DEVOCIONAL DIARIO: FEBRERO

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DEVOCIONAL DIARIO: FEBRERO

1 de Febrero

“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación.” Malaquías 4:2.

Cumplida una vez en el primer advenimiento de nuestro glorioso Señor, y todavía por tener un pleno cumplimiento en Su segunda venida, esta graciosa palabra es también para uso diario. ¿Está el lector en la oscuridad? ¿Se hunde la noche en una negrura más densa? Aun así no hemos de desesperar: el sol habrá de salir todavía. Cuando la noche está más oscura, la aurora está más cercana.
El sol que ha de nacer no es de tipo común. Es El sol: el Sol de Justicia, y cada uno de sus rayos es santidad. El que viene a alegrarnos, viene en el camino de la justicia así como de la misericordia, y no violará ninguna ley ni siquiera salvarnos. Jesús manifiesta tanto la santidad de Dios como Su amor. Nuestra liberación, cuando llegue, será segura porque es justa.
Un punto de indagación ha de ser: “¿tememos el nombre del Señor? ¿Reverenciamos al Dios vivo, y andamos en Sus caminos?” Entonces para nosotros la noche será corta; y cuando llegue la mañana, toda la enfermedad y la aflicción de nuestra alma habrán terminado por siempre y para siempre. Luz, calor, gozo y claridad de visión vendrán, y la curación de toda enfermedad y dolor seguirá después.
¿Ha resucitado Cristo en nosotros? Sentémonos bajo el sol. ¿Ha ocultado Su rostro? Esperemos Su salida. Él resplandecerá tan seguramente como el sol.

 2 de Febrero

“Y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.” Malaquías 4:2.

Sí, cuando el sol brilla, los enfermos abandonan sus aposentos y caminan afuera para respirar aire fresco. Cuando el sol trae la primavera y el verano, el ganado deja los establos, y busca los pastos en los más empinados Alpes. De igual manera, cuando tenemos una comunión consciente con nuestro Señor, dejamos el establo del abatimiento, y caminamos libremente por los campos de la santa confianza. Ascendemos a las montañas del gozo, y nos alimentamos con la dulce pastura que crece más cerca del cielo que el forraje de los hombres carnales.
“Saldréis” y “saltaréis” es una doble promesa. ¡Oh alma mía, has de tener avidez de gozar de ambas bendiciones! ¿Por qué habrías de ser una prisionera? Levántate y camina en libertad. Jesús dice que Sus ovejas entrarán y saldrán y encontrarán pastura; sal, entonces, y aliméntate en los ricos prados del amor infinito.
¿Por qué has permanecer siendo un bebé en la gracia? Crece. Los becerros crecen rápido, especialmente si son alimentados en los establos; y tú gozas del especial cuidado de tu Redentor. Crece, entonces, en la gracia, y en el conocimiento de tu Señor y Salvador. No seas estrechado ni limitado en tu crecimiento. El Sol de Justicia ha salido para ti. Responde a Sus rayos, como los capullos responden al sol natural. Abre tu corazón, expándete y crece en todo en Él.

 3 de Febrero

“El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? Romanos 8:32.

En su forma esta no es una promesa, pero lo es de hecho. En verdad, es más que una promesa, pues es un conglomerado de promesas. Es un conjunto de rubíes, y esmeraldas, y diamantes con una pepita de oro por montura. Es una pregunta que no puede ser respondida nunca negativamente, como para que nos cause ansiedad de corazón. ¿Qué cosa podría negarnos el Señor después de darnos a Jesús? Si necesitáramos todas las cosas del cielo y de la tierra, Él nos las concedería: pues si hubiese habido algún límite en algún punto, no habría entregado a Su propio Hijo.
¿Qué necesito hoy? Sólo tengo que pedirlo. Puedo buscar con denuedo, pero no como si tuviese que ejercer presión para obtener por la fuerza un don involuntario de la mano del Señor; pues Él dará gratuitamente. Por Su propia voluntad, Él nos dio a Su propio Hijo. Ciertamente nadie le habría propuesto ese don a Él. Nadie se habría aventurado a pedirlo. Habría sido demasiado presuntuoso. Él dio libremente a Su Unigénito; y, oh alma mía, ¿no puedes confiar en tu Padre celestial para que te dé cualquier cosa, para que te lo dé todo? Tu pobre oración no tendría fuerza con el Omnipotente, si se requiriera de fuerza; pero Su amor, como un manantial, brota espontáneamente y se desborda para la satisfacción de todas tus necesidades.

 4 de Febrero

“No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.” Juan 14:18.

Él nos dejó y, sin embargo, no nos hemos quedado huérfanos. Él es nuestro consuelo, y Él se ha ido; pero no nos hemos quedado sin consuelo. Nuestro consuelo es que Él vendrá a nosotros, y esa es una suficiente consolación que nos sostiene a lo largo de Su prolongada ausencia. Jesús ya viene en camino: Él dice: “Yo vengo pronto”: Él viaja apresuradamente hacia nosotros. Él dice: “Vendré”: y nadie puede impedir Su venida, o retrasarla aunque fuera un cuarto de hora. Él dice especialmente: “Vendré a vosotros”; eso hará. Su venida es especialmente para y por Su propio pueblo. Esto tiene el propósito de ser el presente consuelo de se pueblo, mientras se duele porque el Esposo no aparece todavía.
Cuando perdemos el gozoso sentido de Su presencia, nos lamentamos; pero no hemos de afligirnos como si no hubiese esperanza. Nuestro Señor, con un poco de ira, ha escondido Su rostro de nosotros por un momento; pero regresará desbordando favor. Él nos deja en un sentido, pero sólo en un sentido. Cuando Él se retira, nos deja una garantía tras de Sí para confirmar que regresará. ¡Oh, Señor, ven pronto! No hay vida en esta existencia terrenal si Tú te has ido. Suspiramos por el retorno de Tu dulce sonrisa. ¿Cuándo vendrás a nosotros? Estamos seguros que te presentarás; pero sé semejante al corzo, o como el cervatillo.

 5 de Febrero

“Y veré la sangre y pasaré de vosotros.” Éxodo 12:13.

Mi propia contemplación de la preciosa sangre me sirve de consuelo; pero es la contemplación del Señor de esa sangre lo que garantiza mi seguridad. Incluso cuando estoy imposibilitado de contemplarla, el Señor la mira, y pasa de mí por causa de ella. Si no estoy tan tranquilo como debería estarlo, porque mi fe es débil, a pesar de ello estoy igualmente seguro, porque el ojo del Señor no es débil, y Él ve la sangre del grandioso sacrificio con una mirada constante. ¡Qué gran gozo es este!
El Señor ve el profundo significado interno, la infinita plenitud de todo lo que está significado por la muerte de Su amado Hijo. Él lo ve con una memoria pacificada por la justicia satisfecha, y todos Sus incomparables atributos glorificados. Él contempló la creación en su progreso de creación y dijo: “es bueno en gran manera”; pero ¿qué dice de la redención en su consumación? ¿Qué dice de la obediencia hasta la muerte de Su Bienamado Hijo? Nadie puede decir de Su deleite en Jesús, Su descanso en el dulce olor que Jesús presentó cuando se ofreció a Sí mismo sin mancha a Dios.
Ahora descansamos en una calma seguridad. Tenemos el Sacrificio de Dios y la Palabra de Dios que crean en nosotros un sentido de perfecta seguridad. Él pasará de nosotros, Él ha de pasar de nosotros, porque no perdonó a nuestro glorioso Sustituto. La justicia une sus manos al amor para proveer salvación eterna para todos los que son rociados con Su sangre.

 6 de Febrero

“Si oyeres la voz de Jehová tu Dios, bendito serás tú en la ciudad.” Deuteronomio 28:2, 3.

La ciudad está llena de zozobras, y quien tiene que ir allí cada día descubre que es un lugar de gran desgaste. Está llena de ruido, y de actividad, y de alboroto y de duro trabajo: sus tentaciones, y pérdidas y aflicciones son muchas. Pero ir allí con la bendición divina le quita el filo a su dificultad; permanecer allí con esa bendición es encontrar placer en sus deberes, y la fortaleza que requieren sus exigencias.
Una bendición en la ciudad tal vez no nos haga grandes, pero nos mantendrá buenos; tal vez no nos haga ricos, pero nos conservará honestos. Ya sea que seamos obreros, o empleados de oficina, o gerentes, o comerciantes, o magistrados, la ciudad nos brindará oportunidades para que seamos útiles. Allí donde hay cardumen, hay buena pesca, y es esperanzador trabajar para nuestro Señor en medio de las apretujadas muchedumbres. Podríamos preferir la quietud de la vida en el campo; pero si somos llamados a la ciudad, hemos de preferirla ciertamente porque allí hay espacio para nuestras energías.
Hoy hemos de esperar cosas buenas debido a esta promesa, y nuestro cuidado ha de ser tener un oído abierto a la voz del Señor, y una mano dispuesta a ejecutar su orden. La obediencia trae la bendición. “En guardar sus mandamientos hay grande galardón.”

 7 de Febrero

“Si te volvieres al Omnipotente, serás edificado.” Job 22:23.

Elifaz, en esta expresión, habló una gran verdad, que puede ser un resumen de muchas inspiradas Escrituras. Lector, ¿te ha abatido el pecado? ¿Te has convertido en una ruina? ¿Ha salido la mano del Señor contra ti, de tal forma que en bienes estás empobrecido y en espíritu estás quebrantado? ¿Fue tu propia insensatez la que atrajo sobre ti toda esta dilapidación? Entonces lo primero que se debe hacer es retornar al Señor. Con profundo arrepentimiento y fe sincera encuentra el camino de regreso desde tu rebeldía. Es tu deber, pues te has apartado de Aquel a quien profesabas servir. Es tu sabiduría, pues no puedes oponerte a Él y prosperar. Es tu inmediata necesidad, pues lo que Él ha hecho no es nada comparado con lo que podría hacer a modo de castigo, pues Él es todopoderoso para castigar.
¡Considera cuál es la promesa que te invita! Serás “edificado”. Nadie sino el Todopoderoso puede levantar las columnas caídas y restaurar las tambaleantes paredes de tu condición; pero Él puede hacerlo y lo hará si regresas a Él. No te demores. Tu mente trastornada podría fallarte si continúas rebelándote; pero una confesión sincera te aliviará, y la fe humilde te consolará. Haz esto, y todo estará bien.

 8 de Febrero

“Siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.” Isaías 41:10.

El temor de caer es saludable. Ser osado no es un signo de sabiduría. Nos llegan tiempos cuando sentimos que debemos desplomarnos a menos que tengamos un muy especial sustento. Aquí lo tenemos. La diestra de Dios es un grandioso apoyo. Observen que no sólo dice Su mano, aunque mantenga el cielo y la tierra en sus lugares, sino Su diestra: Su poder unido a la habilidad, Su poder donde es más diestro. Pero esto no es todo; está escrito: “Siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.” Esa mano que Él utiliza para mantener Su santidad, y para ejecutar Sus reales sentencias, es la que será extendida para sostener a los que confían en Él. Estar temerosos es nuestro peligro, pero estar gozosos es nuestra seguridad. Los diablos no pueden derribar al hombre a quien Dios sostiene.
Nuestros pies pueden ser débiles, pero todopoderosa es la diestra de Dios. El camino puede ser áspero, pero la Omnipotencia es nuestro sustento. Podemos seguir adelante valerosamente. No caeremos. Apoyémonos continuamos en el apoyo de todas las cosas. Dios no retirará Su fortaleza, pues Su justicia está también allí: Él será fiel a Su promesa, y fiel a Su Hijo, y, por tanto, fiel a nosotros. ¡Cuán felices deberíamos estar! ¿No lo estamos?

 9 de Febrero

“Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios.” Zacarías 13:9.

La gracia nos transmuta en metal precioso, y luego el fuego y el horno siguen como una consecuencia necesaria. ¿Comenzamos en ese punto? ¿Preferiríamos ser considerados indignos para que pudiéramos gozar del reposo, como las piedras del campo? Esto sería elegir la parte más vil: como Esaú, sería tomar el potaje y renunciar a la porción del pacto. ¡No, Señor, preferimos gozosamente ser arrojados en el horno que ser echados de Tu presencia!
El fuego únicamente refina, no destruye. Hemos de ser conducidos a través del fuego, y no seremos dejados allí. El Señor valora a Su pueblo como plata, y por ello se toma el trabajo de eliminar su escoria. Si somos sabios, más bien le daremos la bienvenida al proceso refinador en lugar de rechazarlo. Nuestra oración será que nuestra aleación sea suprimida en nosotros en vez de que seamos retirados del crisol.
¡Oh Señor, Tú en verdad nos pruebas! Estamos listos a derretirnos bajo la fiereza de las llamas. Sin embargo, este es el camino, y Tu camino es el mejor. Sosténnos en la prueba, y completa el proceso de nuestra purificación, y seremos Tuyos por siempre y para siempre.

10 de Febrero

“Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído.” Hechos 22:15.

Pablo fue elegido para ver y oír al Señor que le hablaba desde el cielo. Esta elección divina fue un elevado privilegio para Pablo; pero no tenía el propósito de acabar allí, sino que tenía por propósito que ejerciera una influencia sobre otros; sí, sobre todos los hombres. Es a Pablo a quien Europa le debe el Evangelio en esta hora.
Nos corresponde a nosotros, en nuestra medida, ser testigos de aquello que el Señor nos ha revelado, y es a nuestro propio riesgo que ocultemos esa preciosa revelación. Primero, hemos de ver y oír, pues de lo contrario no tendríamos nada que decir; pero cuando hayamos hecho eso, debemos estar ansiosos de dar nuestro testimonio. Ha de ser personal: “Serás”. Ha de ser por Cristo: “Serás testigo suyo.” Ha de ser constante y completamente absorbente; hemos de ser esto por encima de todas las otras cosas, y excluyendo muchas otras cosas. Nuestro testimonio no ha de ser para unos cuantos selectos que nos reciban alegremente; sino a “todos los hombres”, a todos los que podamos llegar, jóvenes o viejos, ricos o pobres, buenos o malos. No hemos de quedarnos callados nunca como esos que son poseídos por un espíritu mudo; pues el texto que está ante nosotros es una orden, y una promesa, y no debemos perderla: “Serás testigo suyo”. “Sois mis testigos, dice Jehová.”
¡Señor, cumple esta palabra para mí también!

 11 de Febrero

“Mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos.” Isaías 44:3. 

Nuestros amados hijos no tienen el Espíritu de Dios por naturaleza, como podemos verlo claramente. Vemos mucho en ellos que nos hace temer en cuanto a su futuro, y esto nos conduce a una oración agonizante. Cuando un hijo se torna especialmente perverso, clamamos con Abraham: “Ojalá Ismael viva delante de ti.” Preferimos que nuestras hijas sean como Ana antes que sean emperatrices. Este versículo debería alentarnos grandemente. Sigue a las palabras: “No temas, siervo mío Jacob”, y ha de desterrar nuestros temores.
El Señor dará Su Espíritu; lo dará abundantemente, derramándolo; lo dará eficazmente, de tal forma que será una bendición real y eterna. Bajo este derramamiento divino, nuestros hijos pasarán al frente, y “Este dirá: Yo soy de Jehová; el otro se llamará del nombre de Jacob.”
Esta es una de esas promesas relativas a las cuales el Señor quiere nuestra oración. ¿No deberíamos, en determinados momentos, de una manera clara, orar por nuestros descendientes? Nosotros no podemos darles corazones nuevos, pero el Espíritu Santo sí puede; y es fácil suplicarle a Él. El grandioso Padre se complace en las oraciones de los padres y de las madres. ¿Tenemos a algunos seres queridos fuera del arca? No descansemos hasta que sean introducidos con nosotros por la propia mano del Señor.

 12 de Febrero

“Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre.” Génesis 13:14, 15.

Una bendición especial para una ocasión memorable. Abram había resuelto una disputa familiar. Había dicho: “No haya ahora altercado entre nosotros dos,… porque somos hermanos”; y por esto él recibió la bendición que pertenece a los pacificadores. El Señor y dador de paz se deleita en manifestar Su gracia a quienes buscan la paz y la siguen. Si deseamos una comunión más íntima con Dios, hemos de mantenernos muy cerca de las vías de paz.
Abram se había portado muy generosamente con su pariente, dándole lo que eligiera de la tierra. Si nos negamos a nosotros mismos por causa de la paz, el Señor nos compensará con creces. El patriarca puede reclamar todo aquello que pueda ver, y nosotros podemos hacer lo mismo por la fe. Abram tuvo que esperar la posesión real, pero el Señor le legó la tierra a él y a su posteridad. Bendiciones ilimitadas nos pertenecen por el don del pacto. Todas las cosas son nuestras. Cuando complacemos al Señor, nos pide que miremos a todos lados, y que veamos todo como nuestro, sea lo presente, sea lo porvenir, todo es nuestro, y nosotros de Cristo, y Cristo de Dios.

13 de Febrero

“Y bendito tú en el campo.” Deuteronomio 28:3.

Así fue bendecido Isaac cuando salió al campo a la hora de la tarde para meditar. ¡Cuán a menudo se ha reunido el Señor con nosotros cuando hemos estado solos! Los vallados y los árboles pueden dar testimonio de nuestro gozo. Ansiamos tal bendición de nuevo.
Así fue bendecido Booz cuando segó su cosecha y sus segadores lo recibieron con bendiciones. ¡Que el Señor prospere a todos los que llevan el arado! Cada agricultor puede argumentar esta promesa ante Dios, si en verdad obedece la voz del Señor Dios.
Salimos al campo a trabajar como lo hizo nuestro padre Adán; y como la maldición cayó sobre la tierra a través del pecado del primer Adán, es un gran consuelo encontrar una bendición a través del segundo Adán.
Salimos al campo para ejercitarnos, y somos felices en la creencia de que el Señor bendecirá ese ejercicio, y nos dará salud, la cual usaremos para Su gloria.
Vamos al campo para estudiar a la naturaleza, y no hay nada en el conocimiento de la creación visible que no pueda ser santificado para los usos más elevados por la bendición divina.
Por último, tenemos que ir al campo para enterrar a nuestros muertos; sí, y otros a su vez nos llevarán al camposanto; pero somos benditos, ya sea llorando junto a la tumba, o durmiendo en ella.

14 de Febrero

“Mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia.” Salmo 32:10.

¡Oh hermosa recompensa de la esperanza! ¡Señor mío, concédemela a plenitud! El que espera, se siente un pecador mayor que los demás hombres; y he aquí que la misericordia es preparada para él: él mismo sabe que no tiene merecimientos, pero la misericordia interviene, y provee para él en una escala liberal. ¡Oh Señor, dame esta misericordia puesto que yo espero en Ti!
¡Observa, alma mía, qué escolta personal tienes! Como un príncipe que está rodeado de tropas, así estás tú rodeada de misericordia. Enfrente, y atrás, y en todos los costados, cabalgan estos guardias montados de la gracia. Nosotros habitamos en el centro del sistema de misericordia, pues moramos en Cristo Jesús.
¡Oh alma mía, qué atmósfera respiras! Como el aire que te rodea, así también te rodea la misericordia de tu Señor. Para los perversos hay muchas aflicciones, pero para ti hay tantas misericordias que tus aflicciones no son dignas de mención. David dice: “Alegraos en Jehová y gozaos, justos; y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.” En obediencia a este precepto mi corazón triunfará en Dios, y proclamaré mi alegría. ¡Como Tú me has rodeado de misericordia, así también rodearé yo Tus altares, oh mi Dios, con cánticos de agradecimiento!

15 de Febrero

“El Señor se acordó de nosotros; nos bendecirá.” Salmo 115:12.

Yo puedo poner mi sello en la primera frase. ¿No puedes hacerlo tú? Sí, Jehová se ha acordado de nosotros, nos ha provisto, nos ha consolado, nos ha liberado y nos ha guiado. En todos los movimientos de Su providencia se ha acordado de nosotros, sin pasar nunca por alto nuestros nimios asuntos. Su mente ha estado llena de nosotros: esa es otra forma de decir que “se acordó”. Este ha sido el caso todo el tiempo, sin ninguna interrupción. Sin embargo, en momentos especiales, hemos visto más claramente Su interés, y queremos recordar esos momentos con desbordante gratitud. Sí, sí, “el Señor se acordó de nosotros.”
La siguiente frase es una inferencia lógica de la anterior. Como Dios es inmutable, Él continuará acordándose de nosotros en el futuro, tal como lo ha hecho en el pasado; y que nos recuerde es equivalente a que nos bendiga. Pero tenemos aquí no sólo una conclusión de la razón sino una declaración de la inspiración: recibimos esto sobre la base de la autoridad del Espíritu Santo: “NOS BENDECIRÁ”. Esto quiere decir cosas grandes e inescrutables. La propia amplitud de la promesa indica su infinito alcance. Él nos bendecirá de conformidad a Su propia divina manera, y lo hará por siempre y para siempre. Por tanto, cada uno de nosotros ha de decir: “¡Bendice, alma mía, a Jehová!”

16 de Febrero

“No ejecutaré el ardor de mi ira, ni volveré para destruir a Efraín; porque Dios soy, y no hombre” Oseas 11:9.

El Señor da a conocer así Sus pacientes misericordias. Pudiera ser que el lector se encuentre en medio de una grave desgracia, y todo amenace su pronta condenación. Que permita entonces que el texto lo saque de la desesperación. El Señor te invita ahora a considerar tus caminos, y a confesar tus pecados. Si Él fuera un hombre, desde hace mucho tiempo te habría cortado. Si fuera a actuar ahora según la manera de los hombres, sería una palabra y un golpe, y luego llegarías a tu fin: pero no es así, pues “Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos.”
Juzgas correctamente que Él está enojado, pero Él no guarda Su ira para siempre: si te apartas del pecado y vienes a Jesús, Dios se apartará de su ira. Porque Dios es Dios, y no hombre, hay perdón todavía para ti, aunque estuvieras hundido hasta tu garganta en la iniquidad. Tienes a un Dios que tratar, y no a un hombre duro, y ni siquiera simplemente a un hombre justo. Ningún ser humano podría tener paciencia contigo: habrías cansado a un ángel, como has cansado a un padre afligido; pero Dios es paciente. Ven y pruébalo de inmediato. Confiesa, cree, y regresa de tu mal camino, y serás salvo.

17 de Febrero

“Pero esforzaos vosotros, y no desfallezcan vuestras manos, pues hay recompensa para vuestra obra.” 2 Crónicas 15:7.

Dios había hecho grandes cosas para el rey Asa y para Judá, pero ellos permanecían siendo una nación débil. Sus pies eran muy vacilantes en los caminos del Señor, y sus corazones muy indecisos, de tal forma que necesitaban ser advertidos de que el Señor estaría con ellos mientras ellos estuvieran con Él, pero que si lo abandonaban, Él también los dejaría. También se les recordaba del reino hermano, y cuán mal le fue en su rebelión, y cómo el Señor había sido misericordioso con ese reino cuando mostró arrepentimiento. El designio del Señor era confirmarlos en su camino, y hacerlos fuertes en justicia. Lo mismo ha de ser con nosotros. Dios merece ser servido con toda la energía de que seamos capaces.
Si el servicio de Dios es digno de algo, entonces es digno de todo. Encontraremos nuestra mejor recompensa en la obra del Señor si la llevamos a cabo con resuelta diligencia. Nuestra labor no es en vano en el Señor, y lo sabemos. Una obra a medias no traerá recompensa; pero cuando entregamos nuestra alma entera a la causa, veremos la prosperidad. Este texto fue enviado al autor de estas notas en un día de una terrible tormenta, y le sugirió avanzar a todo vapor, con la certeza de llegar a puerto a salvo y con una carga gloriosa.

 18 de Febrero

“Cumplirá el deseo de los que le temen; oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará.” Salmo 145:19.

Su propio Espíritu ha obrado este deseo en nosotros, y por tanto, lo satisfará. Es Su propia vida interior la que incita el clamor, y, por ello, lo oirá. Los que le temen son hombres que están bajo la más santa influencia, y, por ello, su deseo es glorificar a Dios, y gozar de Él para siempre. Como Daniel, son hombres de deseos, y el Señor los conducirá a cumplir sus aspiraciones.
Los deseos santos son gracia en la hierba, y el Labrador celestial los cultivará hasta que lleguen a ser grano lleno en la espiga. Los hombres temerosos de Dios desean ser santos, ser útiles, ser una bendición para otros, y así honrar a su Señor. Ellos desean provisiones para sus necesidades, ayudas cuando están bajo el peso de sus cargas, guía en medio de la perplejidad, liberación en la calamidad; y algunas veces este deseo es tan fuerte, y su caso es tan apremiante, que claman en agonía, como niños pequeñitos que sufren dolor, y entonces el Señor obra de una manera sumamente integral, y hace todo lo que es necesario, de conformidad a Su palabra: “Y los salvará”.
Sí, si tememos a Dios, no debemos temer nada más; si clamamos al Señor, nuestra salvación es cierta.
El lector ha de poner este texto en su lengua, y ha de conservarlo en su boca todo el día, y será para él como “una hojuela con miel”.

 19 de Febrero

“Bastante te he afligido; no te afligiré ya más.” Nahum 1:12.

Hay un límite para la aflicción. Dios la envía y Dios la quita. ¿Acaso suspiras y dices: “cuándo acabará”? Recuerda que nuestras congojas acabarán segura y finalmente cuando termine esta pobre vida terrenal. Esperemos quietamente, y acatemos pacientemente la voluntad de Dios hasta que Él venga.
Mientras tanto, nuestro Padre en el cielo retirará la vara cuando Su designio al usarla esté plenamente cumplido. Cuando Él haya azotado nuestra necedad, no habrá más golpes. O, si la aflicción fuere enviada para probarnos, para que nuestras gracias glorifiquen a Dios, acabará cuando el Señor nos haya conducido a dar testimonio para Su alabanza. No queremos que la aflicción se vaya mientras Dios no haya extraído todavía todo el honor que podamos rendirle.
Hoy podría haber “una grande bonanza”. ¿Quién podría saber cuándo esas furibundas ondas darán paso a un mar de cristal, y los pájaros marinos se posen sobre las delicadas olas? Después de una prolongada tribulación el flagelo es colgado y el trigo descansa en el granero. Podríamos, antes de que pasen muchas horas, ser tan felices como ahora estamos tristes. Para el Señor no es difícil convertir a la noche en día. Él, que envía las nubes, puede con igual facilidad limpiar los cielos. Tengamos buen ánimo. El futuro será mejor que el pasado. Cantemos Aleluya en anticipación

DEVOCIONAL DIARIO: FEBRERO

 20 de Febrero

“Jehová te pastoreará siempre.” Isaías 58:11.

¿Qué te aqueja? ¿Has perdido tu camino? ¿Estás enredado en un siniestro bosque y no puedes encontrar tus senderos? Quédate quieto, y mira la salvación de Dios. Él conoce el camino, y Él te guiará en ese camino cuando clames a Él.
Cada día trae su propia perplejidad. ¡Cuán dulce es sentir que la guía del Señor es continua! Si nosotros escogemos nuestro propio camino, o consultamos con carne y sangre, desechamos la guía del Señor; pero si nos abstenemos de nuestra terquedad, entonces Él dirigirá cada paso de nuestro camino, cada hora del día, y cada día del año, y cada año de nuestra vida. Si nos dejamos guiar, seremos guiados. Si queremos confiar nuestro camino al Señor, Él dirigirá nuestro curso de tal forma que no nos perderemos.
Pero noten a quién está hecha esta promesa. Lean el versículo previo: “Si dieres tu pan al hambriento.” Debemos apiadarnos de otros, y darles, no sólo tiesos mendrugos de pan, sino las mismas cosas que nosotros desearíamos recibir. Si mostráramos un tierno cuidado por nuestros semejantes en la hora de su necesidad, entonces el Señor cuidará de nuestras necesidades, y se constituirá en nuestro continuo Guía. Jesús es el Líder, no de los avarientos, ni de aquellos que oprimen al pobre, sino de los generosos y de los que tienen un tierno corazón. Tales individuos son peregrinos que nunca perderán su camino.

 21 de Febrero

“Bendecirá a los que temen a Jehová, a pequeños y a grandes.” Salmo 115:13.

Esta es una palabra de aliento para aquellos que son de una condición humilde y de un patrimonio insignificante. Nuestro Dios tiene una agraciada consideración por aquellos de poca propiedad, poco talento, poca influencia y poco peso. Dios cuida de las cosas pequeñas de la creación, e incluso considera a los gorriones cuando se posan sobre el suelo. Nada es pequeño para Dios, pues Él hace uso de agentes insignificantes para el cumplimiento de Sus propósitos. El hombre más insignificante debe buscar la bendición de Dios sobre la base de su pequeñez, y encontrará que su reducida esfera es una esfera feliz.
Entre quienes temen al Señor hay pequeños y grandes. Algunos son bebés, y otros son gigantes. Pero todos ellos son bendecidos. La poca fe es una fe bendecida. La temblorosa esperanza es una esperanza bendecida. Cada gracia del Espíritu Santo, aunque sea todavía solamente un capullo, lleva una bendición consigo. Además, el Señor Jesús compró tanto a los pequeños como a los grandes con la misma preciosa sangre y se ha comprometido a preservar tanto a los corderos como a las ovejas adultas. Ninguna madre descuida a su hijo porque sea pequeño; es más, entre más pequeño sea, con más ternura lo criará. Si hubiera alguna preferencia de parte del Señor, sería esta: no los clasifica como “grandes y pequeños”, sino como “pequeños y grandes”.

 22 de Febrero

“Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo.” 1 Samuel 17:37.

Esta no es una promesa si consideráramos únicamente las palabras, pero lo es verdaderamente en cuanto a su sentido; pues David habló una palabra que el Señor endosó haciéndola verdadera. Él argumentaba, partiendo de pasadas liberaciones, que recibiría ayuda en algún nuevo peligro. En Jesús, todas las promesas son Sí y Amén para la gloria de Dios por medio de nosotros, y así los tratos anteriores del Señor con Su pueblo creyente, serán repetidos.
Procedamos, entonces, a recordar las anteriores misericordias del Señor. Nosotros no podríamos haber esperado ser librados anteriormente por nuestra propia fuerza; pero el Señor nos liberó. ¿Acaso no nos salvará otra vez? Estamos seguros que lo hará. Así como David corrió para enfrentarse al enemigo, así lo haremos nosotros. El Señor ha estado con nosotros, está con nosotros, y ha dicho: “No te desampararé, ni te dejaré.” ¿Por qué nos estremecemos? ¿Acaso fue un sueño el pasado? Piensen en el oso y en el león, ya muertos. ¿Quién este filisteo? Es cierto que no se trata del mismo filisteo, y tampoco es oso ni león; pero Dios sí es el mismo, y Su honor está tan involucrado en un caso como en el otro. Él no nos salvó de las bestias del bosque para permitir que un gigante nos mate. Tengamos mucho ánimo.

 23 de Febrero

“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.” Juan 15:7.

Necesariamente debemos estar en Cristo para poder vivir para Él, y hemos de permanecer en Él para ser capaces de argumentar la largueza de esta promesa Suya. Permanecer en Jesús es no abandonarlo nunca por otro amor, o por otro objeto, sino que es permanecer en una unión viva, amorosa, consciente y dispuesta, con Él. El pámpano no sólo está siempre cerca del tallo, sino que siempre está recibiendo vida y fertilidad de él. Todos los verdaderos creyentes permanecen en Cristo en un sentido; pero hay un significado más elevado que debemos conocer antes de que podamos alcanzar un poder ilimitado en el trono. “Pedid todo lo que queréi s para los ‘Enocs’ que caminan con Dios, para los ‘Juanes’ que se recuestan en el pecho del Señor, para aquellos cuya unión con Cristo los conduce a una constante comunión.
El corazón debe permanecer en amor, la mente debe estar enraizada en la fe, la esperanza debe estar cimentada en la Palabra, el hombre entero debe ser unido al Señor, pues de lo contrario sería peligroso que se nos confiara el poder de la oración. La carte blanche (carta blanca) puede ser otorgada únicamente a alguien cuya misma vida es: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí.” ¡Oh, ustedes que rompen su comunión, cuánto poder pierden! Si quisieran ser poderosos en sus súplicas, el Señor mismo ha de permanecer en ustedes, y ustedes en Él.

 24 de Febrero

“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.” Juan 15:7.

Noten bien que debemos oír hablar a Jesús, si esperamos que Él nos oiga hablar. Si no tenemos un oído para Cristo, Él no tendrá un oído para nosotros. En la proporción en que oigamos, seremos oídos.
Además, todo lo que oigamos, ha de permanecer, ha de vivir en nosotros, y ha de permanecer en nuestro carácter como una fuerza y un poder. Hemos de recibir las verdades que Jesús enseñó, los preceptos que promulgó, y los movimientos de Su Espíritu dentro de nosotros; de lo contrario, no tendremos poder ante el propiciatorio.
Si recibiéramos las palabras de nuestro Señor, y permanecieran en nosotros, ¡qué campo ilimitado de privilegio sería abierto para nosotros! Nuestra voluntad se cumplirá a través de la oración, debido a que ya hemos sometido nuestra voluntad al mandamiento del Señor. De esta manera son entrenados los ‘Elías’ para manejar las llaves del cielo, y cerrar o abrir las nubes. Un hombre así tiene el valor de mil cristianos comunes. ¿Deseamos humildemente ser intercesores en favor de la iglesia y del mundo, y como Lutero, ser capaces de recibir del Señor lo que queramos? Entonces debemos inclinar nuestro oído a la voz del Bienamado, y atesorar Sus palabras, y obedecerlas cuidadosamente. Quien quiera orar eficazmente, ha de “oír atentamente”.

25 de Febrero

“Y vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová.” Isaías 61:6.

Esta promesa, que es literal para Israel, pertenece espiritualmente a la simiente según el Espíritu, es decir, a todos los creyentes. Si viviéramos según nuestros privilegios, viviríamos para Dios tan claramente y tan distintamente, que los hombres verían que somos apartados para el santo servicio, y nos nombrarían sacerdotes del Señor. Podríamos trabajar, o dedicarnos al comercio, como lo hacen los demás, y, sin embargo, seríamos única y enteramente los siervos ministrantes de Dios. Nuestra única ocupación sería presentar el sacrificio perpetuo de oración, y alabanza, y testimonio, y consagración propia, al Dios viviente por medio de Jesucristo.
Siendo este nuestro único objetivo, podríamos dejar los asuntos que distraen, a aquellos que no tienen un llamado más elevado. “Deja que los muertos entierren a sus muertos.” Está escrito: “Y extranjeros apacentarán vuestras ovejas, y los extraños serán vuestros labradores y vuestros viñadores.” Ellos pueden manejar la política, desenmarañar problemas financieros, discutir ciencia, y resolver las nuevas argucias recientes de la crítica; pero nosotros nos entregaremos al servicio que conviene a aquellos que, como el Señor Jesús, son ordenados para un sacerdocio perpetuo.
Aceptando que esta honorable promesa involucra un deber sagrado, pongámonos la vestimenta de la santidad, y ministremos delante del Señor durante todo el día.

 26 de Febrero

“El labio veraz permanecerá para siempre; mas la lengua mentirosa sólo por un momento.” Proverbios 12:19.

La verdad resiste el paso del tiempo. El tiempo la prueba, pero la verdad soporta la prueba muy bien. Si, entonces, yo hubiera dicho la verdad, y por el momento tuviera que sufrir por ella, debería estar contento de esperar. Si creo también en la verdad de Dios, y me esfuerzo por declararla, podría enfrentarme a severa oposición, pero no he de temer, pues al fin la verdad ha de prevalecer.
¡Qué pobre cosa es el triunfo temporal de la falsedad! “¡El labio mentiroso sólo por un momento!” Es como una simple calabacera que crece en una noche, y perece en una noche; y entre mayor sea su desarrollo, más manifiesto será su deterioro. Por otro lado, cuán digno de un ser inmortal es la confesión y la defensa de esa verdad que no cambia nunca; ¡el Evangelio eterno, que es establecido en la inmutable verdad de un Dios inmutable! Un viejo proverbio reza: “Quien dice la verdad avergüenza al demonio.” En verdad, el que habla la verdad de Dios pondrá en vergüenza a todos los demonios del infierno, y confundirá a toda la simiente de la serpiente que ahora sisea sus falsedades.
Oh corazón mío, esfuérzate en todas las cosas por estar del lado de la verdad, tanto en las cosas pequeñas como en las grandes; pero, especialmente, ¡esfuérzate por estar del lado de Aquel por quien la gracia y la verdad han venido entre los hombres!

 27 de Febrero

“No tendrá temor de malas noticias; su corazón está firme, confiado en Jehová.” Salmo 112:7.

El suspenso es terrible. Cuando no tenemos noticias de casa, somos propensos a ponernos ansiosos, y no podemos ser persuadidos de que “ningunas noticias son buenas noticias.” La fe es el remedio para esta condición de tristeza: el Señor por Su Espíritu sosiega a la mente con santa serenidad, y ahuyenta todo temor relativo al futuro así como al presente.
La firmeza de corazón de la que habla el Salmista ha de ser buscada diligentemente. No se trata de creer en esta o esa promesa del Señor, sino es la condición general de confianza plena e imbatible en nuestro Dios, la confianza que tenemos en Él consistente en que Él mismo no nos perjudicará ni permitirá que nadie más nos haga daño. Esta confianza constante se enfrenta a lo desconocido así como a lo conocido de la vida. Sin importar lo que el mañana pueda ser, nuestro Dios es el Dios de mañana. Muchos eventos pudieran haber ocurrido que son desconocidos para nosotros, pero Jehová es Dios de lo desconocido así como de lo conocido. Estamos resueltos a confiar en el Señor, sin importar lo que venga. Si sucediera lo peor, nuestro Dios es todavía el más grande y el mejor. Por tanto no temeremos aunque el timbre del cartero nos sobresalte, o un telegrama nos despierte a medianoche. El Señor vive, y ¿qué podrían temer Sus hijos?

 28 de Febrero

“Sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos.” Hebreos 10:34.

Esto es bueno. Nuestra herencia aquí es muy poco perdurable: no hay permanencia en ella. Pero Dios nos ha dado una promesa de bienes raíces en la tierra de gloria, y esa promesa viene a nuestros corazones con tan plena garantía de su certeza, que sabemos en nosotros que tenemos una perdurable herencia allá. Sí, “la tenemos” incluso ahora. Hay un dicho que dice: “Más vale pájaro en mano que cien volando”; nosotros tenemos los cien pájaros volando y en la mano también. El cielo es nuestro incluso ahora. Poseemos los títulos de propiedad del cielo, tenemos la garantía de él, y tenemos las primicias de él. Tenemos al cielo en precio, en promesa y en principio: esto lo sabemos no sólo por oírlo con el oído, sino “en nosotros”.
¿Acaso el pensamiento de una mejor herencia al otro lado del Jordán, no debería reconciliarnos con las pérdidas presentes? Podemos perder el dinero para cubrir los gastos, pero nuestro tesoro está seguro. Hemos perdido las sombras, pero la herencia permanece, pues nuestro Salvador vive, y el lugar que Él ha preparado para nosotros, persiste. Hay una tierra mejor, una mejor herencia, una mejor promesa; y todo esto viene a nosotros a través de un mejor pacto; por tanto, hemos de tener un mejor ánimo, y decirle al Señor: “Cada día te bendeciré, y alabaré tu nombre eternamente y para siempre.”

 29 de Febrero

“Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida.” Salmo 23:6.

Un devoto poeta canta:

“Señor, cuando Tu
Pones en mi tiempo un día, como lo haces hoy,
Desconocido en otros años, concédeme, te lo suplico,
Tal gracia que lo ilumine, que cualquiera sea su fase,
Agregue a la santidad, y alargue la alabanza.”

Un día como hoy, llega sólo una vez cada cuatro años. ¡Oh, que pudiéramos obtener una cuádruple bendición en este día! Hasta hoy, el bien y la misericordia, como dos guardas, nos han seguido día a día, cubriendo nuestra retaguardia, así como la gracia dirige la vanguardia; y, como este día bisiesto es uno de los días de nuestra vida, los dos ángeles guardianes estarán con nosotros también hoy. El bien suplirá nuestras necesidades, y la misericordia borrará nuestros pecados: ambos estarán acompañando cada uno de nuestros pasos en este día, y cada día, hasta que ya no haya más días. Por lo tanto, sirvamos al Señor en este día peculiar con una especial consagración de corazón, y cantemos Sus alabanzas con mayor celo y dulzura que nunca. ¿Acaso no podríamos hacer hoy una ofrenda inusual para la causa de Dios, o para los pobres? Mediante la inventiva del amor, hagamos que este veintinueve de Febrero sea un día recordado para siempre.

DEVOCIONAL DIARIO: FEBRERO

 

 

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