EL ÁNGEL DEL SEÑOR [Jueces 13:2-25]

EL ÁNGEL DEL SEÑOR
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¿Quién es el ángel del Señor?

La palabra ángel se usa más de trescientas veces en la Biblia. Generalmente se refiere a un ser creado y mensajero espiritual que sirve a Dios y cuida a su pueblo en la tierra. Pero en algunos casos, es evidente que cuando se usa la palabra ángel, se da a entender más que un ser creado. No se refiere a un mensajero de Dios sino a Dios mismo.

Esto es particularmente cierto cuando la Biblia usa frases como “el ángel del Señor” o “el ángel de Jehová”. Por lo tanto, cuando encontramos un ángel del Señor o un ángel de Jehová en las páginas de la Escritura, no podemos tomar por sentado que es un ser creado. Al contrario, tenemos que determinar la identidad del ángel y preguntarnos: “¿Es este ángel uno de los asistentes de Dios o es el mismo alguacil?”

El ángel del Señor como asistente

Cuando la expresión ángel del Señor aparece en los evangelios del Nuevo Testamento o en el libro de los Hechos, siempre se refiere a un ángel creado. Un ángel del Señor le apareció a José en un sueño (Mateo 1:20). Después, un ángel del Señor dirigió a José a Egipto (Mateo 2:13) y de regreso a Israel (Mateo 2:19). Cuando Jesús nació, un ángel del Señor apareció a los pastores (Lucas 2:9). 

Cuando Jesús resucitó, un ángel del Señor abrió su tumba y le mostró al mundo que estaba vacía (Mateo 28:2). Fue también un ángel del Señor quien guió a Felipe al eunuco etíope (Hechos 8:26) y liberó a Pedro de la prisión (Hechos 12:7). En una nota más negativa, fue un ángel del Señor quien hirió al rey Herodes (Mateo 12:23). En cada caso, Dios envió a uno de sus asistentes angélicos para llevar a cabo su voluntad.

El ángel del Señor como alguacil

Es en el Antiguo Testamento y en el libro del Apocalipsis en el Nuevo Testamento donde la expresión ángel del Señor o ángel de Jehová a menudo se refiere a más que a un ángel creado. Para determinar si estamos tratando con un asistente o el aguacil del cielo y de la tierra, tenemos que mirar el contexto. Así como un representante de la ley a menudo lleva una placa para mostrar sus credenciales, a veces el ángel del Señor revela que no es sólo enviado por Dios, sino que es Dios.

A veces no hay suficiente evidencia para hacer una identificación positiva. Por ejemplo, no sabemos si el ángel que libró a Ezequías de Senaquerib, rey de Asiria, fue el Alguacil o uno de sus asistentes. 

Segundo de Reyes 19:35 dice: “Aconteció que aquella misma noche salió el ángel de Jehová y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil hombres”. 

En este relato, no se puede determinar la identidad del ángel. El relato paralelo en 2 Crónicas 32:21 es aun menos específico cuando dice que “Jehová envió un ángel” para realizar esta tarea. Con base en la evidencia, no podemos decir si fue un ángel creado o Dios mismo apareciendo como el ángel del Señor.

Pero muchas veces en el Antiguo Testamento podemos hacer una identificación positiva. La primera vez que el ángel del Señor aparece en la Escritura es a Agar, la criada de Sara la esposa de Abraham. 

Cuando Sara la maltrató, Agar huyó al desierto; Génesis 16:7 dice: “La halló el ángel de Jehová”. Después, este ángel prometió: 

“Multiplicaré tanto tu descendencia, que por ser tanta no podrá ser contada” (versículo 10). 

Aun Agar sabía que fue más que un ángel creado quien le hizo esa promesa. El versículo 13 dice: 

“Entonces dio Agar a Jehová, que hablaba con ella, el nombre de: ‘Tú eres el Dios que me ve’, porque dijo: ‘¿Acaso no he visto aquí al que me ve?’ ”.

El mismo ángel del Señor le apareció de nuevo en fecha posterior. Por instrucciones de Dios, Abraham envió a Agar y a su hijo fuera de su casa. Cuando ellos estaban al borde de la desesperación, Génesis 21:17 declara: 

“El ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo”. 

Una vez más el ángel le prometió a Agar que haría de su hijo una gran nación, promesa que sólo Dios puede hacer.

El ángel del Señor también apareció a Abraham cuando estaba en el monte Moriah con su hijo Isaac. Cuando estaba a punto de sacrificar a Isaac, la Biblia dice: 

“Entonces el ángel de Jehová lo llamó desde el cielo… No extiendas tu mano sobre el muchacho ni le hagas nada, pues ya sé que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste a tu hijo, tu único hijo” (Génesis 22:11, 12). 

Solamente Dios podría haber pronunciado esa declaración. No fue un asistente, sino el Aguacil, Dios mismo, quien le apareció a Abraham en el monte Moriah.

El ángel del Señor le apareció a personas en muchas otras ocasiones. En algunos casos su identidad es aun más clara. Cuando el ángel del Señor le apareció a Jacob en un sueño, le dijo: 

“Yo soy el Dios de Bet-el” (Génesis 31:13). 

Y cuando Moisés fue llamado a sacar de Egipto al pueblo de Dios, el relato dice: 

“Se le apareció el ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza” (Éxodo 3:2). 

Después ese ángel se identificó como el Dios “YO SOY”, el Señor de gracia que es por los siglos de los siglos y que muestra misericordia a su pueblo.

Una de las más impresionantes apariciones de este ángel fue cuando sacó al pueblo de Israel de Egipto. Éxodo 14:19 dice: 

“El ángel de Dios que iba delante del campamento de Israel, se apartó y se puso detrás de ellos”. 

En este caso la presencia del ángel era visible en la columna de nube y en la columna de fuego que guiaba y protegía al pueblo de Dios. Y cuando Moisés estaba recibiendo la ley en el monte Sinaí, el Señor le dijo; 

“Yo envío mi ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te introduzca en el lugar que yo he preparado. Compórtate delante de él y oye su voz; no le seas rebelde, porque él no perdonará vuestra rebelión, pues mi nombre está en él” (Éxodo 23:20, 21). 

Este ángel del Señor no sólo sacó de Egipto al pueblo de Israel, sino también los llevó a la tierra prometida de Canaán.

Además de los casos que hemos mencionado, el ángel de Jehová se apareció también: a Josué (Josué 5), a Gedeón (Jueces 6), y a los padres de Sansón (Jueces 13). En cada uno de los casos, la Biblia revela que ese ángel era Dios mismo. 

Es notable que el ángel de Jehová visitara al pueblo de Dios especialmente durante el período de los patriarcas y los jueces. Eso nos muestra que antes de la venida de los profetas, Dios usó un profeta especial, el ángel del Señor para comunicarse con su pueblo y consolarlos con la promesa del Salvador.

Mirando el libro de Apocalipsis, vemos nuevamente que el contexto determina la identidad del ángel. Por ejemplo, el ángel que se menciona en Apocalipsis 20:1 parece ser más que un ser creado ya que se le atribuye prender “al dragón, la serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás” (versículo 2) y arrojarlos a la prisión del infierno. Como esto se refiere a la obra redentora de nuestro Salvador Jesucristo, este ángel podría referirse nuevamente al Hijo de Dios.

El ángel del Señor como Cristo pre-encarnado 

EL ÁNGEL DEL SEÑOR

En el Antiguo Testamento el ángel de Jehová era a menudo Dios mismo. Él habló de sí mismo como Dios e hizo promesas que sólo Dios podría hacer. Pero algunas veces este ángel también se distinguió de Dios. Veamos una vez más Éxodo 23:20, 21 donde el Señor le dijo a Moisés: 

“Yo envío mi ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te introduzca en el lugar que yo he preparado. Compórtate delante de él y oye su voz; no le seas rebelde, porque él no perdonará vuestra rebelión, pues mi nombre está en él”.

 Aunque el Señor está enviando este ángel, el que es enviado debe ser obedecido y respetado como a Dios.

La misma distinción es evidente cuando el Señor se apareció a Abraham en el monte Moriah. El ángel del Señor le dijo: 

“Ya sé que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste a tu hijo, tu único hijo” (Génesis 22:12). 

Aquí nuevamente el ángel no sólo habló de Dios, sino que se refirió a sí mismo como Dios.
Estas secciones pueden parecer enigmáticas hasta que recordemos el misterio de la Trinidad: tres personas en un solo Dios. Las tres son Dios pero son tres personas distintas.

Como el Padre es quien envía, este ángel del Señor tendría que ser el Hijo o el Espíritu Santo. No es probable que este ángel se refiera al Espíritu Santo porque muchos pasajes del Antiguo Testamento se refieren específicamente a ese miembro de la Trinidad. Eso nos llevaría a concluir que este ángel del Señor es el Hijo de Dios antes de que se hiciera verdadero hombre como hijo de María.

Aunque celebramos el nacimiento de Jesús en Belén, él también existía en el tiempo del Antiguo Testamento, no como el Dios-hombre, sino como verdadero Dios. Como los otros miembros de la Trinidad, Jesús es Dios desde la eternidad. Él estuvo presente cuando Dios el Padre “mandó, y existió” (Salmo 33:9) y cuando “el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” (Génesis 1:2). Jesús destacó su naturaleza eterna cuando le dijo a unos fariseos incrédulos: 

“Antes que Abraham fuese, yo soy” (Juan 8:58).

Pero, ¿cómo podemos estar seguros de que este ángel del Señor fue realmente el Cristo pre-encarnado? Se halla prueba convincente en los muchos pasajes del Nuevo Testamento que indican que Jesús fue enviado por el Padre para proclamar la Palabra de Dios. 

La noche antes de su muerte, Jesús les dijo a sus discípulos: 

“La palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió” (Juan 14:24). 

Y después de su resurrección Jesús les dijo de nuevo a sus seguidores: 

“Como me envió el Padre, así también yo os envío” (Juan 20:21). 

Esto nos llevaría a concluir que el ángel del Señor que Dios envió en tiempo del Antiguo Testamento fue a menudo el Cristo preencarnado.

Así como el Padre envió a su Hijo a proclamar el mensaje de vida en el Nuevo Testamento, también lo envió numerosas veces como su mensajero especial en el Antiguo Testamento. Como dice Juan: 

“El Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros” (Juan 1:14). 

Este “Verbo” le reveló la voluntad de Dios a la gente en los tiempos del Antiguo Testamento así como también en los del Nuevo Testamento.

 Fue el profeta especial de Dios, enviado a proclamar el mensaje divino al mundo. Por su Palabra este ángel del Señor nos sigue revelando su voluntad hoy, para que todo el que invoque el nombre del Señor sea salvo.

EL ÁNGEL DEL SEÑOR

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