¿QUÉ ES UN SERMÓN EXPOSITIVO? [Nehemías 8:1-18]

SERMÓN EXPOSITIVO
Tabla de contenidos

¿Por qué un sermón expositivo?

La primera vez que escuché sermones expositivos o un verdadero sermón expositivo quedé admirado. No llegaba a comprender de dónde surgía el atractivo y el poder que el sermón me había transmitido. 

Intenté analizar al predicador (que era pastor de una gran iglesia muy evangelizadora y con centenares de miembros), pero me di cuenta de que necesitaba tener su perspectiva. De manera que fui a hablar con él, y él compartió conmigo su “secreto”.

1) Cuando el predicador expone la Palabra, experimenta de una manera inexplicable la promesa … y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca (Jer. 15:19). Martín Lutero siempre identificaba al sermón con la misma voz de Dios, y lo hacía de tal manera que al referirse al sermón lo llamaba, precisamente, “la palabra de Dios”.

2) La emoción de predicar un sermón expositivo reside en el “sentido de autoridad” que emana de la exposición de la Escritura, no de una estructura ingeniosamente planificada. Por otro lado, la predicación expositiva permite que el mensaje penetre con convicción en los corazones (He. 4:12). ¿Quién podrá argumentar con Dios?

3) Asimismo, durante la predicación expositiva los asuntos “delicados” se tratan con naturalidad y sin ofensa. No estoy dando mis puntos de vista ni mi posición sino que hago resaltar lo que ya dijo Dios mismo.

4) Aunque el expositivo es el método de predicación por excelencia, no por ello ha de usarse en forma exclusiva ya que no es necesario ni conveniente. La exposición debe ser la espina dorsal del ministerio, lo que sostiene a todo lo demás en su lugar.

Nehemías describe la tarea del predicador: Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura (8:8). Los oyentes necesitan tomar conciencia de la veracidad y actualidad de los pasajes bíblicos; y es privilegio y deber del predicador ser administrador de los misterios de Dios, presentando en forma sencilla las verdades divinas que han sido reveladas.

No conozco una definición plenamente satisfactoria de sermón expositivo, y es bueno ya que de otra manera sería algo exacto, matemático y mecánico. Todos los métodos de predicación tienen ciertos rasgos similares puesto que todos tienen el mismo libro de texto, y el mismo Dios a quien proclamar. No obstante, es aconsejable distinguir las diferencias.

Primeramente demos un vistazo, por vía de contraste, a lo que no es y a lo que sí es un sermón expositivo.

LO QUE NO ES UN SERMON EXPOSITIVO

No es un estudio bíblico.

(a) No es estudio bíblico por cuanto éste trae a colación otros pasajes. Quien dirige o predica un estudio bíblico conduce a los oyentes en una “cacería espiritual”, por así decirlo, donde se examina, compara y contrasta texto con texto, doctrina con doctrina.

(b) No es estudio bíblico por cuanto éste entra en detalles menores de cada pasaje y se detiene en una palabra para examinarla microscópicamente, desmenuzarla y saborearla. No así el sermón expositivo.

(c) No es estudio bíblico por cuanto éste, en términos generales, no es un mensaje—por más que se saquen conclusiones y se señalen exhortaciones—sino un análisis.

(d) El estudio bíblico, por otra parte, es el proceso que culminará en exposición.

No es un sermón temático.

En el sermón temático el predicador examina un tema específico a través de la Escritura, por ejemplo “el amor de Dios”. Aunque tales temas son útiles y beneficiosos tanto en la evangelización como en la edificación de los nuevos cristianos, el sermón expositivo es más que eso.

No es un estudio doctrinal.

La “sana doctrina” que Pablo tanto enfatiza (1 Ti 1:10; 4:6, 16; Tito 2:1) es imprescindible para la vida cristiana ya que sin ella no habría cristianismo sano. Si bien el sermón expositivo contiene doctrinas (así como el oxígeno siempre está presente en el agua), no es un estudio específico de la doctrina del pasaje o de cierta doctrina bíblica.

No es evangelismo en el sentido estricto de la palabra.

No se dirige al inconverso en la congregación sino a todos los oyentes, en especial a los ya cristianos. A pesar de ello, el predicador expositivo descubrirá que aunque sus mensajes no son de neto corte evangelístico, continuamente se convierte gente en su iglesia porque la fe es resultado de oír la Palabra de Dios (Ro. 10:17).

No es un comentario corrido.

No es tomar un pasaje, ir leyendo versículos, hacer algún comentario apropiado, luego leer otro versículo, comentar, etc. Tampoco es leer un comentario de nuestra biblioteca para entonces repetir a la congregación las ideas del escritor.

No es idear un bosquejo dentro del pasaje.

Este es el error más común en el concepto de mensaje expositivo. No hay predicación expositiva cuando el predicador cree descubrir una palabra que se repite varias veces en el pasaje, y comienza a divagar, creando un sermón que prácticamente se desvía del pasaje y de su enseñanza central. Como resultado, el oyente con discernimiento se dice: “El predicador está usando el pasaje como excusa. Lo escucharé, pero que no trate de hacerme creer que está exponiendo el pasaje.”

No es un sermón textual.

Cuando se realizan de manera correcta, tanto el sermón expositivo como el textual presentan grandes similitudes. La diferencia es que el sermón textual por lo general se basa en un versículo.

LO QUE SI ES UN SERMON EXPOSITIVO

Exponer es declarar, interpretar, explicar el sentido genuino de una palabra, texto o doctrina que puede tener varios o es difícil de entender. Expositivo, entonces, es aquello que explica, declara o interpreta.

Estas definiciones son incompletas en lo que a exposición bíblica se refiere. Exponer la Biblia es abrir las Escrituras, desarrollar y explicar un pasaje. La exégesis descubre el significado del texto, y la exposición presenta ese significado de una manera lógica, apropiada y eficaz.

Podemos comparar el sermón expositivo a una rueda. El tema principal representa el eje, y los pensamientos que emanan de él son los rayos. El sermón expositivo debe ser una unidad completa: una rueda. Consideremos algunas características.

Es procedimiento lógico.

Es lógico porque hace un estudio de la Biblia en la manera y orden en que fue escrita, y explica y aplica la Escritura en el orden que Dios desea. La exposición considera un pasaje párrafo por párrafo, o verdad por verdad, en vez de hacerlo versículo por versículo. Por ser un procedimiento lógico y normal, no debiera intimidar sino animar a que muchos lo practiquen.

Es caminata.

Predicar expositivamente es caminar dentro del pasaje junto con los personajes que protagonizaron el incidente o hicieron historia con sus dichos y acciones. Por ejemplo, si es una epístola paulina, caminamos con Pablo y con la gente a quien él se dirigió.

Es descubrimiento.

Es descubrir el universo de conceptos, emociones, imágenes y realidades que encierra el pasaje.

Es cofre.

Hay que hallar la llave y la clave del pasaje, extraer el contenido del cofre divino y exponer las joyas a la mirada del pueblo. 

Jesús dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas (Mt. 13:52). El Señor Jesús hace una comparación grandiosa en cuanto a guardar en la mente y en el corazón la profundidad de las verdades de Dios. Hay que ser docto en el conocimiento de la Palabra, como así también en experiencias, lecciones de la historia de la iglesia, y todo lo que pueda enriquecer a un maestro de la Biblia. Como resultado, cuando llegue el momento de enseñar fluirán desde el corazón tesoros de cosas nuevas y antiguas.

Es exposición.

Es exponer al pueblo a la Palabra de Dios (Sal. 119:130). Los oyentes deben estar ante la Biblia a cara descubierta, sin máscaras ni disfraces (2 Co. 3:18). Además, es exposición de la Palabra ante el pueblo. Que en ella y por ella el pueblo vea al Dios viviente (Hch. 10:36; He. 2:12).
Nehemías 8:3–8 es una descripción de lo que sucede cuando se predica un mensaje expositivo: Leyeron del libro de la ley, Esdras hizo claro el significado (interpretación) y la gente entendió lo que se leía (aplicación).

Es explicación.

El mensaje expositivo trata y explica el asunto central, básico y primordial del pasaje. No incluye los aspectos periféricos o demasiado detallados de una cuestión. Por lo general, la porción a predicar consiste en un párrafo o varios versículos que se combinan para presentar un pensamiento completo. El sermón expositivo primero descubre y declara ese pensamiento central, y luego procura exponer y aplicarlo a la luz de ese pasaje en particular.

Es sermón.

La palabra sermón tiene su origen en una voz latina que significa “estocada”. Esto indica su propósito bien definido, herir al oyente en su alma con la espada del espíritu (Ef. 6:17).

El Dr. Austin Phelps dijo: “Un sermón es un discurso dirigido a la mente popular, sobre verdades contenidas en la Biblia, elaborado cuidadosamente, procurando persuadir a los oyentes.” Y como sermón, la predicación expositiva tiene todas sus características naturales: estructura, organización, ilustraciones, introducción, conclusión.

Es variedad.

No cansa pues ofrece tanta variedad como la Palabra de Dios misma, que es fuente inagotable. Este tipo de predicación suministra al predicador suficiente material para toda una vida de predicación. El predicador nunca llegará al fondo del barril sino que siempre habrá material para otros sermones, y habrá “abundancia de pan” tanto para él como para el oyente.

UTILIDAD Y VALOR DEL MENSAJE EXPOSITIVO

Características más sobresalientes:

Ofrece variación temática y continuidad.

Todos corremos el riesgo de vivir en un círculo cerrado. Sin darnos cuenta repetimos mensajes y bosquejos. A veces preparamos sermones que resultan monótonos, cansadores, y con frecuencia repetitivos. 

Al predicar expositivamente a través de la Biblia semana tras semana, salimos del círculo de doctrinas favoritas o denominacionales, y mostramos en forma mucho más completa lo que Dios dice en su Palabra. De esa manera evitamos ser parciales, exclusivistas y obtusos. Además, tenemos la oportunidad de hablar sobre temas que, de otra manera, pasaríamos por alto.

Alimenta.

Alimentemos al pueblo de Dios con comida sólida y nutritiva, sirviéndoles en el plato dominical el suculento alimento que la predicación expositiva hace posible.

Anuncia todo el consejo de Dios.

Cuando el apóstol Pablo pensó que debía dejar para siempre a su amada iglesia en Efeso, fue un alivio saber que ante Dios él estaba limpio de la sangre de todos ellos por no haberse negado a anunciarles todo el consejo de Dios (Hch. 20:27). Además el salmista declara: La suma de tu palabra es verdad (Sal. 119:160). El peso acumulado de la verdad es lo que más eficazmente instruye al cristiano.

Se requiere el uso de toda la Escritura para la edificación del Cuerpo de Cristo pues cada parte fue divinamente inspirada y registrada con un propósito definido: ministrar al cristiano (2 Ti. 3:16, 17).

El famoso predicador británico Spurgeon exhortaba a sus estudiantes: “Cualquier parte de la Biblia es provechosa, y vuestro deber no es tan sólo predicar la verdad sino la verdad entera. No insistáis constantemente sólo en una verdad. La nariz es muy importante como parte constituyente del rostro humano, pero retratar sólo la nariz de un hombre, no sería un modo satisfactorio de copiar su cara.”

Es la misma Palabra de Dios.

No son palabras humanas sino divinas. Cuando Dios habla, la conciencia que escucha no puede menos que sacudirse. A veces surgen problemas en las iglesias porque algún miembro o familia acusa al pastor de que el sermón fue dirigido a ellos en forma personal y ofensiva (y lamentablemente en ocasiones es cierto). La predicación expositiva evita ese tipo de acusaciones porque la Palabra de Dios llega al corazón en forma natural y directa, y exhorta al oyente.

Capacita al cuerpo de Cristo.

La tarea del pastor no es hacer, supervisar y decidir todo sino capacitar al cuerpo de Cristo para que éste lleve a cabo el ministerio (Ef. 4:11–16). El predicador es usado por Dios para edificar a los santos de modo que los santos—no el pastor—hagan la obra del ministerio. De manera que con la predicación expositiva tanto el uno como los otros ocupan su correspondiente lugar.

Quien predica mensajes expositivos en forma regular, pronto descubrirá que la iglesia crece en la fe y los fieles llegan a convertirse en maestros. En realidad, podríamos comparar la predicación expositiva con un instituto bíblico.

Libra del eterno dilema de elegir temas aislados.

A menudo el predicador se enfrenta a la decisión de escoger temas para sus mensajes. Por otra parte, si está predicando sobre determinado libro de la Biblia semana tras semana, la elección ya no debe hacerse pues cada mensaje corresponderá al pasaje “de turno”. De ese modo, el predicador se verá libre de la tendencia de usar caprichosamente textos aislados. Estos serán considerados a la luz del contexto, y serán interpretados, explicados y aplicados en forma correcta.

Cautiva, encanta y fascina.

La buena predicación expositiva crea tal fascinación e interés que a la gente le resulta difícil esperar una semana para saber cómo sigue el pasaje ya que desean continuar escuchando verdades vivientes. Por otro lado, la predicación expositiva estimula a que el pueblo regrese domingo tras domingo pues no quiere perderse ningún párrafo bíblico.

Muchos pastores me han compartido su experiencia de que al predicar expositivamente en forma regular, los cultos comenzaron a crecer en asistencia y los jóvenes se convirtieron en el público más atento.
Al recordar la exposición que había hecho Jesús, los hombres de Emaús se dijeron: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras … y cuando nos abría las Escrituras? (Lc. 24:32). Este tipo de predicación no sólo cautiva a la gente sencilla y a la juventud, sino también a personas cultas que por su preparación demandan continuidad, orden y lógica en un mensaje. El sermón expositivo, entonces, puede convertirse en útil aliado de pastores sencillos al frente de una congregación de extracciones variadas. No es necesario ser doctor en teología para poner en práctica la predicación expositiva.

Hace posible una constante renovación espiritual.

Al recibir mensajes expositivos, la grey avanza hacia la madurez espiritual. Este tipo de predicación ha producido grandes avivamientos. El más notable fue la reforma del siglo XVI. Lutero predicaba y escribía comentarios. Y Calvino, que tanta influencia ha tenido en el mundo cristiano evangélico, era el expositor por excelencia.

Fija la atención en el texto bíblico.

Cuando la congregación sabe que habrá predicación de la Biblia misma, por lo general recordará llevarla al culto a fin de poder seguir el curso del mensaje teniendo ante sí el pasaje en cuestión. Los creyentes desean constatar la exposición y ver las palabras y frases a que hace referencia el predicador. La gente comienza a darse cuenta de que la Biblia no es una serie de versículos colocados arbitrariamente en un lugar, ni temas aislados o difíciles de descubrir. Los creyentes comprueban que la Palabra de Dios es un coherente y coordinado cuerpo de verdades con continuidad lógica e inteligente.

Produce conversiones sólidas.

En diversas ocasiones he sido testigo de personas que se convierten mientras predico un sermón expositivo destinado primordialmente a los miembros de la iglesia.2 He conocido congregaciones donde el pastor cada domingo predica un sólido mensaje expositivo, y después del culto se entregan a Cristo personas de todo rango y cultura.3

Obliga a que el predicador crezca.

John Stott, el gran expositor británico, afirma que la predicación expositiva es una disciplina muy exigente y, quizás por ello, poco frecuente. Sin embargo, los resultados personales bien valen la pena: (a) enriquece y profundiza el conocimiento bíblico; (b) estimula el intelecto y el espíritu, y uno siente emoción al descubrir, conocer y “ver” más de lo eterno; (c) desarrolla la personalidad del pastor o predicador, que crece en su vida espiritual (Ro. 8:29).

Este tipo de predicación cuenta con una fuente casi inagotable, es decir que no se acaba luego de los primeros 20 minutos del sermón, luego de lo cual tal vez comiencen las repeticiones. El problema con que se enfrenta el predicador es: ¿qué es lo que no diré en esta ocasión? Hay tanto material que nos preguntamos cómo podremos limitar nuestro mensaje a 30 ó 40 minutos—o el tiempo que tengamos.

Como esta predicación pone énfasis supremo en la misma Palabra de Dios, exige que el predicador tenga contacto directo con las Escrituras. La predicación sistemática de la Biblia es imposible sin un estudio sistemático de ella.

“Es una bendición—escribió Spurgeon—alimentarse del alma misma de la Biblia hasta llegar a hablar el lenguaje de las Escrituras, y hasta que el espíritu esté sazonado con las palabras del Señor, a fin de que nuestra sangre sea bíblica y la esencia misma de la Biblia brote de nuestro interior.”

SERMONES EXPOSITIVOS

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