otro elemento común en los lamentos de la ciudad es el cese de la música (Isa 24:8; Ecl 12:4; Lam 5:14).

Estructura.

Se han realizado distintas sugerencias acerca de la estructura de Isa 24–27, pero existe una división entre los eruditos acerca de cómo los capítulos encajan con el resto del libro de Isaías.

Estructura de Isa 24–27.

Según Rudolf Smend, los capítulos 24–27 se centran alrededor de dos temas: el castigo de Israel por su pecado y la caída inminente de Moab como causa de regocijo y esperanza. El resto de los capítulos desarrolla estos temas.

Para Georg Fohrer tres liturgias proféticas independientes proporcionan la estructura de los capítulos 24–27. Estas se encuentran en Isa 24:1–20, 24:21–25:10 y 27:1–13. Fohrer considera al capítulo 26 como de transición y fecha los capítulos 24–27 en el siglo quinto.

Bernard Duhm estableció que la estructura literaria de Isa 24–27 era apocalíptica y lírica. Benedikt Otzen rechaza esta mirada en favor de un abordaje temático y se enfoca en el juicio mundial universal (preexilio) y los pasajes de Sion (posexílicos). Estos temas se alternan a lo largo de Isa 24–27.

Un abordaje temático llevó a William Millar a delinear los capítulos 24–27 en base al himno del guerrero divino que se encuentra en Salmos y en Isa 40–66. Él basó este análisis en temas que se encuentran también en la literatura ugarítica: la amenaza, la guerra, la victoria y la celebración.

Dale Lewis identificó la estructura basándose en los recursos retóricos como la repetición la inclusión. Encontró dos divisiones principales-24:1–20 y 24:21–27:1. La primera consiste del juicio profético, el lamento comunitario y una respuesta a un himno. La segunda refleja los temas y acontecimientos de une festival de entronizamiento.

Conexión entre Isa 24–27 y el resto del libro.

La comprensión histórico-crítica convencional de Isa 24–27 establecía que este segmento era una composición o compilación separada del resto del libro que databa del siglo segundo a.C. y que se trataba de una de las últimas composiciones del Antiguo Testamento. Alberto Soggin la identificó como una de las cuatro partes más importantes del libro (junto con los capítulos 1–39 [sin incluir 24–27], 40–55, y 56–66). Philip Smitz identificó tres motivos por los cuales Isa 24–27 ha sido considerado una unidad aparte:

  • ausencia de una conexión verosímil con el período neoasirio
  • vocabulario y sintaxis distintivos
  • temas e imágenes generalmente asociadas con períodos posteriores de la historia de Israel.

Más recientemente, a medida que el interés acerca de la forma final de Isaías crece, hay más intentos de descubrir cómo funciona Isa 24–27 dentro del libro. Gordon McConville sugiere que los capítulos 24–27 funcionan como una conclusión a los oráculos contra las naciones en los capítulos 13–23. Los oráculos contra las naciones tienen un alcance internacional y los capítulos 24–27 lo llevan más allá a partir de acontecimientos cósmicos. Ambas unidades funcionan juntas para mostrar la soberanía de Dios sobre toda la tierra.

Debido a que los capítulos carecen de referencias históricas específicas, Goldingay prefiere verlas como una continuación del movimiento desde un enfoque en Judá en Isa 1–12, hacia las naciones en Isa 13–23, y luego hacia el mundo entero en Isa 24–27.

El estudio de Marvin Sweeney de los capítulos 24–27 identifica siete citas o alusiones textuales al resto del libro de Isaías. Estas se identifican a partir de su “alta correspondencia léxica y correlación temática”. Las conexiones vienen de los capítulos 2, 4, 5, 11, 13, 17, 21, 32, 33 y 66. John Oswalt identifica una estructura de quiasmo en Isa 1–39. En los capítulos 24–27 el triunfo de Dios sobre las Naciones se erige como el clímax de ese quiasmo.

Escenario de Isa 24–27.

Se han sugerido una serie de escenarios geográficos e históricos para Isa 24–27.

La ciudad destruida.

El marco histórico de Isa 24–27 está determinado por la identificación de la ciudad destruida (Isa 24:10; 25:2; 26:5; 27:10, ver 26:1). Se han elaborado tres hipótesis principales:

  • Una ciudad en Moab
  • Babilonia
  • Jerusalén

Moab es pisoteada en Isa 25:10–12. Tres versículos de Isaías aparecen también en Jer 48 en un oráculo contra Moab (24:16–18). Esto sugiere que Moab podría ser también el punto de enfoque de Isa 24. La referencia a Moab en Isa 25:10–12 fue el punto de partida histórico de E. S. Mulder, quien relacionó la caída de Moab ante los nabateos en el siglo tercero y por lo cual fechó los capítulos alrededor del 270 a.C. En este caso, la referencia a Moab podía ser considerada un agregado, una alteración de lo escrito o una referencia simbólica.

Según Wilhelm Gesenius, el pensamiento académico dominante durante el siglo 19 se centró en Jerusalén y Babilonia como las dos ciudades posibles mencionadas en los capítulos 24–27. Gesenius observó descripciones de la caída de Jerusalén en los capítulos 24 y 27 (como un suceso ya pasado) y en los capítulos 25 y 26, la expectativa sobre la caída de Babilonia.

Mark Biddle ve ambigüedad en el texto; la naturaleza pecaminosa de Babilonia o la de Jerusalén llevan hacia la nueva Jerusalén.

Un cuarto abordaje sobre la identidad de la ciudad en Isa 24–27 considera una condenación a la vida de la ciudad en general.

Marco temporal.

Las teorías para establecer el marco temporal de Isa 24–27 oscilan entre el periodo del preexilio hasta el período posexílico. Edward Kissane sugirió una fecha cercana al siglo octavo. En lugar de discutir que ideas como la de la resurrección pueden provenir de un período anterior, él interpretó a Isa 26:19 como un resurgimiento político y a Isaías 25:8 como el fin de la muerte a causa de la violencia.

Christopher Seitz fecha Isa 24–27 en el período babilónico, específicamente entre el 586 a.C. y el 538 a.C. Sostiene esta fecha debido a que Babilonia no es solamente el agente de destrucción de las naciones, sino también el sujeto del juicio de Dios sobre el orgullo humano (Isa 12–23; 24:12; 25:2; 26:5). Así, el juicio de Dios llega sobre su agente de juicio.

El Período macabeo es el marco de tiempo histórico para Otto Ludwig, quien identificó dos escenarios diferentes: la caída de Jerusalén ante Antíoco Epífanes en 168 a.C. y el derrocamiento de la acrópolis Acra de Jerusalén a manos de Simón Macabeo en 141 a.C. Él realiza esta distinción al estudiar diferentes palabras para ciudad y fortaleza en Isa 24–27.

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