EL LIBRO DE LOS PROVERBIOS [Rv60]

EL LIBRO DE LOS PROVERBIOS
Tabla de contenidos

EL LIBRO DE LOS PROVERBIOS
Sección I

El Libro de los Proverbios es un libro para todas las épocas. El pueblo de Israel lo apreciaba como parte de su herencia religiosa. El pueblo de la era del Nuevo Testamento lo ha amado como parte del mensaje de Dios para él. 

Los escritores del Nuevo Testamento fueron influenciados por él (cf. 3:7 y Ro. 12:16; 3:11–12 y He. 12:5–6; 3:34 y Stg. 4:6 y 1 P. 5:5). Hallamos ecos del mismo en las enseñanzas de Jesús (cf. 14:11 y Mt. 7:24–27; 25:6–7 y Lc. 14:7–11; 27:1 y Lc. 12:13–21). 

La palabra hebrea para proverbio (mashal) se traduce mejor en griego como parábola (parabole). El método parabólico tan característico de Proverbios fue una técnica que Jesús empleó frecuentemente en su enseñanza.

Tributo a la Sabiduría

Proverbios 1:1–9:18

TITULO Y PROPOSITO, 1:1–6

Cuando los hebreos pensaban en la ley, sus mentes se volvían inevitablemente hacia Moisés. Cuando se expresaban por medio del canto, usaban las composiciones de David. Y cuando recordaban sus dichos proverbiales, pensaban en Salomón.

Significación del título (1:1)

El versículo 1 probablemente nos dé el título editorial del libro entero así como el subtítulo de su primera sección. Esta atribución a Salomón no significa que todo lo que el libro contiene sea original de Salomón. Lo reconoce como autor de las secciones principales del mismo y también lo reconoce como el sabio sin par de Israel. Véase la introducción para una exposición más amplia de la autoría de Proverbios.
Para el significado de proverbios (mashal) véase la introducción. La expresión hijo de David establece explícitamente el linaje de Salomón (1 R. 11:12). De esta declaración dice Matthew Henry: “Cristo es a menudo llamado hijo de David, y Salomón fue un tipo de El en esto, como en otras cosas: en que abrió su boca en parábolas o proverbios.”

Propósito del libro (1:2–6)

Muchos de los proverbios son de aplicación universal. Pero su propósito fundamental es religioso. Salomón quiso hacer más que compartir su conocimiento; trató de mostrar a Israel el camino de la santidad. Las tres palabras para entender sabiduría nos dan en forma de una cápsula el propósito de todo el libro. Edgar Jones dice que el término hebreo entender … conocer “tiene un sentido de encuentro y comunión personal que va más allá de la mera curiosidad intelectual … El propósito del libro es captar la adhesión de los jóvenes a la ley moral de Dios. Más allá de la curiosidad está la entrega”.

Proverbios apunta primero que todo a los jóvenes (4) e inexperimentados, pero es para todas las edades y etapas de la vida. El sabio —la persona mayor y experimentada—puede aumentar el saber (5). La palabra hebrea traducida simples (4) “designa lo opuesto de un hombre moral. No significa un simplón en el sentido que nosotros le damos, sino un pecador, un bribón. Proverbios tiene un mensaje de moralidad para el impío”. Este mensaje, sin embargo, está expresado un tanto indirectamente por medio de dichos profundos (6) aforismos (VM.) u otras formas proverbiales que exigen alguna interpretación, más bien que por el método más directo de las declaraciones proféticas directas de los profetas de Israel.

EL TEMA PRINCIPAL, 1:7

Después de la postulación notablemente clara del propósito (1:2–6), el escritor expresa el tema principal de Proverbios y el principio fundamental de la religión revelada, en el versículo 7. Este es el versículo clave y contiene la palabra clave de todo el libro: sabiduría. El temor de Jehová es una expresión común en las Escrituras, particularmente en Salmos y Proverbios. Este temor no es el miedo al tormento del esclavo, sino más bien el temor de la reverencia y el respeto. Es un “temor reverente y adorante” (Amp. O. T.). Rylaarsdam dice: “Temer a Dios no es tenerle miedo sino estar delante de El con temor reverente, debido a que el significado de todo y el destino de toda persona están determinados por lo que Dios es y hace.”

De una expresión similar en Salmos 111:10, dice Davies: El temor del Señor en la Escritura significa no sólo esa piadosa pasión o filial reverencia de nuestro adorable Padre que está en los cielos, sino que frecuentemente significa la totalidad de la religión práctica … implica que todas las gracias y todas las virtudes del cristianismo; en breve, toda esa santidad de corazón y vida que es necesaria para el goce de la felicidad eterna.”
La palabra Jehová es significativa en este versículo clave. Es la traducción del nombre de Dios que fuera revelado al pueblo de Israel (Ex. 3:13–15). Este nombre estaba compuesto por cuatro consonantes, YHWH, y probablemente se pronunciaba Yahvé. Este era el Dios que se había revelado a su pueblo Israel dándole un sentido especial de destino entre las naciones de la tierra.

El principio, “punto de partida” o “parte principal”, sugiere más que una posición cronológica. Es “la parte principal y escogida del conocimiento, esto es, su punto de partida y su esencia” (Amp. O. T.). Kidner dice: “El principio (o sea, el principio primero y rector, más bien que una etapa que se deja atrás; cf. Ec. 12:13) no es meramente un método correcto de pensamiento sino una relación correcta; una piadosa sumisión (temor) al Dios del pacto, que se ha revelado.”

Los insensatos desprecian la sabiduría. Estos insensatos son los que rechazan las directivas divinas para la vida y andan por el camino de la impiedad. Su terco andar es lo opuesto al del hombre de sabiduría y piedad. El insensato, en el sentido empleado en Proverbios, no es meramente un simplón. “Los necios se mofan del pecado” (Pr. 14:9). El necio es espiritualmente rebelde, indiferente al consejo divino, y rechaza el temor del Señor. Jesús caracterizó a este tipo de personas cuando llamó insensato al que no atendía a sus enseñanzas (Mt. 7:26–27).

En este versículo clave se pueden hallar “Los Requisitos Divinos para la Vida Santa”. Debe ser: (1) Una relación correcta con Dios—el temor de Jehová; (2) Un discipulado continuo—el principio de la sabiduría; y (3) Un respeto por la dirección divina—sólo los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. Debe haber la iniciación de nuestro andar con Dios, la continuación de la comunión redentora, y la aplicación de nuestros corazones a la disciplina y la instrucción divinas.

ADVERTENCIAS CONTRA LA VIOLENCIA, 1:8–19

El camino de la sabiduría (1:8–9)

El sabio pasa ahora a una aplicación práctica de la sabiduría a la tentación y la conducta. Insta al joven a ser obediente a Dios y respetuoso de sus padres. En este proceder el joven hallará la mejor salvaguardia contra el mal. En este camino —aunque no tan atractivo y brillante como las seducciones del pecado— está su mejor camino en la vida. Hijo mío (8) es un término cariñoso del maestro para su alumno, frecuentemente utilizado en Proverbios. Oye sería mejor traducido “obedece” o “presta atención” (Berk.) La instrucción (enseñanza o disciplina) de tu padre sugiere el lugar primordial del padre en el hogar judío (Ex. 12:26–28; Dt. 6:6–7). Pero el escritor añade: Y no desprecies la dirección, “no rechaces” (RSV), “la ley” (VM.), “enseñanzas” (Berk.) de tu madre. Enseñanzas que también eran consideradas significativas y no inferiores a las del padre. Ningún libro de la Biblia supera a Proverbios en su estímulo del amor y el respeto por la madre. Los padres son los primeros maestros de religión y los niños hebreos aprendían de ellos primero el camino de la sabiduría.

El prestar atención a la instrucción paternal no dejaba de tener recompensa. Esa conducta adornaría la vida del joven con honor. Tendría un adorno de gracia (9; “guirnalda de gracia”, VM.) sobre su cabeza, y collares (“adornos”, Berk.) para su cuello. Estos eran adornos como los que usaban los reyes (Gn. 41:42; Dn. 5:29).

El camino de los pecadores (1:10–19)

Este pasaje podría titularse: “No Cedas a la Tentación.” En él vemos que: (1) El mal es atractivo. El malhechor o chantajista dice: Ven con nosotros, 11.8 Aquí hay una apelación al instinto humano de integración—“Sé uno del grupo”. El malhechor, además, promete abundancia material, 13–14 —una apelación al deseo de adquirir del hombre. (2) El mal es agresivo. No perdona a nadie. Es tan despiadado como la muerte. Los tragaremos vivos como el Seol, 12; (3) El mal es afligente. El malhechor se apresura a derramar sangre, 16. El mal también atrapa y destruye al pecador mismo 17–19. “Hasta un pájaro tonto sabe que no debe acercarse a una trampa que ve armar; pero estos pecadores arman la trampa y caen en ella ellos mismos.”9 El que es dado a la codicia, 19, descubre que el pecado siempre se vuelve en su contra. Siglos más tarde Jesús preguntó: “¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma?” (Mt. 16:26).

ADVERTENCIAS CONTRA EL DESCUIDO DE LA SABIDURIA, 1:20–33

En este pasaje por primera vez, entre muchas otras, se personifica a la sabiduría en Proverbios. La sabiduría desempeña el papel de un profeta de Dios con un mensaje urgente, que es proclamado en las calles (20), en los principales lugares de reunión, y en las puertas (21). Aquí “donde se cruzan congestionados caminos de la vida” la sabiduría hace su apasionada apelación. El versículo 22 emplea tres términos para describir a aquellos que rechazan la revelación divina. Estos son los simples (moralmente neutrales), los burladores (retadores), y los insensatos (espiritualmente obstinados).
Volveos (23) es un llamado profético al arrepentimiento (cf. Jer. 3:12–14, 22; 4:1). Rechazar este llamamiento es trágicoen verdad. A aquellos que lo hacen, la sabiduría les dice: También yo me reiré en vuestra calamidad (26). Estas palabras, dice Kidner, no son “una expresión de falta de corazón personal, sino de lo absurdo que es escoger la insensatez, una vindicación completa de la sabiduría y de la indiscutible adecuación del desastre”.10

El juicio que vendrá sobre los que rechazan a Dios será tan repentino como un torbellino (27). Esta calamidad será el fruto de su camino (31). Cosecharán lo que han sembrado (cf. Gá. 6:7–8). El desvío (32; “la apostasía”, VM.) de los ignorantes y la prosperidad (o la “auto seguridad”, Berk.) de los necios los echará a perder. Pero aquellos que presten atención a la sabiduría no tienen por qué temer a las desastrosas calamidades que vienen como consecuencia de la pecaminosa insensatez (33).

RECOMPENSAS DE PRESTAR ATENCION A LA SABIDURIA, 2:1–22

En este capítulo el maestro habla en nombre de la sabiduría lo mismo que los profetas hablaban en nombre de Dios. Este poema hebreo tiene 6 divisiones. Los versos iniciales (1–4), o prótasis, que contienen un llamado urgente al alumno para que preste atención al llamado de la sabiduría. Luego sigue la conclusión o apódosis, que describe 5 resultados o frutos del conocimiento de Dios (5–22).

La urgencia del llamado de la sabiduría (2:1–4)

La urgencia de la apelación del sabio está indicada por 4 juegos de cláusulas paralelas—uno en cada uno de los versículos de esta sección. En el versículo 1 la condición es: Si recibieres (lit., tomares o aceptares) … y guardares (“atesoraras”, VM.). Haciendo estar atento tu oído … si inclinares tu corazón (2). Si clamares (“si implorares”, Berk.) … y dieres tu voz son condiciones en el versículo 3. Si como a la plata la buscares y la escudriñares como a tesoros (“cavares por ella como tesoros escondidos”, VM.). Sólo la sencillez de corazón como la que el maestro pide en estos versículos dará por resultado que el alumno conozca la santa voluntad de Dios. La declaración de Pablo en Filipenses 3:13–14 es una ilustración neotestamentaria de esta intensidad de propósito.

La palabra corazón (heb., leb) en el versículo 2 es particularmente significativa. Tiene un significado mucho más amplio que en nuestros idiomas modernos, e incluye sensibilidades intelectuales y morales así como emocionales. Es el centro del ser humano del cual surge la autodecisión. La Biblia nunca habla del cerebro como el asiento del intelecto humano. Inclinares tu corazón (2) implica una sincera determinación. El maestro está tratando de convencer a su alumno a que busque la sabiduría con todo su ser—su razón, sus emociones, su voluntad—de modo que el propósito no se diluya.11

Los cinco frutos de la sabiduría (2:5–22)

La urgente apelación del maestro a una respuesta plena al llamamiento de la sabiduría va seguida por las promesas de que los esfuerzos de su alumno no serán en vano.

a. El que busca hallará a Dios (2:5–8). La búsqueda espiritual lo pone a uno en comunión con Dios. Entonces—después de una búsqueda diligente— entenderás el temor de Jehová (5; véase el comentario sobre 1:7). La religión personal comienza con la revelación de Dios a nuestro corazón. Esta es la suprema recompensa de la búsqueda del alumno (cf. Jn. 17:3). Lo que halla el que busca es el don de Dios—Porque Jehová da la sabiduría (6). El alumno descubre todo lo que es esencial para la vida recta—sana, o práctica, sabiduría, y protección (7). El Señor es un escudo (Gn. 15:1; Sal. 59:11; 84:11) a los que caminan rectamente (“para los que andan en integridad”, VM.). Tal protección es para sus santos (8); literalmente, “piadosos” (cf. Sal. 12:1; 30:4; 31:23).

b. La sabiduría da entendimiento y libertad (2:9–11). El don de Dios de sí mismo y las percepciones de sus propósitos para nuestras vidas nos dan el poder y los principios de la conducta recta. Estos dones divinos son gratos (10), protegen y guardan (11). La fuerza interior es la mejor respuesta al mal exterior. El santo—la persona consagrada a Dios—halla una vida rica y libertad para recorrer el camino de la vida con seguridad y victoria sobre el mal. El conocer a Dios y hacer su voluntad hace libre al hombre (Jn. 8:32).

c. El hombre de Dios es liberado del mal camino (2:12–15). Esta bendición y las dos que siguen son corolarios de los dos primeros frutos de la sabiduría. Pueden ser consideradas como resultado del encuentro de Dios (5–8) y del entendimiento que El da (9–11). En este pasaje el maestro habla del mal en general. “El camino del inicuo” (12, VM.), es lo opuesto del camino de la justicia. Estos caminos contrastantes a menudo se describen en las Escrituras (Sal. 1; Is. 59:8; Mt. 7:13–14, 24–27). El “hombre inicuo” es esclavo del camino de la locura pecaminosa. Pero el sabio anda por otro camino. El haberse decidido por Dios le da poder para rechazar los atractivos del camino que lleva a la ruina y la muerte eterna.

En este pasaje se describe el carácter del “hombre inicuo” (VM.). Es un hombre que habla perversidades (12). Su lenguaje es retorcido “pervertido”, Berk.). Moffatt dice que su lenguaje es “autovolitivo” —lo cual sugiere el rechazo de la voluntad de Dios por la suya propia. Anda por sendas tenebrosas (13; cf. Dt. 28:29; Sal. 82:5; Pr. 4:19; Is. 59:9). Además, se alegra en el mal y se deleita en ver a otro seguir esa misma senda perversa (14). Sus veredas son torcidas (15), es decir, contrarias a lo que es verdadera y moralmente recto.

d. Es librado de la mujer impúdica (2:16–19). El hombre de Dios no sólo es liberado del mal camino en general, sino de la mujer extraña (16) en particular. La prostitución no era rara en el antiguo Israel. El adulterio, así como la idolatría, era uno de sus pecados comunes (cf. Jer. 23:10, 14; Os. 4:14). Proverbios dedica un espacio considerable a la mujer lasciva o seductora (5:1–23; 6:20–35; 7:1–27; 9:13–18). La mujer extraña (“ajena”, VM.; “relajada”, RSV) personifica el camino opuesto a la sabiduría y la senda que termina en la muerte en lugar de la vida (18–19). “La paga del pecado es muerte” (Ro. 6:23).
La versión Berkeley traduce estos términos (16) como “ajena” y “extranjera”. En una nota al pie se da la razón de estos términos. “Una mujer tal ha perdido el derecho de ser considerada israelita.”12 Toy dice que “el carácter general de las descripciones aquí y en los capítulos 5, 7, 9:13–18, y el contraste expresado en 5:19, 20, hace que sea casi seguro que el escritor tiene en mente a las mujeres disolutas sin distinción de nacionalidad, y que la mujer extraña es la que no está ligada al hombre por vínculos legales, que está fuera del círculo de sus relaciones propias, esto es, que es una prostituta o una adúltera”.13 Esta libertina es una mujer casada que ha abandonado al compañero (o “esposo”, Berk.) de su juventud y también el pacto de su Dios (17). La relación con Dios y la entrega a su voluntad darán fuerzas para resistir las tentaciones de semejante persona. Siglos más tarde Pablo dijo a los gálatas: “Digo, pues: Andad en el Espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne” (Gá. 5:16).

e. Tendrá una herencia especial (2:20–22). Los que toman el camino de los buenos (20) habitarán la tierra (21). Aquí se hace referencia, en primer lugar, a la tierra de Canaán, que había sido prometida al pueblo de Dios (Ex. 20:12; Lv. 25:18–24; Sal. 37:9–11). Habitar en Canaán era disfrutar del favor y la bendición del Señor. Ser exiliado de esa tierra era una indicación de desobediencia y la desaprobación divina. Jesús expresó una verdad similar cuando dijo: “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad” (Mt. 5:5). Dios comparte sus posesiones con sus hijos. Mas los impíos (22) no participan de esas bendiciones. Ellos serán cortados y desarraigados (Dt. 28:63) de la tierra de sus padres. La retribución del abandono del camino de Dios es segura y trágica.

LAS BENDICIONES DE LA SABIDURIA, 3:1–35

En esta sección continúa el énfasis del capítulo anterior sobre las bendiciones de la sabiduría. En el capítulo 2 el fruto principal de la sabiduría era la estabilidad moral. Aquí las recompensas primordiales y positivas son la felicidad y la seguridad. El capítulo consta de tres discursos definidos, cada uno de los cuales comienza con la expresión “Hijo mío”. El primero (1–10) es un llamamiento a una entrega completa. El segundo (11–20) habla de la felicidad de confiar en Dios. La división final (21–35) subraya la seguridad del andar con Dios.

Llamado a una entrega completa (3:1–10)

El énfasis principal del maestro en esta sección es la entrega a la voluntad de Dios. Insta amable y ansiosamente a obedecer las directivas divinas para la vida. Hijo mío, no te olvides de mi ley (1). Dice Fritsch: “Una de las palabras áureas de la religión es ‘recuerda’. No hay vida ni crecimiento espiritual aparte de la gran herencia espiritual del pasado. Ninguna religión reconoció esto más claramente que el judaísmo, con su fuerte énfasis sobre la enseñanza de sus jóvenes acerca de los grandes hechos y verdades de su historia sagrada (Ex. 12:26–27; Dt. 6).”14 Una fe fuerte se basa en una sana enseñanza arraigada en una rica tradición religiosa. En la iglesia de hoy, la evangelización y la educación cristiana deben ir de la mano.

Tu corazón guarde mis mandamientos. En otras palabras, entrégate a Dios. Maclaren dice: “La madre de todas las gracias de la conducta es el doblegamiento de la voluntad a la autoridad divina. La voluntad es el hombre, y donde éste cesa de erguirse en autosacrificio y autorebelión, y se disuelve en corrientes de agua de sumisión, éstas correrán por su vida y la purificarán.”15 Una de las recompensas de una vida consagrada es largura de días (2). Este es un concepto a menudo repetido en las Escrituras (cf. Gn. 25:8; Ex. 20:12; Dt. 5:16; 22:7; Pr. 2:21; 4:10). Pablo escribió: “la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente y de la venidera” (1 Ti. 4:8).
Otra recompensa de la piedad es la de la paz. Aquí la palabra hebrea empleada es Shalom, que significa lo que está completo o perfecto. Una correcta relación con Dios y una correcta consideración por nuestro prójimo hacen que la vida sea verdaderamente completa y digna de ser vivida.

De las palabras: Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad (3), Jones y Walls dicen: “Misericordia (hesedh) es una palabra difícil de entender aparte de la idea del pacto. Representa el amor pactado, y el pleno alcance de lo que esto significa lo vemos en el gran mandamiento y el que es semejante a él (Dt. 6:5 y Lv. 19:18). Verdad (heb. ‘emeth) significa ‘firmeza’ y de ahí ‘confiabilidad’, ‘estabilidad’, ‘fidelidad’, y eventualmente lo que exige la fidelidad—realidad y verdad.”16 Los términos misericordia y verdad a menudo se encuentran ligados entre sí en el Antiguo Testamento. Hablan de la fidelidad de Dios a sus promesas. Aplicados a los hombres, describen la integridad en el sentido más amplio.

El judaísmo tomaba los términos átalas y escríbelas en sentido literal. Se usaban en la cabeza y en la mano filacterias que contenían porciones de las Escrituras (Ex. 13:9; Dt. 6:8–9; 11:18). En su significación más profunda, la misericordia (“benevolencia”, VM.) y la verdad (“fidelidad”, RSV) son principios sobre los cuales meditar y por los cuales vivir.
En los versículos 5 y 6 tenemos una selección de palabras que reflejan el tenor de todo el libro de Proverbios: Fíate de Jehová … y no te apoyes en tu propia prudencia (5). La sabiduría humana es inadecuada, pero la sabiduría divina es guía suficiente para la vida. La seguridad es que Dios enderezará (6) nuestras vidas y nos capacitará para alcanzar nuestro destino. Moffatt dice: “El os despejará el camino.” La referencia es a la remoción de los obstáculos al construir una carretera (Is. 40:3; 45:13).

El escritor dice: No seas sabio en tu propia opinión (7), o: “Nunca te jactes de tu propia sabiduría” (Moffatt). Aquí hay esencialmente una repetición de la exhortación de los versículos 5–6 a poner la confianza en el Señor. Se nos insta a no tomarnos demasiado en serio nosotros mismos, sino reverenciar a Dios. El resultado de esa reverencia será medicina a tu cuerpo y refrigerio para tus huesos (8). Un conocimiento de Dios que conduce al bienestar espiritual tiene sus efectos sobre los aspectos psicológicos y físicos de la personalidad humana.

En los versículos 9–10 tenemos una exhortación al empleo adecuado de las posesiones materiales. El hombre es, después de todo, un mayordomo y todo lo que tiene pertenece a Dios (Sal. 50). Cuando honra a Dios con una porción de sus ganancias, será bendecido materialmente—serán llenos tus graneros con abundancia (10). Tenemos aquí un principio de mayordomía y no una garantía de riquezas materiales. Podemos confiar en Dios con nuestras ofrendas y para nuestras necesidades materiales (Mt. 6:33). El mayordomo cristiano no debe temer que saldrá perdiendo por dar a Dios (Mal. 3:8–10). Nadie pierde por tener fe o ser obediente. El hombre de Dios no es un mayordomo reacio, sino alegre y responsable.

La felicidad de confiar en Dios (3:11–20)

Aquí, en los versículos 11 y 12, se introduce el problema del sufrimiento humano, que es el tema del libro de Job. Al principio, este énfasis parece una digresión en un tratado sobre las bendiciones de la piedad. A menudo los buenos no son bendecidos con riquezas o cuerpos fuertes, y los malvados no siempre son pobres y miserables. En el versículo 12 el maestro da una solución a este difícil problema. Dice que el castigo (11; “corrección”, VM.) y la corrección (“reprensión”, VM.) son indicaciones del continuo interés del Padre por el bienestar de su hijo (cf. He. 12:5–11). En la adversidad o la prosperidad, los hijos de Dios nunca están separados de su amor (Ro. 8:38–39). Entendamos o no cabalmente nuestras disciplinas y reproches, podemos saber que el amor de Dios es nuestro y que nuestras vidas están en sus manos.

La adversidad no destruye la felicidad permanente del hombre de Dios. El camino de la sabiduría, aunque costoso, es provechoso. La palabra bienaventurado (13) aquí es la misma utilizada en las bienaventuranzas del Sermón del Monte. Se la encuentra frecuentemente en los Salmos (1:1; 112:1; 119:1) y en Proverbios (8:34; 16:20; 20:7; 28:14). Mientras a su alrededor todos están empeñados en la persecución de las riquezas terrenales, el hombre sabio ha descubierto tesoros superiores a la plata y el oro (14). Sus tesoros son aún más preciosos que las piedras preciosas (15) —gemas o rojos corales (Job 28:18; Lm. 4:7). Los tesoros terrenales no pueden dar largura de días (16) o paz de corazón y mente (17). La sabiduría es un árbol de vida (18), que simboliza el poder vivificador de Dios.17

En los versículos 19–20 vemos la creación como una expresión de la sabiduría de Dios—la misma sabiduría que El comparte con sus hijos. Edgar Jones dice: “Así como la Sabiduría transforma la vida humana de caos en orden, así es como la Sabiduría funcionó en el principio:”18 ¡Cómo podría el hombre de Dios no ser bienaventurado!

La seguridad de andar con Dios (3:21–35)

La división final de este capítulo comienza con el versículo 21. El maestro le dice a su alumno que la sabiduría tiene doble recompensa. Será vida a su alma y gracia a su cuello (22). Tal sabiduría proporciona recursos para el hombre interior y hace que su apariencia exterior sea graciosa. El maestro aclara que la sabiduría significa andar con Dios (23). Ese andar da un sentido de seguridad y libera de miedos que atormentan (24). El confiar en Dios da provechosa confianza (26).

El hombre que pone su confianza en Dios (3:1–10) y anda felizmente con El (3:11–30) ha de manifestar su fe en las relaciones sociales. Nadie puede tener una rica comunión con Dios sin una relación correcta con su semejante. En los versículos 27–30 aparecen cuatro prohibiciones que tratan de la responsabilidad del hombre hacia otros. Ante todo, el nombre piadoso debe ser bueno y justo—no te niegues a hacer el bien (27)—a aquellos hacia quienes algo es debido o a quienes debe mostrarse algún favor. No debe retener, sino dar prontamente (28) el salario debido o la ayuda necesaria (cf. Stg. 2:16). No debe “maquinar el mal contra su prójimo” (29, VM.). Finalmente, no debe ser contencioso (30).
En los versículos 31–35 tenemos una serie de contrastes entre los destinos del hombre sabio y el hombre impío. El impío no ha de ser envidiado debido a su aparente éxito. Jehová abomina al perverso (32), mas el justo disfruta de comunión íntima con El, o de su “confianza” (Smith-Goodspeed). El Señor honra solamente al hombre sabio (33–35).

LA PRIMACIA DE LA SABIDURIA, 4:1–27

En esta sección tenemos un retrato escogido de la primacía de la sabiduría. El capítulo contiene tres discursos distintos. En el primero (1–9) un padre trata de transmitir a su hijo su amor a la sabiduría; en el segundo (10–19) se enfatiza la elección entre las diversas maneras de vivir; y en la última sección (20–27) hallamos una exhortación a la pureza de corazón y vida.

El amor de un padre a la sabiduría (4:1–9)

Oíd, hijos, la enseñanza de un padre (1). Aquí el maestro asume el papel de un padre, o, como un padre, trae a la memoria su propia valiosa herencia religiosa. Esto último parece lo más probable en vista de las declaraciones autobiográficas de los versículos 3–4. Ciertamente el antiguo Israel creía que la religión debía ser enseñada tanto como captada. Tanto el precepto como la práctica eran importantes en la proclamación de la fe. En línea con esta herencia, se justifica que el cristianismo sea una religión que enseña.
El maestro habla hermosamente de su propio hogar judío. Cuando él era delicado (3; “tierno”, VM.), su padre y su madre compartieron su educación. Una devoción a los valores superiores de la vida es transmitida por el impacto personal de padres piadosos sobre la vida de sus hijos, y por los maestros sobre las vidas de sus alumnos. Edgar Jones nos recuerda que “la relación entre el maestro y el alumno es personal, no superficial. Dentro de esta relación de confianza mutua es posible la verdadera educación.”19

Adquiere sabiduría; adquiere inteligencia (5). La repetición del verbo adquiere es significativa. No es suficiente con ser enseñado, por importante que esto sea. Uno debe adquirir sabiduría por sí mismo. Kidner piensa que esta expresión del maestro “es una manera brusca de decir: ‘Lo que hace falta no es cerebro u oportunidad, sino decisión. ¿Lo quieres? Ven y tómalo’ ”.20 Las parábolas del tesoro escondido y de la perla de gran precio, en el Nuevo Testamento (Mt. 13:44–46) son ilustraciones de la verdad que el padre estaba tratando de comunicar.

La primacía de la sabiduría se subraya nuevamente en los versículos 6–9. El hijo ha de amar la sabiduría como amaría a su esposa (6). Tal amor trae sus ricas recompensas (cf. Sal. 45:13; Pr. 1:9; Is. 61:10). Pablo dijo: “Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento” (1 Ti. 6:6). El conocimiento de Dios vale mucho más que todo lo que cueste obtenerlo.

Una elección entre dos caminos (4:10–19)

El maestro pone en agudo contraste en los versículos 10–19 los dos caminos de la vida (véase el comentario sobre 2:12–15). El camino de la sabiduría (11) se describe en los versículos 10–13. Este camino es la ruta mejor para la peregrinación de la vida. No se estrecha (12)—es decir, está libre de piedras de tropiezo (cf. Jud. 24a). La admonición del versículo 13 desafía al hombre de Dios a una urgente fidelidad. El camino de los impíos es descrito de manera muy diferente en 14–17. Los impíos son celosos en su mal obrar. No duermen (16). Esto es, se deleitan en hacer el mal (Ef. 4:19). Adquieren su comida y su bebida por medios impíos (17).

En 18–19 se resumen los dos caminos. La senda de los justos es como la luz de la aurora (18) que va en aumento hasta que el día es perfecto. Pero el camino de los impíos es como la oscuridad; no saben en qué tropiezan (19). Dice Schloerb: “No pueden diagnosticar su mal; tropiezan una y otra vez sobre el mismo obstáculo.”21

Una exhortación a la pureza de corazón y vida (4:20–27)

En 20–27 se da el secreto de una vida santa. Es ante todo, confiar en Dios, quien capacita para andar por el camino del bien. Hijo mío, está atento a mis palabras (20) con toda tu personalidad humana—oído (20); ojos (21, 25); corazón (21, 23); cuerpo (22); boca … labios (24); manos y pies (27). En segundo lugar, el corazón debe ser guardado con toda diligencia; porque de él mana la vida (23); de él “manan las fuentes de la vida” (Amp. O. T.). Horton dice: Toda conducta es resultado de fuentes ocultas. Todas las palabras son expresión de pensamientos. Lo primero y más importante es que las fuentes ocultas del pensamiento y los sentimientos sean puros. La fuente de todas nuestras dificultades es la amargura de corazón, los sentimientos de envidia, la súbita irrupción del deseo corrupto. Una salvación meramente externa no servirá de nada; un cambio de lugar, una fórmula mágica, un perdón convencional, no tocan la raíz del mal. ‘Quisiera que usted me cambiara el corazón’ le dijo el jefe Sekomi a Livingstone. ‘Déme una medicina para cambiarlo, porque es orgulloso, orgulloso y enojado, siempre enojado.’ No quería oír la manera neotestamentaria de cambiar el corazón; quería una manera exterior, mecánica—y esa manera es imposible de encontrar.”22

En la exhortación del maestro a la pureza, se halla, en lo profundo de la revelación del Antiguo Testamento, el concepto que Jesús enfatizó más en el Nuevo. El habló de la necesidad de la pureza del alma cuando mostró que el corazón del hombre era la fuente de los malos pensamientos y acciones (Mt. 15:18–19; Mr. 7:20–23). Proclamó la pureza del corazón como una de las “bienaventuranzas” del nuevo pacto (Mt. 5:8).

INSTRUCCION SOBRE EL MATRIMONIO, 5:1–23

En el capítulo 5 tenemos la aplicación de la sabiduría a las relaciones entre los sexos. Después de una exhortación a prestar estricta atención a la enseñanza (1–2), viene una fuerte advertencia contra las fascinaciones del pecado (3–6). Sigue luego una aguda admonición a evitar la infidelidad (7–14). La sección final contiene una exhortación urgente a la fidelidad conyugal (15–23).

Evita las fascinaciones del pecado (5:1–6)

El maestro ruega atención a sus palabras: A mi inteligencia inclina tu oído (1). El oir precede al creer. Se han de conocer las distintas alternativas a fin de hacer una elección responsable (cf. Ro. 10:14–17). Uno debe aceptar a Dios por sí mismo y andar discretamente. Para una conducta adecuada debe haber sano juicio y discernimiento espiritual. Uno debe aún regular su lenguaje por la ciencia (2). Greenstone comenta acertadamente: “Déjate guiar en tu lenguaje por el conocimiento y no por el impulso del momento.”23
La razón para la vigorosa apelación del maestro es evidente en el versículo 3. O se es siervo de Dios o esclavo del pecado; hay que escoger entre las cadenas de la disciplina divina o los grillos del mal. Porque (3) está presente la mujer extraña, la adúltera, que presentará sus tentaciones.
Ella es representativa de los atractivos del pecado—de la voluntad propia en oposición a la voluntad de Dios. Es mujer de otro hombre (véase el comentario sobre 2:16–19). Sus labios … destilan miel y su paladar es más blando que el aceite. Es decir, su lenguaje es lisonjero y seductor. De lo cual se da un ejemplo en 7:13–21.
El resultado del enredo con una adúltera, sin embargo, es precisamente lo contrario de las promesas que ella hace al objeto de sus retorcidos designios. Su fin es amargo como el ajenjo (4). La palabra fin (heb. ’aharith) se utiliza a menudo para expresar la idea del juicio final (cf. 5:11; 14:12–13; 16:25; 19:20; 20:21; 23:18; 24:14; 25:8; 29:21). En lugar de la dulzura de la miel y la suavidad del aceite viene amargura. El ajenjo (4) es una planta amarga que se emplea a menudo en la Biblia para describir los trágicos resultados del pecado (Dt. 29:18; Jer. 9:15; Lm. 3:19; Am. 5:7; 6:12). La espada de dos filos sugiere la naturaleza destructora del pecado (Jer. 46:10; Nah. 2:13). En el versículo 5 las palabras muerte y Seol son virtualmente sinónimos. Seol significa el lugar de los espíritus que han partido. Aquí se habla de la muerte como resultado del camino del pecado.24
El versículo 6 continúa la descripción de la mujer relajada. La palabra traducida sus en el texto hebreo es incierto. Lo más probable es que se refiera a la adúltera. Moffatt traduce la primera línea: “El camino de la vida no es para ella.” La Biblia de Jerusalén traduce: “Por no seguir la senda de la vida, se desvía.” Sus caminos son inestables, o “resbaladizos” (Moffatt). De esta manera la Palabra de Dios recalca la calidad destructora del pecado. Rylaarsdam dice: “Los sabios y los profetas hicieron algo profundo cuando escogieron la prostitución como metáfora de la idolatría; ambas expresan la infidelidad porque ambas son motivadas por la irresponsabilidad y el egocentrismo. Pero precisamente por eso ambas son autodestructoras, ‘el que quisiere salvar su vida la perderá’ (Mt. 16:25).”25

El elevado costo de la infidelidad (5:7–14)

En estos versículos se describe gráficamente el carácter destructivo de la inmoralidad. Primero, el maestro advierte nuevamente que se ha de evitar a la adúltera. Aleja de ella tu camino (8) —“No te le acerques” (Moffatt). En el lenguaje de hoy podríamos decir: “No juegues con fuego si no quieres quemarte.” El maestro nos dice que aquel que cede a la tentación llega al final de sus días con remordimiento de su corazón y con sus energías físicas disipadas (9–11). Ve demasiado tarde el error de su camino. Dice: ¡Cómo aborrecí el consejo! (12), literalmente, “¿Cómo pude ser tan tonto para rechazar el consejo?”
El hombre disoluto es insensato no sólo ante Dios, sino también a la vista de los hombres. Casi en todo mal he estado, en medio de la sociedad y de la congregación (14) significa “Casi fui sentenciado a muerte por la congregación” (Moffatt), o: “Poco faltó para que me viera en toda suerte de mal” (VM.). Las palabras del versículo 14 podrían significar que este adúltero casi fue llevado a juicio público y condenación que podrían haber significado un severo castigo y aun la muerte (Lv. 20:10; Dt. 22:22; Ez. 16:40). También podrían significar que el pecado llevó al descrédito público al que era miembro de la congregación de Israel.

Una exhortación a la fidelidad (5:15–23)

Después de la vigorosa condenación de la promiscuidad sexual de la sección anterior, el escritor pasa ahora a una magistral exhortación a la fidelidad conyugal. Mientras las relaciones extramaritales son contrarias a la voluntad de Dios, la relación sexual en el matrimonio tiene la aprobación divina. Un matrimonio honorable y feliz, descrito en 15–20, se considera una salvaguardia contra la infidelidad.
En la imaginería típica del antiguo Oriente el escritor emplea las palabras agua, cisterna, pozo y fuente como metáforas para describir a la esposa de un hombre (Cant. 4:12, 15). Las frases tu misma cisterna y tu propio pozo (15) acentúan la fidelidad en el matrimonio. En 15 tenemos un reflejo del séptimo mandamiento: “No cometerás adulterio” (Ex. 20:14). En este capítulo se combinan el conocimiento de Dios y la obediencia a sus exigencias morales. Proverbios se hace eco así de la contribución suprema de Israel al mundo—la ley revelada por medio de Moisés y la religión personalizada por medio de los profetas.
El hebreo del versículo 16 es de difícil interpretación. Tenemos o una referencia a engendrar hijos dentro de la sagrada relación del matrimonio o al desperdicio de la promiscuidad. Algunos eruditos prefieren el primer concepto, y la estructura de la sentencia tiende a darles la razón. La Biblia de Jerusalén traduce: “¿Se van a desbordar por fuera tus arroyos (retoños), las corrientes de agua (hijos) por las plazas?” Cualquiera de ambas interpretaciones acentúa la importancia de la fidelidad en la relación conyugal.
En el versículo 17 el escritor apela a una relación monógama. En el 18 dice alégrate con la mujer de tu juventud. En el 19 emplea la franca imaginería de Cantares (4:5) para hablar del atractivo que el esposo debe hallar en su esposa. Insta al esposo (19–20) a mantener el romance en su matrimonio.
En 21–23 el maestro enfatiza otra vez la suerte de los malhechores. Dice que toda conducta está ante los ojos de Jehová (21). Greenstone comenta: “Los caminos del hombre están manifiestos delante de Dios; aun los actos realizados en el más estricto secreto son percibidos por El, y esto debiera ser un freno adicional para cometer actos indebidos.”26 La verdadera moralidad es un reflejo de la santidad de Dios. El escritor deja bien claro que el pecador forja las cadenas de sus pecados que le atan (22) y que su desgracia se debe a su desobediencia de las leyes de Dios (23).
Alexander Maclaren titula su tratamiento del versículo 22 “Las Cuerdas del Pecado”. Sugiere que: (1) Nuestras malas acciones se convierten en malos hábitos; (2) Nuestras malas acciones nos aprisionan; (3) Nuestras malas acciones obran su propio castigo; y (4) Las cuerdas pueden ser soltadas.

UN GRUPO DE ADVERTENCIAS, 6:1–19

Proverbios está lleno de señales de advertencia, que lanzan luces rojas que nos advierten de peligros y desastres que hay adelante. En esta sección tenemos cuatro de esas luces rojas. Estas advertencias nos recuerdan nuevamente la relevancia del mensaje de Proverbios. En un día de rebeldía moral y relativismo ético es bueno leer a menudo las palabras directas de los sabios de Israel “que hablaron sin oprobio de los males de sus días y señalaron a los jóvenes de Israel el camino de la sabiduría que es el camino de Dios”.27

Contra la fianza (6:1–5)

Esta advertencia del sabio no ha de entenderse como una abierta prohibición contra toda fianza—el asumir la obligación de otro. En el antiguo Israel frecuentemente se instaba a ser caritativo con un hermano en la comunidad hebrea y se condenaba la usura (los intereses sobre préstamos) (Ex. 22:25–26; Lv. 25:36–37; Dt. 23:19–20; Sal. 15:5; Ez. 18:8, 13, 17). Había también ciertas obligaciones respecto a las deudas de los parientes (Rt. 4:1–6).
Pero en este pasaje de Proverbios el autor trata de manera práctica la asunción impulsiva de las deudas de otro—amigo o extraño (1). Advertencias similares contra tales fianzas aparecen en otros lugares de Proverbios (11:15; 17:18; 22:26–27). No es un consejo contra la genuina generosidad. Kidner lo expresa bien: “No elimina la generosidad; está más cerca de eliminar el azar.”28 La impulsiva y demasiado fácil asunción de las deudas de otros dará por resultado, como el juego, dificultades tanto para la persona impulsiva como para su familia.
“Si has dado tu mano” (VM.) significa simplemente si has empeñado tu palabra o has hecho un acuerdo. En tal caso uno está preso (2; “atrapado”, Moffatt) por sus propias palabras. La solución de este problema es cancelar a cualquier costo su promesa inmediatamente—Haz esto ahora (3). Uno ha de “importunar” al extranjero para obtener la liberación (cf. Lc. 18:1–8). Ha de escaparse (5) de las complicaciones de su impulsiva acción. Ha de ser libre como la gacela que ha escapado del cazador y el ave que ha eludido al que arma lazos.

Contra la indolencia (6:6–11)

La segunda advertencia tiene que ver con las virtudes de la diligencia y la industria. Advertencias contra la indolencia aparecen frecuentemente en Proverbios (10:26; 13:4; 19:15; 24:30–34). El maestro creía que la holgazanería militaba contra la prosperidad (10:4; 12:11; 20:13; 23:21; 24:33–34; 28:19). Aquí Salomón recurre a la naturaleza para proporcionar un ejemplo de diligencia (cf. 1 R. 4:33). La hormiga (6), mencionada sólo aquí y en 30:25 puede enseñarnos algunas lecciones sobre diligencia y previsión. Trabaja diligente y voluntariamente (7) para proveerse de alimento en la época de la siega para el invierno que se aproxima (8).
La triple repetición de la palabra poco (10) subraya el hecho de que negligencias menores resultan en deficiencias mayores. Hoy en día otro pequeño “trago para el camino” puede provocar una tremenda tragedia en la carretera. Como resultado de la repetida indolencia, el sabio advierte que “la pobreza se precipitará sobre ti” y la “necesidad te dominará” (11, Moffatt).

Contra la siembra de discordia (6:12–15)

La tercera advertencia tiene que ver con las características de un hombre perverso. Es un depravado (12; heb. “hombre de Belial”, VM.). El término “Belial” se emplea más tarde en el Nuevo Testamento como una designación de Satanás (2 Co. 6:15). Aquí implica tanto impiedad como inutilidad. Greenstone dice: “Los rabinos entienden por él alguien sin yugo, que ha arrojado el yugo de la responsabilidad moral y religiosa, una persona depravada.”29 El lenguaje de este hombre es perverso (12); literalmente, “retorcido” o “arrevesado”. Sus guiños indican falsedad y malicia; los gestos de sus pies y manos son típicos de un hombre malvado.
Esta perversa persona siembra las discordias (14), o literalmente, “pone en libertad la contienda”. Dice Moffatt: “Está siempre sembrando discordia.” Un hombre así era particularmente molesto en una sociedad primitiva. Horton dice: “Esta clase de hombre es la levadura de hipocresía en la iglesia cristiana; trama e intriga. Pone a la gente contra el ministro y mueve al ministro a sospechar de su gente. Adopta la obra religiosa porque es así como puede hacer más daño. Nunca se complace más que cuando puede posar como campeón de la ortodoxia, porque entonces parece estar protegido y aprobado por la bandera que está defendiendo.”30

Contra siete pecados (6:16–19)

En esta cuarta advertencia el escritor aclara que el pecado no sólo es desastroso para el hombre, sino que disgusta a Dios. Un Dios santo aborrece el pecado. La enumeración de los pecados que el joven debe evitar está expresada por una expresión idiomática hebrea—seis cosas … y aun siete (16). El paralelismo poético no debiera ser considerado como una limitación del mal a siete pecados, ni como una distinción significativa entre los seis primeros pecados y el séptimo. Para expresiones paralelas similares, véase Job 5:19; Proverbios 30:18, 21, 29; Eclesiastés 11:2; Amós 1:2–2:8. Los pecados detestables tan ofensivos para Dios se enumeran en 17–19.

LA SABIDURIA Y EL ADULTERIO, 6:20–7:27

Después del interludio compuesto por cuatro breves advertencias, el escritor vuelve al peligro del adulterio en una forma similar a la de 2:16–19; 5:3–11; 9:13–18. Después de un párrafo introductorio sobre la importancia de la obediencia a la autoridad paterna (20–23), el maestro señala el peligro del adulterio (24–35). El capítulo 7 es una continuación de 6:20–25. Este nuevo discurso contiene una advertencia adicional sobre la locura de ceder a una ramera. Asimismo exalta la sabiduría como respuesta a la tentación y como la única guía segura en las luchas de la vida. Toda esta sección (6:20–7:27) es el más largo discurso de Proverbios en relación con el pecado del adulterio.

Una exhortación a la obediencia (6:20–23)

En estos versículos el escritor vuelve a señalar el valor de la instrucción paternal (véase comentarios sobre 1:8 y 4:1–9). Para una explicación de las expresiones átalos y enlázalos (21) véase el comentario sobre 1:8 y 3:3. En el versículo 22 tenemos un hermoso tributo a la fidelidad de las bendiciones divinas para la bendición de la vida. Estas directivas de la ley (Torah) eran enseñadas al joven por sus padres (Dt. 6:6–7). En 23 hallamos dos significativas declaraciones. El mandamiento es lámpara para alumbrar el traicionero camino de la vida (Sal. 19:8; 119:105). Como fuente de las enseñanzas paternas, la ley es luz; por lo tanto, “el que menosprecia estos mandamientos es como si tuviera su lámpara apagada.”31

El peligro del adulterio (6:24–35)

El prestar oídos a la instrucción paternal guardará (24) o “preservará” (RSV) al joven del lazo de la mujer seductora. La expresión mujer extraña “significa siempre que no es la mujer propia de un hombre; y a veces puede también implicar una prostituta extranjera que es también extranjera para el Dios de Israel.”32 Es significativo que la palabra hebrea utilizada aquí para no codicies (25) es la misma que se usa en el décimo mandamiento (Ex. 10:17; Dt. 5:21). El maestro advierte que la adúltera caza especialmente la preciosa alma (26), es decir, a la persona joven e inexperta.
Con dos preguntas retóricas en 27–28, el escritor intenta mostrar el riesgo mortal implícito en el adulterio. La respuesta a las preguntas sobre el fuego (27) y las brazas (28) es un enfático “No”. El adúltero abraza el fuego, y el daño resultante de tal acción es ineludible. No quedará impune, sin castigo (29).
El maestro subraya su lección en 30–35 por medio de una comparación. Un ladrón puede ser impulsado por circunstancias atenuantes, tales como el hambre. Puede hacer restitución por su robo, aunque le cueste todas sus posesiones. Siete veces (31) no significa necesariamente siete veces la suma robada, sino una restitución cabal y completa. Pero el adúltero no puede enmendar tan fácilmente lo hecho. Su pecado comienza una cadena de consecuencias desastrosas. Corre el riesgo de destruirse a sí mismo —su propia alma (32). Pues ninguna restitución, ni aun muchos dones (35) satisfarán al esposo ofendido, quien insistirá en la pena de muerte (Lv. 20:10; Dt. 22:22–24). Rylaarsdam dice: “En la psicología israelita el adúltero es literalmente un asesino y merece la suerte de un asesino.”33

Una apelación introductoria (7:1–5)

En los primeros cinco versículos de este capítulo tenemos una vigorosa apelación para que el joven tome el camino de la sabiduría, que es el camino del Señor. Los sinónimos de sabiduría en 1–4 aclaran esto: razones (1), mandamientos (1–2), ley (2) e inteligencia (4). Para fortificarlo a uno contra la tentación hacen falta más que buenos consejos. La fe en Dios y la aplicación de esa fe al diario vivir es lo que proporciona la mejor salvaguardia contra el mal. Tomando el camino de Dios uno es verdaderamente sabio y halla el secreto de una vida victoriosa.
Guarda … mi ley como las niñas de tus ojos (2). Nuestro interés por el camino del Señor debiera ser tan sensible como el cuidado de las pupilas de nuestros ojos. Las niñas de tus ojos es una expresión proverbial para algo sumamente precioso, que requiere un cuidado escrupuloso (cf. Dt. 32:10; Sal. 17:8). Así debiéramos apreciar la voluntad de Dios. Tal unidad de propósito es la mejor protección contra cualquier clase de pecado.
Lígalos … escríbelos (3) son expresiones de profunda significación religiosa (véase comentario sobre 3:3). Aquí se entiende más que una exhortación a la práctica literal de atar las filacterias a la persona o inscribir la ley en los marcos y las puertas de la casa (Dt. 6:8–9). Edgar Jones ve aquí “una interioridad … que va mucho más allá de los meros ritos externos. ¿No podemos hallar un eco de Jeremías 31 con su enseñanza sobre el Pacto interior?”34
La apelación del maestro alcanza un clímax en el versículo 4. El término mi hermana es una designación dada a una prometida o una esposa (Cnt. 4:9; 5:1–2). La sabiduría debe ser amada como se amaría a la propia esposa. “Dí a la Sabiduría: ‘Tú eres mi amada’ ” (Moffatt). Y a la inteligencia llama parienta (“íntima amiga”, RSV). Un pariente (cf. Rt. 2:1; 3:2) es alguien de cuya protección uno tiene derecho de depender. De modo que la enseñanza del versículo 4 es simplemente que la sabiduría y la inteligencia, como un buen matrimonio y un “amigo íntimo” (Berk.), son las mejores salvaguardias contra la mujer ajena (5).

El arte seductor de la tentadora (7:6–23)

En este pasaje el sabio describe con detalles gráficos la historia de un joven que fue objeto de los malvados designios de una adúltera. Relata el trágico resultado del joven al haber cedido a la estrategia seductora de una mujer depravada.
a. El objeto del designio malvado (7:6–9). Aquí el escritor presenta con detalles vívidos y realistas la trampa de la adúltera. Habla de mirar por la celosía (6) de su casa oriental, observando al joven que era objeto de sus malas intenciones. Dice Toy: “Las ventanas de las casas orientales (como las de Europa hace algunos siglos) no están cerradas con vidrios sino que tienen un entramado de madera o de metal, a través del cual una persona que está adentro puede ver la calle sin ser vista desde afuera; la ventana era un puesto de observación favorito.”35
El objetivo de la adúltera era un joven de entre los simples (7), o del grupo de “cabezas huecas y corazón vacío” (Amp. O. T). Este joven era falto de entendimiento. La RSV y la Biblia de Jerusalén lo llaman “un joven sin juicio”. Kidner lo describe como “joven, inexperto, cerebro de plumas”.36 El joven carecía de principios morales. Pero no era meramente un simple (véase el comentario sobre 1:4).
Este joven andaba vagando sin rumbo por la calle. No sólo parecía sin rumbo, sino desconocedor de los peligros de ir camino a la casa de ella (8). Se colocó así en una posición ventajosa para ella. Comenzó sus andanzas cuando ya oscurecía (9), pero pronto llegó la noche y las tinieblas. Cook comenta: “Hay cierto significado simbólico en el cuadro de la oscuridad que se amontona … La noche cae sobre la vida del joven a medida que se profundizan las sombras.”37
b. La estrategia de la seductora (7:10–20). La adúltera no estaba sin un propósito, como el joven. Sus designios eran definidos. Carecía de vergüenza en sus planes. Aunque tenía marido (19–20), se presenta en atavío de ramera (10; cf. Gn. 38:14–15). El joven no tiene por qué tener temor a la ley al verse envuelto con ella, puesto que no hay venganza de un marido en el caso de una prostituta profesional. Esta tentadora es astuta de corazón (10), firme y empeñada en su propósito malvado. Es alborotadora y rencillosa (11); “Su rebelión es obviamente un rechazo de la ley de Dios y las obligaciones de la moralidad.”38 Es una frecuente transgresora, pues sus pies no pueden estar en casa … acechando por todas las esquinas (12).
Los atractivos de la adúltera se suceden rápidamente. Osadamente abraza al joven y le habla con semblante descarado (13); literalmente “pone cara de desfachatez” (cf. Jer. 3:3). Toy dice: “Esta expresión … no insinúa que la mujer asuma una actitud que no le es natural, sino que describe simplemente su osadía de prostituta.”39
La adúltera continúa sus incitaciones diciéndole al joven que “su refrigerador está lleno, como diríamos nosotros”.40 Sacrificios de paz … hoy he pagado (14). La carne de los animales del sacrificio debía ser comida el mismo día o al día siguiente. Lo que no se consumía tenía que quemarse al tercer día (Lv. 7:16–18). La tentadora le dice a su joven víctima que ha ofrecido sus sacrificios y en su casa hay abundancia de carne. Harán juntos un festín. ¡Cosa extraña que una persona que ha guardado fielmente sus votos religiosos y es observante de los rituales sacrificiales no pueda ver la contradicción entre estas cosas y sus designios pecaminosos (cf. Is. 1:11–15)!
Ahora la tentadora recurre a los halagos. Le dice al joven que él era precisamente el que ella tenía en mente para la ocasión festiva. Ahora te he hallado (15). El es el hombre “alto, moreno y elegante” con quien sueña. En su siguiente apelación desciende al nivel de la sensualidad (16–18). Asegura después a su víctima que su esposo ha salido para un largo viaje y no volverá hasta el día señalado (20); literalmente, “después de muchos días”.
c. El trágico resultado (7:21–23). La tentación es eficaz. El joven cede a ella. Sigue a la tentadora como va el buey al degolladero, como un criminal encadenado hacia su castigo, o como el ave … a la red preparada para ella (22–23). Pero su pecado le cuesta la vida (23). Esta expresión describe la corrupción moral con su culpa y miseria a la vez que sugiere las trágicas consecuencias que pueden resultar cuando el marido de la adúltera descubra el ilícito amorío (véase el comentario sobre 6:30–35).

Una exhortación final (7:24–27)

Con el ejemplo del joven víctima ante ellos, el maestro ruega en tono solemne a sus alumnos que se guarden de semejante tentación. Ante todo, debían estar atentos a sus razones (24). La sabiduría es su única protección segura. En segundo lugar, debían guardar sus corazones contra los caminos (25) de la tentadora (véase el comentario sobre 4:23). Tercero, debían mantenerse apartados de sus veredas (senderos, VM.). Finalmente, no debían olvidar que el pecado causa numerosas bajas —a muchos ha hecho caer heridos— y que el resultado del pecado es la destrucción del cuerpo y el alma (26–27). Fritsch comenta: “En las descripciones de la ruina y el castigo que aparecen en el libro, que sufre el pecador, hay una nota de finalidad y desesperanza que hace estremecer al cristiano. La ley instruye al alma en el camino recto y le advierte contra las calamidades que caerán sobre ella si no sigue sus preceptos.”41 La adúltera es, por consiguiente, un símbolo de la negación del gobierno de Dios y el rechazo de Dios siempre tiene consecuencias trágicas y de largo alcance.

FAMA Y EXCELENCIA DE LA SABIDURIA, 8:1–36

En el capítulo anterior tenemos una repulsiva descripción de la seducción y el pecado. En éste tenemos un soberbio retrato de la sabiduría. El contraste es como pasar de las pantanosas llanuras de la degradación del pecado a las colinas de la santidad, donde el aire es fresco y la visión clara. En el capítulo 8 el concepto hebreo de la sabiduría alcanza su cenit de expresión en el Antiguo Testamento. Bien dice Greenstone sobre este capítulo: “Esta no es una serie de discursos sobre la hermosura de la vida familiar, ni aun en alabanza de la castidad, sino una apelación al joven estudiante a que se dedique asiduamente a la persecución de la sabiduría que ofrece la guía más segura para la vida.”42

La invitación de la sabiduría (8:1–21)

En esta sección y en todo el capítulo 8 la sabiduría es nuevamente personificada. Como en 1:20–33, ella es un predicador profético. Aquí es también un evangelista, un heraldo de las buenas nuevas del amor de Dios y su interés por todos los hombres.
a. El llamado universal de la sabiduría (8:1–5). Aquí el evangelista proclama las buenas nuevas. Da su mensaje en los lugares más públicos y conspicuos posibles (2–3). Horton dice acertadamente:

La sabiduría, a diferencia de le mujer viciosa que acecha en el crepúsculo en la esquina de la calle que contiene su cubil, se presenta en los lugares abiertos; se hace tan manifiesta como puede serlo ocupando alguna posición elevada desde la cual su voz puede oirse resonar abajo en las calles y arriba en las encrucijadas, y puede atraer la atención de los que entran por las puertas de la ciudad o de las casas. Como su voz es fuerte y clara, así sus palabras son plenas y rotundas; no hay murmullos, ni musitar, ni oscuras insinuaciones, ni sutil incitación a placeres secretos; su tono es fresco y excitante como la aurora; hay en él algo que hace que uno piense involuntariamente en el aire libre y el vasto cielo y las grandes obras de Dios.43

El mensaje urgente de la sabiduría “es tan relevante para el mercado (2–3) como para el mismo cielo (22)”.44 Además sus ofrecimientos son universales. Las palabras hombres e hijos de los hombres (4) sugieren todas las clases de la humanidad, tanto los gentiles como los judíos. No hay nada exclusivo ni provincial en la invitación de la sabiduría. Aun los simples (5; “incautos”, Moffatt) y los necios, o espiritualmente obstinados, pueden acudir, si lo quieren (cf. Mt. 7:7–8).
b. El carácter y valor de la sabiduría (8:6–16). El mensaje de la sabiduría se caracteriza por la verdad y la rectitud (6–9). No hay cosa perversa ni torcida (8) en las palabras del predicador. Más aún, sus proclamaciones son rectas al que entiende, y razonables a los que han hallado sabiduría (9). Aquí “se afirma un principio fundamental. Aquellos que están dispuestos a recibir la Sabiduría serán capaces de entender más cabalmente su naturaleza”.45 En las palabras de Jesús: “El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios” (Jn. 7:17), tenemos un equivalente neotestamentario de lo que el predicador estaba diciendo en el versículo 9 (cf. Jn. 8:31–32).
Se acentúa nuevamente el valor de la sabiduría (véase el comentario sobre 3:13–17). Es más valiosa que cosas tan preciosas como la plata, el oro escogido, o los “rubíes” (VM.) (10–11). Todo cuanto se puede desear, no es de compararse con ella. Moffatt dice: “Ningún tesoro la iguala” (11). Ciertamente el amor de Dios y sus provisiones redentoras son incomparables (cf. Job 28:15, 18; Sal. 19:10; 119:127). Aquí la sabiduría enfatiza la verdad de que más importantes que los tesoros terrenales son los celestiales (Mt. 6:19–21).
La sabiduría describe virtudes adicionales en 12–16. Ella es práctica y fértil en recursos—Yo … hallo la ciencia (12). Se identifica con el temor de Jehová (13; cf. comentario sobre 1:7). Aborrece toda clase de mal. Harris dice que “la verdadera santidad no es toda positiva. La enseñanza de que el pecado es odioso es una verdad maravillosa y vital”.46 Es capaz —mío es el poder (14)—de poner en práctica la sabiduría. Su dirección confiere la verdadera autoridad (15–16). Ella ayudó a Salomón en su reinado (1 R. 3:5–12).
c. Las recompensas de la sabiduría (8:17–21). En este pasaje la sabiduría ofrece muchas recompensas a aquellos que responden afirmativamente al desafío profético. Todos aquellos que aman a Dios— los que temprano me buscan (17; “diligentemente”, RSV). (Cf. Mt. 5:6). Está incluida la prosperidad material (18, 21), pero las bendiciones supremas del camino de la sabiduría (19) son el favor y la amistad de Dios.

Eternidad y creatividad de la sabiduría (8:22–31)

Esta sección ha sido llamada “el pasaje más grande del libro de los Proverbios”.47 Fritsch ve aquí “uno de los retratos más perfectos de Cristo que pueden hallarse en el Antiguo Testamento”.48 Esta magnífica sección anticipa pasajes tan significativos del Nuevo Testamento como Juan 1:1–14; 1 Corintios 1:24, 30; Colosenses 1:15–18 y Hebreos 1:1–4. Greenstone niega cualquier conexión entre esta sublime personificación de la Sabiduría y el concepto del Logos.49 Pero Deane y Taylor-Taswell dicen: “No hay … nada forzado o incongruente en ver en este episodio una descripción de la Segunda Persona de la bendita Trinidad, la Sabiduría esencial de Dios personificada, el Logos de libros posteriores y del evangelio.”50 Fritsch dice que los Padres de la iglesia “usaron este pasaje para formular sus ideas acerca de la Segunda Persona de la Trinidad”.51 Atanasio y otros líderes enfrentaron una de las grandes crisis de la iglesia cristiana con su cristología nicena que bebía en este profundo pozo de la revelación del Antiguo Testamento tanto como de las fuentes del relato inspirado del Nuevo.
a. La perpetuidad de la sabiduría (8:22–23). En el versículo 22 tenemos uno de los pasajes más discutidos del Antiguo Testamento. La palabra poseía (heb. qanah) es un tanto ambigua y en consecuencia ha sido traducida de varias maneras. Su significado más común es “comprar”, “adquirir” o “poseer”. En este sentido se emplea al menos en una docena de otros pasajes de Proverbios. Su significado menos usual es “crear” (cf. Dt. 32:6; Sal. 139:13). Así ha sido traducida: “engendró” (VM.), “me formó” (Smith-Goodspeed, Moffatt), “me hizo” (Berk.), o “me creó” (RSV, LXX, Targum, BJ.). Los heréticos arrianos usaban el versículo como base de su tesis de que Cristo era un ser creado, subordinado a Dios. No era, por consiguiente, ni divino ni eterno. Atanasio, sin embargo, tradujo esta difícil expresión “me constituyó (designó) (a Cristo) como cabeza de la creación.
Tanto el significado más común del hebreo qanah como el tenor general de todo el pasaje (22–31) sugieren que la sabiduría existía antes que Dios creara el mundo y que estuvo activa en el proceso creador (cf. 3:9). Kidner observa agudamente: “Los bienes se poseen por adquisición, los hijos por nacimiento … la sabiduría—en el caso de los mortales—por aprendizaje. ¿Y la sabiduría para Dios? Decir que al principio El carecía de ella y tuvo que crearla o aprenderla, es tan ajeno a este pasaje como absurdo.”52
De los versículos 22–23, Maclaren comenta: “La Sabiduría personificada de Proverbios es el Verbo personal del prólogo de Juan. Juan casi hace una cita literal de la primera cuando dice: ‘este era en el principio con Dios’, pues sus palabras recuerdan la gran declaración: ‘Jehová me poseía en el principio … eternamente tuve el principado desde el principio, antes de la tierra.’ Luego hay dos principios, uno perdido en las profundidades del ser que no está limitado por el tiempo, otro, el comienzo de la actividad creadora, y el Verbo estaba con Dios en el comienzo más remoto como en el más cercano.”53
b. La primacía de la sabiduría (8:24–26). Estos tres versículos constituyen una hermosa proclamación poética de la eternidad de la sabiduría. Antes que parte alguna del universo físico llegara a ser, ya existía la sabiduría (cf. Jn. 1:1). El salmista escribió una declaración similar sobre Dios: “Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios” (90:2).
c. El papel de la sabiduría en la creación (8:27–31). Este pasaje presenta el papel de la sabiduría en la creación del mundo. Al hacerlo, subraya la unidad de la Deidad en la empresa creadora. El versículo clave de esta sección es el 30: Con él estaba yo; literalmente “junto a él”. Estas palabras vinculan al Dios Redentor con el Dios Creador (cf. Jn. 1:1–4).
Con él estaba yo ordenándolo todo es otra expresión con diversas interpretaciones. La dificultad se debe a las palabras ordenándolo todo (heb. amon), que significan o bien “maestro operario” o “niñito, pupilo”. La sabiduría estaba junto a Dios como “maestro y director de la obra” (Amp. O. T.). Era “maestro operario” (RSV), o “arquitecto” (VM., BJ., Berk.). Pero un niño o un pupilo es alguien que está constantemente con sus padres o guardianes. Por lo tanto la sabiduría era “su pupilo” (Smith-Goodspeed) o su “hijastra” (Moffatt). Ambas interpretaciones de amon hacen de la sabiduría parte de la aventura creadora. La primera, sin embargo, hace que sea activa en la creación. Este parece ser el concepto más satisfactorio, puesto que encaja mejor en el contexto total y está más en armonía con la cristología posterior del Nuevo Testamento. En el versículo 31 descubrimos que el resultado de la actividad creadora resultó deleitable para la sabiduría (cf. Sal. 16:3).
El tema de los versículos 22–31 es “Cristo: La Sabiduría Encarnada”. Vemos (1) Su eternidad o preexistencia, 22–26; (2) Su bienaventuranza original, 30; (3) Su papel activo en la creación, 27–30; y (4) Su deleite en la humanidad, 31.

La apelación suprema de la sabiduría (8:32–36)

Esta es la desafiante conclusión del sermón. Ahora, pues (32)— a la luz de todo lo que ha dicho el predicador— los alumnos deben hacer su decisión. No están decidiendo sobre una cuestión incidental. Vuelven a señalarse las consecuencias últimas. Grandes bendiciones aguardan a aquellos que prestan atención a las palabras de la sabiduría (32, 34–35). Gran tragedia será el resultado de rechazarlas. Todos los que me aborrecen aman la muerte (36)— la muerte espiritual (cf. Dt. 11:26–28; 30:19–20).

CONTRASTE ENTRE LA SABIDURIA Y LA INSENSATEZ, 9:1–18

Este capítulo con el que concluye la primera sección de Proverbios presenta las alternativas de la vida en dos invitaciones contrastantes de la sabiduría (1–6) y la insensatez (13–18). Ambas son personificadas como anfitriones rivales que ofrecen sus respectivas fiestas a todos. Sus invitaciones están separadas por un interesante interludio (7–12). Algunos eruditos consideran que este interludio pertenece a la sección siguiente y ha sido colocado aquí por error. Moffatt coloca este pasaje al final del capítulo. Kidner, empero, considera significativa su inclusión aquí. Dice: “Su posición permite que el capítulo (y la sección del libro) terminen en un rotundo clímax (18); su contenido corrige la impresión de que los hombres se salvan o se pierden mediante una decisión aislada, impulsiva. Se ve madurar la decisión en el carácter y por lo tanto en el destino.”54

La invitación de la sabiduría (9:1–6)

Previamente hemos visto a la sabiduría personificada como un predicador profético (1:20–33; 8:1–21). En este pasaje la vemos como una graciosa anfitriona. Ella ha construido una casa con siete columnas (1). Esta frase puede significar simplemente muchas columnas o puede ser una referencia a la cantidad de columnas que sostenían una gran casa oriental. Las interpretaciones alegóricas de la expresión son numerosas.55 La sabiduría preparó su opípara fiesta. Hasta mezcló su vino (2). La mezcla consistía en el agregado de especias para darle mejor gusto al vino. El pasaje, desde luego, se refiere a una fiesta espiritual destinada a ayudar a los invitados a hacer su decisión de tomar el camino recto en medio de las alternativas de la vida (véase el comentario sobre 4:10–19).
La invitación a la fiesta es proclamada a todos—aun al simple y a los faltos de cordura (4). Dice Edgar Jones: “los simples son la gente no comprometida, especialmente los jóvenes que no han hecho aún decisiones irrevocables.”56 Los faltos de cordura, literalmente “de corazón”, son los que necesitan fuerza espiritual. La escena anticipa la fiesta de bodas en la parábola de Jesús (Mt. 22:2–10). La invitación: Venid, comed … y bebed (5), recuerda el llamado evangélico de Isaías 55:1–5 y Juan 6:35. He aquí la hora de la decisión. Dejad las simplezas, y vivid (6). Renunciad a los caminos de la insensatez y del pecado y tomad el camino de la vida.

El interesante interludio (9:7–12)

En los versículos 7–9 el escritor trata el problema de encarar a aquellos que rechazan el camino de la sabiduría, es decir, el camino de Dios. El que uno pueda sufrir afrenta (7; “vituperio”, VM.), no lo exime de su obligación de reprochar a su prójimo sus transgresiones. Este pasaje reconoce francamente las reacciones de los impíos. Pero el sabio aprecia la corrección (9). Los que tienen temor dé Jehová son dóciles (10).
En el versículo 12 se subraya el concepto de responsabilidad individual. Kidner observa: “Esta es quizá la expresión más fuerte de individualismo en la Biblia.”57 Expresiones similares de esta verdad se hallan en Deuteronomio 24:16; Jeremías 31:30; y Ezequiel 18:4. El carácter es resultado de las decisiones personales del hombre, y él debe cargar con la plena responsabilidad de su destino. Esta verdad está adecuadamente colocada aquí entre las dos invitaciones de este capítulo.

La invitación de la mujer insensata (9:13–18)

En contraste con la invitación al banquete de la vida tenemos ahora la invitación a la fiesta de la insensatez. La mujer insensata es alborotadora (13; “ruidosa y atrayente”, Moffatt). Es ignorante, o “no tiene sentido de vergüenza” (Moffatt) en sus esfuerzos para seducir a los hombres. No tiene respeto por los valores eternos. Su invitación ha sido comparada a la apelación de la serpiente en el Edén (Gn. 3:4). En la expresión: Las aguas hurtadas son dulces (17; cf. 20:17; Is. 5:30), Rylaarsdam dice que tenemos “una sugestión de adulterio (véase 5:15), aunque este pecado en particular es simbólico de todo mal y, más precisamente, de la satánica invitación al mal que por doquiera combate al llamado de Dios en la Sabiduría”.58
Los insensatos o pecadores parecen estar gozando de la vida (17), pero el resultado de su camino es la muerte (18). De este modo la primera sección importante de Proverbios termina con una dramática apelación, recordándonos que la única decisión satisfactoria y plenamente adecuada es seguir el camino de Dios. La alternativa es finalmente una decepción: el camino de la muerte.

EL LIBRO DE LOS PROVERBIOS Sección II

Los Proverbios de Salomón

Proverbios 10:1–22:16

Llegamos ahora a la sección principal de Proverbios. Aquí no encontramos largos discursos como los que hallamos en los primeros nueve capítulos. Esta sección consiste en 375 aforismos de dos líneas. Son breves, completos en sí mismos e independientes unos de otros. Casi desafían cualquier arreglo o agrupamiento lógico. Comprenden un mosaico un tanto informe. Debido a este hecho, la exposición es difícil. Aquí y allá algunos aforismos parecen estar relacionados. En 10:1–15:33 son predominantemente antitéticos, o proverbios de contraste. En 16:1–22:16 los versículos son en gran parte paralelos. Fritsch señala el hecho de que sólo 33 de estos 191 dísticos están expresados en líneas contrastantes.1 En la mayoría de los dísticos de esta última sección hallamos un paralelismo sinónimo, en el que la segunda línea simplemente repite la primera con diferentes palabras.
Los subtítulos de este comentario en esta sección central de Proverbios tratan de proporcionar alguna estructura y finalidad generales para destacar un tema dominante que aparece en un grupo o en un capítulo. El texto bíblico, sin embargo, es tal que los arreglos según temas sugeridos no son ni plenamente definitivos ni plenamente adecuados. A pesar de los problemas de ordenamiento, el propósito de esta sección central de Proverbios es claro. La Sabiduría está desafiando a los no comprometidos a tomar el camino del Señor. Harris dice acertadamente: “Nuevamente debemos insistir en que esta no es una sentenciosa colección de dichos de sentido común relacionados con los problemas de la vida; es una colección divina de dichos que señalan el camino de la santidad.”2

PROVERBIOS DE CONTRASTE, 10:1–15:33

El justo y el impío (10:1–22)

En el versículo 1 tenemos la segunda de las tres ocasiones en que se indica la paternidad literaria de Salomón (cf. 1:1; 25:1). En esta colección Salomón comienza con un proverbio sobre el hogar, tan significativo en la enseñanza del camino de Dios (cf. 13:1). Greenstone dice que los términos sabio y necio en el versículo 1, como en todo Proverbios, “no deben ser tomados en sentido intelectual sino en sentido moral. El sabio es el que sigue la senda de la sabiduría que es la senda de la buena conducta, mientras que el necio es el impío, perverso e inmoral”.3 En 9:12 tuvimos el énfasis sobre la responsabilidad individual. En el versículo 1 tenemos el principio de la obligación social. La santidad del corazón y la vida es siempre tanto personal como social.
Los tesoros de maldad (2; “tesoros mal habidos”, VM.) no nos servirán de nada en la hora del juicio. Esta expresión anticipa las palabras de Jesús: “Porque, ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” (Mt. 16:26). Pero la justicia es la mejor seguridad del hombre y le será ventajosa en el día del juicio.
Las palabras justicia (2) y justo (3), tan prominentes en este capítulo, son palabras claves en Proverbios. Describen los opuestos de impiedad e impío. El justo no padecerá hambre (3; cf. Sal. 37:25). La bendición de Dios coronará su trabajo (4–5, 16; véase el comentario sobre 6:6–11). Es bendito y su buen nombre e influencia continúan viviendo (6–7). Continúa aprendiendo (8) y no tiene nada que ocultar (9). Manantial de vida es la boca del justo (11). “El habla de los hombres buenos es una fuente vivificante” (Moffatt). Dios mismo es la fuente de esa vida (Sal. 36:9; Jer. 2:13). Jesús empleó un lenguaje similar para describir el don del Espíritu (Jn. 4:14; 7:38–39). El justo es guiado por la sabiduría (13) y su lenguaje es disciplinado (14). Es dócil a la enseñanza (17). Vale la pena oir lo que dice (20). Sus palabras son bendición para otros (21). Su riqueza es la riqueza superior que sólo Dios puede dar (22). En toda esta descripción se presenta el camino de los impíos por la antítesis de los proverbios.

Resultados de la vida justa y la impía (10:23–32)

Los impíos hallan placer en el mal, pero el justo halla su delicia en hacer la voluntad de Dios (23). El impío teme las consecuencias de sus acciones, pero el justo desea solamente lo que es la voluntad de Dios para él, y lo que le es dado (24). El malo pronto desaparece como en un torbellino (25), mas el justo tiene “un cimiento eterno” (VM.) (cf. 1:27; Mt. 7:24–29). En el versículo 26 el sabio dice que el perezoso es tan irritante como el vinagre y el humo.
En el versículo 27 el temor de Jehová trae largura de dias, pero los años (la vida) de los impíos serán acortados (cf. 2:18; 3:2). Se comparan la alegre esperanza de los justos y la desesperación de los impíos (28). El justo halla fortaleza (“una fortaleza”, VM.) en Dios, pero el mismo poder trae destrucción a los impíos (29). El justo no será removido jamás de su tierra (véase el comentario sobre 2:21–22), pero los impíos no disfrutarán de tal bendición (30). El carácter del justo y del impío es revelado por su manera de hablar (13). El justo sabe lo que es aceptable para Dios y edifiante para su prójimo, mas la boca de los impíos habla perversidades (32), o “lo que es obstinadamente malévolo y contrario” (Amp. O. T.). Clarke dice: “Somo el amor de Dios no está en su corazón, así la ley de la bondad no está en sus labios.”4

Los rectos y los impíos (11:1–11)

El primer stet de este capítulo relaciona la honestidad con la voluntad de Jehová. “La balanza engañosa” (V.M.) es abominación a Jehová (1). La ley prohibía el uso de pesas y medidas falsas (Lv. 19:35–36; Dt. 25:13–15). Los profetas advertían contra la falta de honradez en los negocios (Ez. 45:10; Am. 8:5; Mi. 6:11). Los sabios de israel reflejaban así las enseñanzasa de la ley y los profetas (cf. 11:1; 20:10, 23). Una pesa cabal es literalmente “una piedra cabal o completa”. Era fácil raspar o romper un trozo de la piedre que se usaba en aquellos días como norma de peso, de modo que la balanza daba al cliente un peso menor. La soberbia o arrogancia se contrasta con la humildad (2). Humildes (heb., tsenium, significa modesto) ocurre sólo aquí y en Miqueas 6:8.
En los virsículos 3–9 se contrasta la rectitud con la impiedad y se acentúan los efectos de cada manera de vivir. La integridad … encaminará a los rectos (3). Esta integridad es la perfección o plenitud moral. El verbo encaminará “se aplica a un pastor que guía a un cordero en un lugar peligroso”.5 Aunque la riqueza material no es mala en sí, no servirá de nada en el día de la ira, o en el día del juicio (cf. Sof. 1:15–18), ni aun en la hora de la muerte (4). El impío está espiritualmente en bancarrota (7). El justo puede estar expuesto a tribulación (8) pero es vindicado. El impío cae en la clase de tribulaciones que el justo elude. Los justos son librados con su conocimiento del Señor (9). En los versículos 10–11 tenemos el empacto de los justos en la sociedad. Aunque el mundo parezca no apreciar la justicia, ella es una bendición para la sociedad (cf. Mt. 5:13–14). En contraste, los impíos tienen una influencia perjudicial sobre otros.

El prudente y el chismoso (11:12–23)

La persona que carece de entendimiento (12; “buen sentido”, Berk.) menosprecia a su prójimo. Kidner dice: “La manera más errónea de sentirse sabio es sentirse superior (14:21 va más allá: es pecado), porque uno está negando que Dios es el único juez competente del valor humano.”6 El hombre que habla despreciativamente de otros también anda en chismes (13); literalmente, “es un calumniador” (heb. rakil).7 En contraste con él está el hombre de espíritu fiel —una persona “constante o digna de confianza”.
En el versículo 14 se relaciona la sabiduría con la dirección sabia. Donde no hay dirección sabia (“donde no hay gobierno sabio”, VM.), el pueblo sufrirá. La palabra dirección es la que se emplea para gobernar un barco. Así, “la nave del estado” necesita mucho “liderazgo” (Brek.) para darle la dirección adecuada. En el versículo 15 tenemos otra advertencia contra las fianzas (véase el comentario sobre 6:1–5). En el versículo 16 se comparan los nobles rasgos de una mujar agraciada con los planes de enriquecimiento rápido de los hombres malos. La versión moderna aclara la significación de estas palabras: “La mujer agraciada adquiere la honra, así como los hombres poderosos adquieren las riquezas” (“sólo riquezas,” Moffatt).
En los versículos 17–21 tenemos más disticos sobre las consecuencias del bien y el mal. Tarde o temprano (21) es una expresión un tanto difícil. El hebreo es literalmente “mano a mano” (VM.) refiriéndose probablemente a la costumbre de darse la mano en una promesa (Job 17:3). El escritor está diciendo: “Estad seguros” (RSV) de que ningún impío escapará a la retribución. En el 22 el sabio dice que la hermosura sin el carácter de nada vale. La mujer … apartada de razón (“sin buen gusto”, Berk.; “que ha desechado la modestia”, VM.) es la que carece de discriminación moral. En el versículo 23 se relaciona el resultado de la vida de un hombre con su deseo, o con aquello que motiva su vida y carácter.

Recompensas y castigos (11:24–31)

En los versículos 24–29 se compara al hombre generoso con el avaro. El alma generosa será prosperada (25; “enriquecerá”, Berk., “engordará”, VM.). Jesús dijo: “Dad, y se os dará” (Lc. 6:38). La persona avara acapara el grano cuando el pueblo lo necesita (26). Hoy pensaríamos en este hombre como uno que toma parte en el mercado negro. Una persona obtiene aquello que persigue en su vida (27). El error de los avaros, sin embargo, no está en tener riquezas, sino en confiar en ellas (28). El avaro crea perturbaciones en su propio hogar y puede ser reducido a la esclavitud (29).
La expresión árbol de vida (30) significa que el justo no sólo toma el camino de la vida, sino que también tiene una influencia vivificante sobre otros. El que gana almas es literalmente “uno que atrapa o adquiere almas”. La idea es la de capturar a otros con ideas o influencias. Jesús les habló a sus discípulos de que habrían de “pescar hombres” (Lc. 5:10). Jones y Walls dicen: “El significado ciertamente es que el hombre sabio con su ejemplo gana las vidas de otros hombres, de modo que su justicia es un árbol de vida para otros tanto como para sí mismo.”8 Ni el justo ni el impío pecan impunemente (31; cf. Jer. 25:29; Ez. 18:24; 1 P. 4:12–19).

El camino de la disciplina (12:1–8)

Los hombres reaccionan de diferente manera a la instrucción religiosa (1; “disciplina” RSV; “corrección” VM.). El que busca sinceramente el conocimiento acepta la correción y aprovecha de ella. Pero la persona que aborrece la disciplina es “como una bestia bruta, estúpida y sin discriminación” (Amp. O. T). Toy Dice: “El proverbio puede aludir a toda clase de enseñanza (de padres, amigos, sacerdotes, abogados), pero probablemente contempla especialmente las escuelas o los escritos de los sabios, en los cuales se daban reglas de conducta para la vida.”9
En los versículos 2–3 se contrastan las fortunas de los buenos y los malos. El bueno halla favor a los ojos de Dios pero al malo El lo declara culpable. La impiedad (3) no es una base adecuada para la vida de un hombre, pero la justicia proporciona la deseada permanencia (cf. 7, 12, 19; Sal. 1:3–4). En el versículo 4 tenemos una breve descripción de una buena esposa. Una presentación detallada se da en 31:10–31. La palabra virtuosa (heb. hayil) significa poder, tanto fisico como mental. De modo que una buena esposa tiene fortaleza de carácter. Una esposa así es corona de su marido (cf. Job 19:9; Lm. 5:16); es “su gloria y gozo, que trae felicidad al hogar y honor fuera de él, por sus arreglos de la casa y el respeto que infunde su carácter.”10 La mujer mala (“la que se porta vergonzosamente” VM.) es como una enfermedad en los huesos de su marido, que le quita sus fuerzas y destruye su felicidad (cf. 31:23; 1 Co. 11:7).
En 5–6 se comparan las intenciones básicas del hombre. Los pensamientos (5), designios o planes de los justos se comparan con los engañosos consejos de los impíos. Un equivalente de este versículo en el Nuevo Testamento es: “Por sus frutos los conoceréis” (Mt. 7:20). Las palabras de los impíos (6) son como asesinos que acechan para destruir a sus víctimas. Pero la palabra de los rectos es su mejor defensa contra la calumnia. En el versículo 7 tenemos el contraste entre la inseguridad del mal y la prosperidad de los justos (cf. Mt. 7:24–27). En el 8 se compara al alabado hombre de sabiduría con el menospreciado perverso de corazón.

El camino de diligencia (12:9–14)

En el versículo 9 tenemos una protesta contra la ostentación. Edgar Jones dice que este versículo señala “la falacia de la fachada social”.11 El contraste es entre el hombre humilde (“un criado”, VM.) y el hombre que se da ínfulas pero no tiene suficiente para comer. El precio usual de un esclavo era de unos 30 siclos de plata (Ex. 21:32). El justo es amable con los animales (10; cf. Ex. 23:12; Dt. 25:4). En el versículo 11 el hombre diligente tendrá “abundancia de alimento” (Moffatt), pero “el que sigue empresas inútiles” (Amp. O. T.) no tiene mucho sentido.
El hebreo del versículo 12 es oscuro. Codicia el impío la red de los malvados, es decir, lo que rinde su red. Dice Greenstone: “El impío codicia el fruto normal de hombres de su tipo arrebatando las ganacias que otros acumulan con el trabajo duro.”12 Pero el fruto del justo será más permanente. En los versiculos 13–14 se subraya la verdad de que nuestras palabras y acciones tendrán su recompensa (cf. Mt. 12:36–37; 2 Co. 5:10). Para una expresión neotestamentaria de esta verdad, véase Gálatas 6:7.

El sabio y el necio (12:15–28)

Un necio es terco, pero un justo es dócil (15). Un necio da rienda suelta a sus emociones autodestructoras, pero un sabio sabe dominarse, aun cuando es agraviado (16). “El hombre prudente ignora un insulto” (Moffatt). En 17–19 tenemos tres proverbios contrastantes sobre la palabra. Muchos de los proverbios en la última porción de este capítulo tratan del uso de la lengua.13 Fritsch dice que en Proverbios hay más de un centenar de versículos que se ocupan de la lengua.14 Según el versículo 17 está claro que las palabras de un hombre revelan su carácter. Un necio lastima con sus palabras, pero el habla de un sabio es curativa (18). La verdad es permanente, pero la mentira dura sólo por un momento.
Los impíos no sólo hablan falsedades, sino que son falsos en el corazón (20). En el versículo 21 se comparan la suerte del justo y la de los impíos (cf. Sal. 91:10; Ro. 8:28). En 22–23 hay otros dos contrastes de las palabras. Jehová aborrece los labios mentirosos pero se deleita en la verdad (cf. 6:17; 11:20; Ap. 22:15). Toy interpreta el 23 como “sabia reticencia y parloteo insensato”.15
La diligencia es provechosa, pero la holgazanería es costosa (24). La negligencia será tributaria (“El perezoso estará sujeto a trabajos forzosos” VM.). La congoja (25) abate el espíritu del hombre, mas la buena palabra lo alegra. La primera línea del versículo 26 es difícil en hebreo, pero el significado del versículo es que el justo es de ayuda y los impíos son perjudiciales. En el 27 se describe a la persona haragana como demasiado indolente aun para asar lo que ha cazado. En el 28 se expresan otra vez las dos sanciones últimas: la vida y la muerte.

El camino de las verdaderas riquezas (13:1–11)

En el versículo 1 son comparados el hijo sabio y el cínico en su actitud hacia la disciplina paterna. El verbo recibe en la primera porción, que falta en el texto hebreo, se ha colocado en armonía con la segunda línea del paralelismo. En el versículo 2 tenemos el resultado de la conducta. El hombre bueno disfruta los frutos de la justicia (cf. 12:14), pero los prevaricadores (“carentes de fe”, Smith-Goodspeed) “se hartarán de violencia” (VM.). Algunos eruditos ven en la segunda línea la retribución. Moffatt lo traduce: “Pero las almas malas llegan a un fin inoportuno.”
El versículo 3 da una advertencia contra el hablar precipitadamente (cf. 10:19; 21:23; Sal. 39:1; Stg. 1:26). En el 4 vemos que la diligencia es superior a soñar acerca del trabajo y sus recompensas. Será prosperada (lit. “engordará”, VM.). Mientras el bueno aborrece … la mentira, el impío se hace … infame; literalmente, “hiede” (5). En el versículo 6 se comparan los resultados de la vida buena y la mala (cf. 11:3–9).
En los versículos 7–8 la riqueza y la pobreza son comparadas. El versículo 7 se puede entender de dos maneras. La primera es la pretensión del derrochador o trepador social y la ocultación del avaro (RV., VM., RSV, ASV, et al.). Una segunda interpretación ve aquí una comparación entre las verdaderas y las falsas riquezas (cf. Lc. 12:21, 23; 2 Co. 8:9). En el 8 vemos la ventajas y desventajas de la riqueza. Si bien las riquezas sirven como protección del peligro, también exponen al hombre adinerado al robo y la extorsión. El pobre no oye censuras; más bien, “no oye las amenazas” (VM.). Los pobres no están tan expuestos a ser objeto de robos o chantajes. En 9 el se compara la felicidad de los justos con la infelicidad de los impíos. Sobre el simbolismo de luz y lámpara aquí, véase Ester 8:16; Job 18:5–6; Salmos 27:1. En el versículo 10 se compara la soberbia con la humildad de la persona que teme a Dios. En el 11 se contrastan los resultados de las dos maneras de adquirir riquezas: por medios fraudulentos y por el trabajo y el ahorro.

La fuente de verdadera esperanza (13:12–25)

La demora en el cumplimiento de nuestras esperanzas es motivo de desengaño, si no de desesperanza (12). El corazón, aquí como en todo Proverbios, significa la totalidad de la personalidad. Pero la realización de nuestro deseo (esperanzas o anhelos) trae alegría. El árbol de vida es una expresión de cumplimiento y felicidad (cf. 3:18; 11:30). En el versículo 13 tenemos una advertencia acerca de la importancia de obedecer la Palabra de Dios. Dice Kidner: “Palabra y mandamiento son un recordatorio de que en Proverbios se presupone la religión revelada.”16 Sobre el 14: La ley (enseñanzas) del sabio es manantial de vida, véase el comentario sobre 10:11. Los obedientes se salvan de muchos peligros (1 Ti. 6:9; 2 Ti. 2:25–26).
La expresión el buen entendimiento (15) ha sido interpretada de diversas maneras. Moffatt califica a esta persona como “un hombre de tacto”. Smith-Goodspeed está más cerca del original al traducir “buena conducta”. Harris dice: “Entendimiento (heb., sekel) y gracia (hen) ‘son aquí tan evidentemente términos morales que vienen como resultado de los mandamientos de Dios, que es difícil ver cómo Delitzsch puede traducir sekel como ‘cultura refinada.’ ”17 La comparación en la segunda línea probablemente es entre la bondad y las transgresiones. El camino de los transgresores es duro (“áspero”, Berk.), “como el terreno desolado, seco, o el pantano impasable” (Amp. O. T.).
El hombre prudente (16) está en contraste con el necio que manifiesta (“desparrama” VM.) su necedad. En el versículo 17 se comparan los mensajeros malo y fiel. Dice Fritsch: “En los días antiguos la naturaleza y los resultados de un mensaje dependían en gran parte del carácter del mensajero.”18 El sabio dice luego que los dóciles tienen éxito, pero los que rechazan la corrección atraen pobreza y vergüenza (18; cf. 1:20–33). El deseo cumplido regocija el alma (19), pero el necio no abandona su mal camino ni aun por este buen sentido de cumplimiento. En el versículo 20 se nos recuerda que nuestra sabiduría es afectada por las personas con quienes nos juntamos.
Aun la riqueza del pecador, si no la disipa durante su vida, será heredada por los justos. Aunque el versículo 23 es de difícil interpretación, Kidner dice: “El punto de este terso proverbio parece ser que la cuantía de vuestros recursos importa menos que el juicio con que los manejáis.”19 En el versículo 24 tenemos un proverbio familiar que vuelve a subrayar la seriedad con que los padres hebreos enfrentaban la disciplina de sus hijos (cf. Ef. 6:4; He. 12:5–11). En el versículo 25 se expresa nuevamente la verdad de 21–22.

Sabiduría y necedad (14:1–19)

En el versículo 1 se muestra un paralelo entre la naturaleza constructiva de la sabiduría y los poderes destructivos de la necedad. Aquí la sabiduría se personifica como una mujer (cf. RSV), y este versículo refleja las invitaciones de la sabiduría y la necedad (cf. 9:1–6 y 9:13–18). En el versículo 2 se nos dice que los caminos de los rectos y los pervertidos son determinados por su respectiva consideración por Dios y su voluntad. El versículo 3 es otro proverbio que enfatiza la importancia de la moderación en el lenguaje. La palabra traducida vara es “retoño” y aparece sólo aquí y en Isaías 11:1. La Versión Moderna traduce: “En la boca del necio hay una vara para su propia soberbia.” Jones y Walls dicen: “El punto detrás del versículo 4 es probablemente: ‘Sin bueyes, no hay que limpiar el establo; pero tampoco hay arada, y por consiguiente falta trigo.’ ”20 En el 5 se contrastan los testigos verdadero y falso. En Proverbios frecuentemente se condena el perjurio en los tribunales (6:9; 12:17; 14:25; 19:5, 9; 21:28; et al.).
El sabio nos recuerda que el escarnecedor (6) se descalifica a sí mismo en su búsqueda de la sabiduría por cuanto no teme al Señor (cf. 1:7). La asociación con el hombre necio (7) no conviene, porque “no hallarás en él una palabra con sentido” (Moffatt). La ciencia le ayuda a uno a estimar correctamente su conducta, mas la indiscreción de los necios (8) es engaño tanto para ellos mismos como para otros. Los eruditos hallan difícil la interpretación del 9. La palabra pecado (heb., asham) se traduce frecuentemente “ofrenda por el pecado”. Entonces “una ofrenda por el pecado es mofa de los necios”. Algunos intérpretes ven en esto la vaciedad de las observancias ceremoniales de los pecadores. Otros ven aquí la insolencia del pecador al burlarse del pecado e incurrir así en culpa—“La culpa habita entre los necios” (Smith-Goodspeed). La Versión Moderna traduce 9b: “Con los rectos está la complacencia del Señor.” En el versículo 10 tenemos una declaración de rara belleza que enfatiza la intimidad de la pena y la alegría. Sólo Dios y los íntimos amigos humanos pueden compartir las experiencias que el hombre tiene de estas emociones.
En el versículo 11 se comparan las suertes de los impíos y los rectos. La casa de los impíos no perdurará, pero la tienda de los rectos no sólo durará, sino que prosperará. Hay camino que al hombre le parece derecho (12) pero cuyo final es trágico. Termina “en las profundidades del infierno” (LXX). Este versículo se repite en 16:25. En el versículo 13 el escritor dice que la risa suele esconder un dolor íntimo, y que la alegría va seguida por la congoja. No hay aquí una expresión de pesimismo, sino de realismo acerca de los estados cambiantes de la vida. El versículo 14 ha sido interpretado: “Aquel cuyo corazón se ha apartado tendrá la recompensa de sus caminos en medida plena; pero un hombre bueno tendrá la recompensa de sus hechos” (BB).
En los versículos 15–16 se ponen en contraste el cuidado y la precaución del sabio y la simpleza e indebida confianza del insensato. En los versículos 17–18 el enojo impulsivo y la maldad deliberada del necio se ponen en contraste con la paciencia del sabio cuya vida está coronada por el conocimiento. En el versículo 19 tenemos la vindicación de la bondad.

El rico y el pobre (14:20–35)

En los versículos 20–21 tenemos paralelismos entre el rico y el pobre. Si bien la pobreza a menudo trae soledad y la riqueza atrae muchos amigos (20), el que tiene misericordia de los pobres hallará la felicidad (21). Este proverbio anticipa las limosnas de la época del Nuevo Testamento (cf. Mt. 6:1). En la primera línea del versículo 22, se emplea una pregunta retórica para subrayar la certeza de la cuestión. Podría traducirse: “Ciertamente yerran los que fraguan el mal.” La palabra yerran significa “extraviarse” y es una figura de lenguaje tomada de los viajes. Toy dice: “El malo vaga sin esperanza.”21 En el 23 se muestra que la laboriosidad es valiosa para todos, pero se denuncia la vana conversación como conducente a la pobreza.
Los sabios (24) ostentan como adorno su “riqueza de sabiduría” (Amp. O. T.), pero “la guirnalda de los necios es insensatez” (Smith-Goodspeed). El versículo 25 declara que el testigo verdadero salva vidas, mientras que un testimonio falso hace sufrir al inocente (cf. 6:19; 12:16; 19:28; 25:18). Además el testigo fiel teme a Jehová y da a sus hijos la seguridad de la fe (26–27). En el versículo 28 algunos ven una descripción puramente secular de un rey y su poder. Pero Greenstone dice: “Algunos de los comentaristas judíos conectan este con el versículo anterior y obtienen el significado de que el hombre temeroso de Dios está más seguro que el rey con sus ejércitos.”22
En el versículo 29 vemos la paciencia de la sabiduría en contraste con la precipitación de la necedad (cf. 16:32; Stg. 1:19). El verso 30 nos enseña que “una mente tranquila da vida a la carne” (RSV) pero los celos, el resentimiento y otras actitudes mentales malsanas son perjudiciales para la propia salud. Los que oprimen al pobre ofenden a Dios (31; cf. 17:5; Mt. 25:40, 45). En el 32 se contrasta la suerte de los impíos con la esperanza de los justos con respecto a la muerte. En el 33 se nos recuerda que “la esperanza tiene su lugar de reposo en la mente del sabio, pero no se la ve entre los insensatos” (BB). En el versículo 34 se mide la fuerza de una nación por su relación con la ley de Dios. En el 35, la benevolencia del rey (su reconocimiento) se ve basada en el carácter y las acciones propias de un hombre.

La lengua del sabio (15:1–20)

En el versículo 1 tenemos uno de los proverbios mejor conocidos sobre el poder del habla amable (cf. 18). En el 2 hay un recuerdo de la clase de lenguaje que proviene de los sabios y los necios (cf. 7). En el versículo 3 vemos el interés de Dios por todas sus criaturas—tanto los malos como los buenos. Aquí aparece nuevamente el nombre personal del Dios de Israel (Yahvé).23 Las palabras son vivificantes o dañinas para el espíritu del hombre (4). El sabio acepta instrucción y corrección (5). La piedad es recompensada con gran provisión (6; “grandes riquezas”, VM.), pero las ganancias mal habidas del impío serán perdidas tarde o temprano. Un hombre sabio ama esparcir conocimiento, pero un necio es indiferente a él (7; cf. 2).
En los versículos 8–9 Dios no condena el sistema de sacrificios como tal, sino que recalca la necesidad de actitudes y conducta correctas para que el acercamiento del hombre a El tenga validez (cf. 1 S. 15:22; Is. 1:11; Jer. 7:22; Am. 5:21–24). En el versículo 10 se vuelve a dar énfasis a la importancia de la continua decisión correcta. Dice Toy: “La vida se representa como una disciplina—¡ay de aquel que no aprovecha de ella!”24 En el 11 Seol (infierno) y Abadón (destrucción), son sinónimos. Edgar Jones capta el pensamiento de este versículo: “Si Dios conoce los misterios ocultos del Seol y el Abadón, cuánto más los vaivenes y evasiones de la mente y el corazón humanos.”25 Un escarnecedor (12; hombre engreído, soberbio) está decidido a rechazar la sabiduría. La alegría es contagiosa, pero la pena es depresiva para uno mismo y para otros (13). El sabio se alimenta de sabiduría; los necios, de necedades (14). La aflicción es depresiva, pero el hombre de alegría interior tiene un continuo banquete (15).
En el versículo 16 el sabio acentúa la superioridad de las riquezas del espíritu—el temor de Jehová. Un suntuoso festín no satisface cuando falta el amor. Un plato de legumbres en una atmósfera de amor es mejor que un jugoso asado donde hay odio (17). El hombre iracundo causa riñas, pero un hombre disciplinado afloja la tensión (18; cf. 1). La senda del indolente es como seto de espinos (“cubierto de espinas”, Amp. O. T.), mas la vereda de los rectos está libre de obstáculos (19: cf. Is. 57:14; Jer. 18:15). Para el versículo 20 véase la nota sobre 10:1.

Los secretos de un corazón alegre (15:21–23)

El insensato se alegra en su necedad y no parece captar el resultado de sus acciones inmorales. Kidner lo llama “el amante de los placeres”.26 Pero el hombre de Dios endereza sus pasos (21). Para el versículo 2 véase el comentario sobre 11:14. Una respuesta atinada alegra al hombre, particularmente cuando esa palabra adecuada es oportuna (23). El camino de la vida es hacia arriba al entendido, para apartarse del Seol abajo (24). En el 25 se nos dice que Dios se opone a la explotación, especialmente de la viuda. El 26 nos recuerda que Dios aborrece los pensamientos del malo. El codicioso (“el que codicia una ganacia injusta” VM.) atrae dificultades sobre sí mismo y su familia, pero el que aborrece el soborno vivirá (27; cf. Is. 5:8; Jer. 17:11).
En el versículo 28 tenemos un contraste entre el habla deliberada y una lluvia de palabras sin sentido (cf. 1 P. 3:15). La impiedad pone distancia entre Dios y el pecador (Ex. 33:3). Pero Dios está cerca de los justos y oye sus oraciones (29; cf. 8–9). Hay una luz de los ojos en el portador de buenas nuevas y esa alegría edifica la moral del hombre (30). El oído representa a todo el hombre. La persona que escucha las amonestaciones tiene una permanencia en su vida. El versículo 32 recalca las recompensas de la docilidad (cf. 10, 12). El temor de Jehová (33) no es sólo el principio de la sabiduría (1:7) sino también su continuación. Los que tienen la humildad de aceptar a Dios y su dirección serán honrados por El.

EL LIBRO DE LOS PROVERBIOS

PROVERBIOS GENERALMENTE PARALELOS, 16:1–22:16

El Señor de la vida (16:1–11)

Es significativo que en cada uno de los versículos 1–7 aparezca el nombre personal de Dios: Jehová (Yahvé). Esta sección recalca la actividad de Dios en los asuntos de los hombres. En el 1 el sabio dice que tanto los planes del hombre como las expresiones de los mismos están sujetos al control divino. Las palabras del versículo 2, todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión— describen según Maclaren “nuestro extraño poder para cegarnos a nosotros mismos”.27 El hombre puede estar satisfecho con su vida, pero necesita el escrutinio del Señor y su santa ley (cf. 12:15; 21:2), porque Dios pesa los espíritus; El va más allá de las acciones y evalúa los motivos de la persona. En el versículo 3 el escritor nos da una receta contra la ansiedad. Dice: Encomienda a Jehová tus obras— pon tus obras en las manos de Dios (cf. Sal. 37:5; 90:17; 1 P. 5:7). El versículo 4 recalca el propósito de Dios en todas las cosas. El hace a los hombres para que le sirvan, aunque algunos se han rebelado contra El. Aun las consecuencias del pecado servirán como lección para otros. Este versículo, sin embargo, no debiera ser mal interpretado como enseñanza de la predestinación del mal, ni como si hiciera de Dios el Autor del mal moral (cf. Stg. 1:13).28
Dios aborrece la actitud de arrogancia (5). Para el significado de la expresión “mano a mano” (VM.) véase el comentario sobre 11:21. Misericordia y verdad (6; “amor y fidelidad”, Berk.) son frutos necesarios en la vida del hombre que por gracia camina con Dios en el temor de Jehová. En el versículo 7 hay una palabra de estímulo para el hombre de Dios (cf. Jer. 39:12). En el 8 tenemos una exhortación a la integridad similar a la expresada en 15:16. En el versículo 9 se da énfasis a la soberanía de Dios (cf. 1; Jer. 10:23). En el 10 tenemos un proverbio sobre la responsabilidad del rey de ser equitativo en sus juicios. Para el versículo 11 véase el comentario sobre 11:1.

La sabiduría como manatial de vida (16:12–24)

En los versículos 12–15 tenemos dichos que tratan de las responsabilidades del rey. Jones y Walls dicen: “La historia revela cuán lejos de este ideal ha caído la realeza. Pero el cuadro permaneció, delineado más claramente por los profetas y cumplido en la realeza de Cristo.”29 En el 16 se expresa una verdad familiar en Proverbios (véase los comentarios sobre 3:13–18 y 8:10–11, 19). El camino de los rectos (17) no sólo está libre de obstáculos que derrotarían al hombre (15:19), sino que también continúa evitando el mal moral (cf. Is. 35:8). Tanto los sabios como los profetas de Israel denunciaron la soberbia (18; cf. Is. 2:11–17; Jer. 13:15). En el versículo 19 se emplea una metáfora de la vida militar: Mejor es humillar el espíritu con los humildes, que repartir despojos con los soberbios.
Aun en los asuntos ordinarios de la vida uno necesita el apoyo de la fe (20). El versículo 21 exalta el lenguaje cortés y señala su poder persuasivo: “Sus palabras amistosas aumentan su influencia” (Moffatt). En el 22 se ve la sabiduría como un manantial de vida (véase el comentario sobre 10:11). El versículo 23 es similar al 21. Panal de miel son los dichos suaves (24; cf. Sal. 19:10).

Los designios malvados del hombre (16:25–33)

El versículo 25 es idéntico a 14:12 (véase el comentario). En el 26 el sabio nos dice que el trabajo es necesario para la existencia física. “El apetito del hombre trabajador trabaja por él; porque su misma boca le estimula” (VM.). En 27–30 tenemos cuatro descripciones de los hombres impíos. En el versículo 27 el hombre perverso (lit., “hombre de Belial”, [VM.]; véase comentario sobre 6:12) es malicioso y sus palabras queman como llama de fuego. En el 28 el perverso (véase comentario sobre 2:12) siembra disensión y daña las amistades. En 29, el “hombre violento” (VM.) “un hombre de métodos inmorales o criminales”,30 hace descarriar a otros. En el versículo 30 se nos recuerda que se puede causar mucho mal con un simple movimiento de los ojos y la expresión de los labios.
Corona de honra es la vejez que se halla en el camino de justicia (31). En el versículo 32 el hombre paciente y que sabe dominarse es honrado por encima del héroe en la batalla. En la primera línea del 33 hay una referencia al acto de echar la suerte (cf. Nm. 34:13; 1 S. 14:41–42; Jon. 1:7; Hch. 1:26). Pero la segunda línea aclara que en el terreno moral no hay lugar para el azar. Dice Maclaren: “Nada sucede por accidente. La pequeña provincia del hombre está rodeada por todos lados por la provincia de Dios, y ambas se tocan. No hay un territorio neutral intermedio, en que reine el azar sin Dios.”31 Así el capitulo 16 termina con la misma nota con que se inició —la dirección de la mano de Dios en los asuntos de los hombres.

Dios refina el carácter del hombre (17:1–12)

En el versículo 1 se trata la armonía de una casa. Un bocado seco, o una comida magra, compartidos con contentamiento, es mejor que una comida elaborada en una atmósfera de contiendas (véase el comentario sobre 15:17). En el versículo 2 el siervo prudente reemplaza al hijo indigno en la satisfacción de su padre y en su herencia. Un cumplimiento histórico de este proverbio se ve en las vidas de Jeroboam y Roboam (1 R. 11:26–12:19). El crisol (3) se usa para refinar la plata como la hornaza para el oro. De la misma manera Dios utiliza las pruebas para refinar el carácter del hombre (cf. Mal. 3:3). El versículo 4 apela a la responsabilidad del oyente, una mayordomía a menudo olvidada. En el 5, el sabio de Israel exhorta a los que no tienen corazón —carentes de compasión (cf. 14:31).
En el versículo 6 se presenta la significación de la familia en la tradición hebrea. Los nietos son un bien especial, y un buen padre es la honra de los hijos. Al hablar, uno debe ser uno mismo; sus palabras han de estar de acuerdo con su carácter y responsabilidades. En el versículo 8 se nos dice que el soborno muy frecuentemente tiene éxito; da resultado. Edgar Jones escribe: “Esto es realismo social cruelmente descrito.”32 El versículo 9 dice que el que es perdonador está deseoso de amistad, mas el que la divulga (“sigue mentando el asunto, mas separa de sí al amigo más íntimo” VM.). La reprensión aprovecha más (“hace más mella” VM.) al corazón sensible de un hombre bueno, que cien azotes al necio (10). En el versículo 11 se alerta a los impíos sobre los riesgos de la rebelión contra Dios o el gobierno. El versículo 12 advierte que un fatuo es más peligroso que una osa a la cual han robado sus cachorros.

El costo de la sabiduría (17:13–28)

Bastante malo es devolver mal por mal, pero el versículo 13 habla del nefando pecado de devolver mal por bien. El mejor momento para detener una pelea es cuando comienza, no cuando el arroyuelo se convierte en una inundación (14). El versículo 15 utiliza el lenguaje de los tribunales y advierte sobre la perversión de la justicia. El precio en la mano (16) es una frase que no ha de ser entendida literalmente, pues al maestro judío le estaba prohibido aceptar emolumentos por su enseñanza. El necio no está dispuesto a pagar el precio de los caminos de Dios. Edgar Jones lo dice así: “Para obtener sabiduría uno debe ser moralmente receptivo y religiosamente consagrado.”33 En el versículo 17 vemos el valor de las amistades duraderas. Un amigo verdadero es amigo en tiempo bueno y malo.34 El versículo 18 no contradice al 17, pero advierte contra el abuso de la amistad (véase el comentario sobre 6:1–5).
La persona orgullosa y contenciosa sufrirá por sus malas actitudes. El que abre demasiado la puerta (19) bien puede significar “el que abre mucho la boca” (Berk. Nótese 1 S. 2:3; Mi. 7:5). La impiedad conduce también a la desgracia (20). En el versículo 21 se ve la pena del padre que tiene un hijo moral y religiosamente rebelde (cf. v. 25; véase el comentario sobre 10:1). El versículo 22 al decirnos que el corazón alegre es una buena medicina, es tan moderno como la terapia psicosomática (cf. 3:8; 12:25). El versículo 23 condena el soborno (cf. 8). En el 24 se compara la concentración del piadoso con la falta de finalidad del pecador (cf. Fil. 3:13–14). Para el 25 véase el comentario sobre el 21. En el versículo 26 tenemos una advertencia contra los procedimientos inapropiados e injustos (cf. Jn. 18:23). El versículo 27 habla del valor de la disciplina al hablar. En el 28 se nos dice que aun el necio gana cuando es cuidadoso con sus palabras.

El sabio y el necio (18:1–24)

En el versículo 1 tenemos un texto hebreo sumanente difícil. Algunos eruditos ven aquí una exhortación a la solidaridad social, importante para el pueblo hebreo.35 La sabiduría no es una virtud para ser ejercitada en el aislamiento. “El que se separa de Dios busca su propio gusto y disputa calurosamente contra toda buena razón” (VM.). El necio se describe como alguien que no toma placer … en la inteligencia (2), sólo anhela exhibir su deficiencia moral. En el versículo 3 vemos el menosprecio, el deshonrador y la afrenta como compañeros del pecado. En contraste con esto está la gloria y la honra del hombre que anda con Dios (Is. 6:3; Ro. 8:30). Las palabras de tal hombre son vivificantes y su fuente es inagotable (4; véase el comentario sobre 10:11).
La advertencia del versículo 5 es contra la injusticia legal. No es justo mostrar parcialidad hacia el culpable o pervertir el derecho del justo. En 6–8 tenemos tres proverbios sobre el lenguaje insensato y calumnioso. La expresión su boca los azotes llama (6) ha sido traducida: “Su boca invita a una paliza” (Amp. O. T.). Moffatt traduce el versículo 8: “Las palabras de un calumiador son como bocados delicados, tragados y gustados plenamente.” El hombre holgazán y el destructivo son hermanos de espíritu semejante (9). El que no crea producto alguno es tan malo como el hombre que destruye la propiedad. En el versículo 10 se nos recuerda que uno puede acudir a un Dios de amor en busca de refugio, tal como se puede acudir a una torre fuerte buscando protección contra un enemigo. El rico imagina que sus riquezas le darán seguridad (11; cf. 10 y 10:15).
Moffatt interpreta el versículo 12:

La altanería termina en desastre:
el camino hacia la honra es ser humilde.

El versículo 13 es otro proverbio contra el apresuramiento en hablar. Sobre el 14, Kidner comenta atinadamente: “Desprovista de recursos externos, la vida es difícil; desprovista de recursos interiores, es insoportable”37 (cf. 12:25; 15:13). Para toda buena vida es indispensable el deseo de aprender (15). En el versículo 16 vemos el uso de los dones en el cultivo de amistades y en las amistades sociales (cf. Gn. 32:20; 1 S. 25:27). El peligro del abuso en dar dádivas se señala en 15:27 y en 17:8, 23.
Reflejando los procedimientos jurídicos, el versículo 17 señala la importancia de escuchar ambos lados de una cuestión. La Versión Moderna dice: “Justo parece aquel que habla el primero en su causa; pero viene su contrario y le escudriña.” El versículo 18 sugiere echar suertes para lograr un arreglo satisfactorio en una disputa. El versículo 19 advierte que es fácil inferir ofensas pero difícil deshacerlas. Moffatt interpreta el 20:

El hombre debe responder por lo que dice
y cargar las consecuencias de sus palabras.

En el 21 se reconoce el poder de la lengua tanto para bien como para mal. El versículo 22 habla de la bendición de una buena esposa (véase el comentario sobre 12:4). En el 23 se da una descripción exacta del lenguaje del pobre y el rico. En el 24 se sugieren dos tipos de amigos, aunque el texto hebreo es difícil y permite diversas interpretaciones. Están los amigos de buen tiempo, interesados principalmente en los contactos sociales, y están aquellos más apegados y leales que un propio hermano (cf. 17:17; 27:10).

Dísticos sobre la pobreza y la riqueza (19:1–17)

En el versículo 1 se contrasta el pobre con su simple honestidad con el fatuo de perversos labios. Algunos estudiosos ven en este versículo una adaptación de 28:6. Para otros la antítesis del 1 carece de sentido si no vemos al fatuo como un rico fatuo, como en 28:6. No es bueno estar sin ciencia (2), especialmente sin el conocimiento de Dios. El hombre que no tiene la dirección de Dios, peca o erra al blanco (cf. Jue. 20:16). En el 3 se le dice al pecador que ponga la culpa de su fracaso donde corresponde—sobre su propia insensatez. Su corazón se irrita (lit., “se enfada u ofende”) contra Jehová. “Acusa a Dios en su corazón” (LXX). La influencia de las riquezas y las desventajas de la pobreza son señaladas nuevamente en el versículo 4 (cf. 14:20; 18:23–24). El versículo 5 advierte contra el perjurio (véase 9 y el comentario sobre 14:5). En los versículos 6–7 vemos que la riqueza trae favor y amigos, pero la pobreza hace que uno sea olvidado por parientes y amigos de buen tiempo. Aunque uno “los persiga con palabras (rogando) … ya se han ido” (VM.).
En el versículo 8 se exalta el valor del entendimiento. Para el 9 véase el comentario sobre el 5. En el 10 la palabra deleite es mejor traducida “lujo”. Tenemos así dos chocantes incongruencias—un necio viviendo en el lujo y un esclavo ejerciendo poder sobre los príncipes. En el 11 se nos recuerda que la cordura (heb., sekel; véase el comentario sobre 13:15) apacigua (cf. 14:17, 29) y da un espíritu perdonador (Mi. 7:18–19). El versículo 12 insta al reconocimiento apegado a la realidad de los estados de ánimo del rey.
Un hijo descarriado puede arruinar la felicidad de su padre (cf. 10:1; 17:21, 25) y una mujer (esposa) contenciosa puede destruir la paz de un hogar (13). En relación con esto, Toy cita un proverbio árabe: “Tres cosas hacen intolerable una casa: tak (una gotera), nak (los regaños de una esposa) y bak (las chinches).”38 En el 14 el sabio dice que las posesiones pueden deberse a una herencia pero una buena esposa es un don de Dios (véase el comentario sobre 12:4). La indolencia hace que el hombre no comprenda sus mejores intereses y da por resultado el hambre (15; véase el comentario sobre 6:10). La obediencia a Dios da vida, pero el resultado del pecado es la muerte espiritual (16; véase el comentario sobre 15:10). En el 17 se nos asegura que la bondad con el pobre tiene su recompensa (cf. Is. 10:1–2; Am. 2:6–7; 4:1–5). No debemos, sin embargo, interpretar mal este proverbio haciendo de las buenas obras una expiación por el pecado (cf. Ef. 2:8–9).

La importancia de escuchar (19:18–29)

En el versículo 18 el sabio nos recuerda que cuando no se disciplina a un niño cuando es pequeño e impresionable, se le hace una injusticia. Las palabras: no se apresure tu alma para destruirlo han sido traducidas “no te arrebates hasta matarlo” (Nueva B. Esp.). En Proverbios malcriar a un hijo es un pecado contra Dios y la sociedad, así como contra nuestro propio vástago. En el 19 los eruditos reconocen un texto sumamente difícil y es un tema sujeto a diversas interpretaciones. Sin embargo, probablemente sea un recordatorio de que un hombre de temperamento indómito se meterá en muchas dificultades y la persona que intente ayudarle a salir de ellas tendrá que “volver a hacerlo” (VM.). El versículo 20 contiene una exhortación a escuchar responsablemente. La frase para que seas sabio en tu vejez, está excelentemente traducida “para que seas sabio el resto de tus días” (Berk.).
En el 21 se acentúa la soberanía de Dios (véase el comentario sobre 16:1). Aunque el texto hebreo del 22 es sumamente difícil, algunos eruditos ven en la palabra contentamiento (deseo, intención) la clave de su significado (cf. Mr. 12:41–44; 2 Co. 8:12). Un pobre que quisiera ayudar al que está en necesidad es mejor que un rico que puede dar ayuda pero no quiere hacerlo. “Un pobre justo es mejor que un rico mentiroso” (LXX). Conocer a Dios y vivir para El es un camino satisfactorio (23)—una verdad clave en Proverbios (cf. 10:2–3; 14:27). En el 24 tenemos una sátira sobre el perezoso. Dice Greenstone: “La ironía es contra la persona perezosa que mete la mano en el plato para sacar algo de comida, pero su haraganería supera a su hambre, de modo que ni lleva la comida a la boca.”39 Tal vez haya aquí una referencia a comer varios de un plato común (cf. Mr. 14:20).
El simple (25) aprende por el ejemplo; el entendido por la reprimenda y la instrucción. Para el significado de los términos escarnecedor y simple véanse los comentarios sobre 1:4 y 1:22. En el 26 se describe a un hijo desagradecido y su vergonzoso maltrato de sus ancianos padres (cf. 28:7, 24). Cesa, hijo mío, de oir las enseñanzas que te hacen divagar (27) sugiere que hay enseñanzas buenas y malas. Puede ser también una advertencia de que uno no debe escuchar la verdad y luego dejar de actuar en concordancia, pues de este modo sólo aumenta su culpa. En el 28 tenemos otra advertencia contra la tergiversación de la verdad (cf. 16:27; véase el comentario sobre 14:5). Los que rechazan la instrucción no escaparán al debido castigo (29).

El carácter del justo (20:1–14)

Las bebidas embriagantes —el vino y el “licor” (VM.)— están personificadas como haciendo lo que los hombres hacen bajo su influencia. Se convierten en burladores de los valores superiores, y alborotadores, personas barullentas y pendencieras. Aquí hay una fuerte condenación de la embriaguez. Acusación que aparece en lenguaje más vivido y terminante en 23:29–35.40 El vino (heb., yayen) es el jugo de la uva fermentado; la sidra o licor embriagante (heb., shekar) es un término general para todas las bebidas alcohólicas (cf. Is. 28:7). Tales bebidas estaban prohibidas a los sacerdotes (Lv. 10:9), a los nazareos (Nm. 6:3), y a los recabitas (Jer. 35).
El terror ocasionado por la ira del rey es como el producido por el rugido de un león (2 cf. 19:12). El que provoca a un rey peca contra sí mismo, o mejor: “se daña a sí mismo” (BJ.). En el 3 hay una advertencia contra la pugnacidad, pero “todos los necios se meten en contiendas” (VM., véase el comentario sobre 17:14). En el 4 la negativa del perezoso a trabajar parece deberse al frío. Pero las palabras a causa del invierno significan literalmente “en otoño” cuando ha terminado la cosecha y ha llegado el tiempo de arar. El haragán rehúsa arar en la época de la arada; por esta razón sus vecinos después se niegan a ayudarle. El versículo 5 sugiere una búsqueda de motivos: “Como aguas profundas son los designios en el corazón de un hombre; mas el varón de entendimiento sabrá sacarlos” (VM.). En el 6 tenemos un contraste entre la profesión y la realidad. En el 7 se ve la integridad del justo como herencia honrosa para sus hijos.
Un juez recto evalúa el carácter. La palabra disipa (8) es un término utilizado para el aventamiento del grano. Kidner dice: “El ojo práctico de un verdadero gobernante separa el tamo del trigo; más seguro aún es el Espíritu del Señor: Isaías 11:3; 1 Corintios 2:15.”41 El versículo recalca la universalidad del pecado y lo inadecuado de un remedio humano. ¿Quién podrá decir: Yo he limpiado mi corazón? Clarke responde: “Nadie. Pero millares pueden testificar que la sangre de Jesucristo los ha limpiado de toda maldad. Y está limpio de pecado quien es justificado gratuitamente mediante la redención que hay en Jesús.”42 Sobre el 10 véase el comentario sobre 11:1. En el 11 vemos cómo aun la conducta de un muchacho (“niño”, VM.) revela su carácter. Para la expresión el oído que oye (12) véase el comentario sobre 15:31. El ojo que ve representa aquí a toda la persona. Así, por la obediencia debida al oir y la comprensión debida al ver, somos deudores de la gracia (cf. Ef. 2:8–10). Para el versículo 13 véase el comentario sobre 6:6–8. En el 14 tenemos una referencia a la práctica usual en los mercados orientales. Dice Toy: “El comprador desmerece la mercancía, regatea, y se jacta de cuán listo es.”43

La sabiduría y la riqueza duradera (20:15–30)

La sabiduría es la riqueza más permanente (15; veánse los comentarios sobre 3:13–17 y 8:10–11). El versículo 16 enfatiza la insensatez de salir de fiador por otro (véase el comentario sobre 6:1–5). La última parte del 16 está mejor traducida así: “Tómalo en prenda cuando sale de fiador por extraños” (RSV). En el 17 tenemos un proverbio sobre la resaca del pecado (véase las notas sobre 5:4 y 9:17). La Nueva Biblia Española traduce el 18:

Prepara tus planes con consejo
y haz la guerra con táctica.

En el 19 tenemos una advertencia contra la chismografía (véase la nota sobre 11:13). Para el 20 véanse los comentarios sobre 4:19 y 7:9. En el 21 el sabio recalca la pérdida de las bendiciones de Dios por aquellos que obtienen bienes por medios injustos (cf. 13:11). El versículo 22 es un recordatorio de que Dios controla los negocios de los hombres; El es nuestro Salvador y Vindicador (cf. Ro. 12:17; 1 P. 3:9). Para el 23 véase el versículo 10 y la nota sobre 11:1.
Para el 24 véase el comentario sobre 16:1–2, 9. Bien dice Edgar Jones: “Esta afirmación de la gracia de Dios y su dominio último de la vida humana es altamente significativa en una obra que recalca la libertad y la iniciativa de los hombres. Subraya las presuposiciones de la fe y la convicción religiosas en que se apoyan las máximas prácticas.”44 El versículo 25 subraya el peligro de hacer votos apresurados. Es mejor que uno calcule el costo y no que haga un voto apresuradamente “y sólo después averigüe (si puede cumplirlo)” (Amp. O. T.). Para el versículo 26 véase la nota sobre el 8. La rueda es la rueda del carro de trilla y no debe ser tomada literalmente, sino más bien como un símbolo del castigo.
Dios ha dado a todo hombre un espíritu viviente (27)—conciencia. Es literalmente “el aliento de vida” (cf. Gn. 2:7), por medio del cual El obra en la vida de cada uno. La expresión lo más profundo del corazón se emplea para la totalidad de la personalidad. En el 28 el sabio nos dice que la justicia del rey debe estar templada por la misericordia. En el 29 vemos la fuerza como la gloria de los jóvenes pero la vejez como la gloria de la ancianidad (cf. 16:31). El sabio, sin embargo, no negaría que un joven debiera ser justo y que un anciano puede difrutar de fuerza. En el 30 se ve que el castigo físico tiene algún efecto moral, tal vez como un freno de futuros pecados (cf. Sal. 119:67). Moffatt lo traduce:

Golpes y magullones son para bien;
penetran hasta el alma misma.

Pero sólo las magulladuras del Siervo Sufriente pueden obrar nuestra salvación (cf. Is. 53:5).

Los impíos y sus caminos (21:1–12)

Este capítulo empieza dando énfasis a la mano controladora de Dios en los asuntos de los hombres. El corazón del rey (1) puede ser guiado por Dios lo mismo que un labrador puede dirigir el agua de riego por diferentes canales. Para el versículo 2 véase el comentario sobre 16:1–2. Para el 3 véanse las notas sobre 15:8–9. En algunas versiones las dos mitades del dístico en el 4 parecen desconectadas. En la primera línea se denuncian la altivez de ojos y el orgullo de corazón. En la segunda línea los pensamientos del impío a menudo se traduce “lámpara” (Vulgata, LXX, VM., RSV) sugiriendo con su simbolismo que la falsa felicidad y esperanza del pecador son desagradables para Dios.
El versículo 5 dice que una planificación cuidadosa es provechosa, mientras se condena el procedimiento de “hacerse-rico-pronto” (cf. 13:11; 20:21). La riqueza obtenida por medios fraudulentos se evapora en el aire y es perjudicial para el que la obtiene; es como si uno buscara deliberadamente la muerte (6; cf. 10:2; Jer. 17:11). El versículo 7 es compañero del 5 y 6 y subraya el efecto de bumerang de las acciones pecaminosas. Juicio se traduce mejor “justicia”. En el 8 se presentan las alternativas de la impiedad de los malos y la justicia de los hombres de Dios (cf. Sal. 1). Sobre la frase: Mas los hechos del limpio son rectos, Deane y Taylor-Taswell comentan: “El puro de corazón será recto en la acción; sigue su conciencia y la ley de Dios, y va derecho por su camino sin volverse ni vacilar.”45
Es mejor tener paz con privación que contención con una mujer rencillosa (9; cf. 19 y notas sobre 19:13–14). Este dicho se repite en 25:24. Kidner dice que en el 10 tenemos “una importante verdad acerca de la depravación: los hombres pueden pecar no sólo por debilidad, sino ansiosa y despiadadamente”46 (cf. 4:16). El pecado tiene también un impacto social; afecta al prójimo del impío. Para el 11 véase el comentario sobre 19:25. El versículo 12 consiste en dos líneas desconectadas y su interpretación es difícil. Toy dice: “Tal como está el texto hebreo, el sujeto del dístico debe ser Dios, el Justo … un hombre justo puede observar al impío, pero no podría decirse que lo precipita a la ruina” (VM.).47 De modo que es Dios quien trae a juicio al pecador. Jones y Walls piensan que el punto del versículo 12 es que “el justo toma como advertencia la ruina del impío”.48

Los tesoros del sabio (21:13–21)

El que es insensible al clamor del pobre (13) no debiera esperar ayuda de Dios ni del hombre (cf. 24:11–12; 25:21; también Mt. 25:31–46; Lc. 16:19–31). En el 14 tenemos otro proverbio sobre el cohecho pero aquí sus resultados a menudo observados son evaluados en apego a la realidad (cf. notas sobre 15:27 y 17:8). Mientras el justo se goza en ver hacer justicia, es “terror a los obradores de iniquidad” (15, VM.). El final del hombre moralmente desviado es que vendrá a parar en la compañía de los muertos (16; cf. 27:8; Sal. 119:176). En el 17 hay una advertencia sobre el. derroche y los deleites (cf. 20; también Am. 4:1–3; 6:3–6). En el 18 vemos la vindicación última del justo. Greenstone señala que lo que significa “no es que el impío es castigado por el pecado del justo, sino que en el caso de una calamidad general, el justo se salva y el impío ocupa su lugar”.49 El mal del cual es eximido el justo, cae sobre el impío. Para ilustraciones bíblicas de este proverbio, véanse Ester 7:10 y Lucas 16:25.
Para el 19 véanse las notas sobre 19:13–14. En el 20 se nos recuerda que el sabio utiliza prudentemente las posesiones materiales, mientras el necio las dilapida. Los que buscan la justicia y la misericordia (21) las hallarán (cf. Mt. 5:6). En el 22 se ve la sabiduría como algo más seguro que las ciudades amuralladas (cf. 2 Co. 10:4; 1 Jn. 5:4). Para el 23 véanse las notas sobre 12:13 y 13:3. En el 24 se retrata el escarnecedor. El obra en la insolencia de su presunción (“actúa con dominante orgullo”, Amp. O. T.). Sobre los versículo 25–26 Kidner comenta atinadamente: “El perezoso vive en su mundo de deseo, que es su substituto del trabajo. Ello puede arruinarlo materialmente (25) y aprisionarlo espiritualmente (26), porque no puede ni dominarse a sí mismo ni escapar.”50 En contraste con el perezoso está el justo, hombre de trabajo y liberalidad; tiene suficiente para sí y algo para compartir con otros.
El sacrificio de los impíos (27) es inaceptable para Dios, especialmente cuando es ofrecido con maldad, es decir, como substituto del genuino arrepentimiento (véase el comentario sobre 15:8–9). Un testigo digno de fe es el que atestigua lo que oye (28) y ve (cf. 14:5; 1 Jn. 1:1–3). El endurecimiento de su rostro (29) describe la actitud empedernida de una persona desvergonzadamente impúdica (cf. Jer. 5:3; Ez. 3:7). Pero el justo ordena sus caminos (actúa cuidadosamente) sobre la base de sanos principios. El énfasis del versículo 30 es que la sabiduría y los planes humanos no pueden derrotar los propósitos de Jehová (cf. Hch. 2:23; 4:27–28). El versículo 31 condena la confianza en el poder militar y en los recursos materiales más bien que en Dios (cf. Sal. 20:7; 33:17–22; Is. 31:1–3).

El valor de un buen nombre (22:1–16)

El buen nombre (1; reputación o carácter; cf. Ec. 7:1; Lc. 10:20; Hch. 6:3) es más deseable que los tesoros perecederos. En el 2 se subraya la igualdad de todos los hombres delante de Jehová (cf. 14:31; 29:13). Del versículo 3 dice Greenstone: “El cuadro sugiere la existencia sobre el camino de algún objeto peligroso, que es evidente para el prudente, pero el inexperto lo pisa y es atrapado por él.”51 Para el significado de los simples véase la nota sobre 1:4. La humildad y el temor de Jehová (4), tienen su justa compensación (cf. 3:5–8; 21:21; Lc. 14:11). El versículo 5 nos recuerda que la persona perversa encuentra muchos obstáculos en su camino, pero que la senda del justo está expedita (véase el comentario sobre 13:15).
En el versículo 6 se expresa la importancia de educar a los niños en sus años formativos. La expresión en su camino es literalmente “según su camino”, es decir, sus aptitudes o inclinaciones. Pero es probable que el sabio hebreo se esté refiriendo primordialmente a la educación moral. La palabra traducida instruye (“acostumbra”, Nueva B. Esp.) se emplea en otros lugares para “dedicar” una casa (Dt. 20:5) y un templo (1 R. 8:63). Fritsch ve este versículo como expresión de “uno de los puntos fuertes de los sabios hebreos, a saber, su insistencia sobre la educación moral del niño por sus padres”.52 Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. Estas palabras son sumamente confortadoras para los padres fieles y piadosos. Sin embargo, no han de interpretarse como una garantía absoluta. El ambiente solamente no salvará a nuestros hijos. Para hacer posible su salvación es necesario también el ejercicio de la libre elección por parte de ellos a fin de recibir la gracia siempre disponible de Dios.
En el versículo 7 tenemos otra expresión de realidad económica (cf. 10:15). El versículo 8 nos da una lección sobre la siembra y la cosecha (véase el comentario sobre 12:13–14). Las palabras La vara de su insolencia se quebrará, son interpretadas por Greenstone en el sentido de que “Su poder para hacer el mal fallará. La vara que el impío levanta sobre su víctima no perdurará”.53
Las bendiciones de Dios están sobre aquel que da pan al indigente (9; cf. 19:17; Dt. 15:9–10; 2 Co. 9:7–8). En el 10 se nos recuerda que la contienda existirá mientras esté el escarnecedor (cf. Mt. 18:17). El versículo 11 es difícil de traducir: “El que ama la pureza y el puro de corazón, y habla con gracia, por la gracia de sus labios tendrá por amigo al rey” (Amp. O. T.). El versículo 12 nos recuerda que Dios está de parte de la verdad y vigila sobre los suyos (cf. Dt. 6:24; Jos. 24:17). En el 13 el holgazán da una excusa fútil para no trabajar. Se queda en casa porque podría ser muerto por el león que está fuera.
En el versículo 14 aparece otra advertencia contra la mujer extraña (adúltera) véanse los comentarios sobre 2:16–19; 5:7–14 y 7:6–23). La vara de la corrección (15) se ve como un factor aceptado en la crianza de los hijos (véase la nota sobre 13:24). El versículo 16 ha recibido diversas interpretaciones debido a la ambigüedad del texto hebreo. Una de las traducciones más satisfactorias es: El que oprime al pobre para aumentar sus ganancias, o que da al rico, ciertamente se empobrecerá.

EL LIBRO DE LOS PROVERBIOS Sección III

Las Palabras de los Sabios

Proverbios 22:17–24:34

En esta porción de Proverbios tenemos una colección de enseñanzas morales y religiosas presentadas en forma íntima por el maestro a su alumno o su hijo. Esta sección se asemeja a la primera parte de Proverbios (cc. 1–9) que por lo general consiste en unidades más largas que los dísticos de dos líneas de la división anterior (10:1–22:16).
Algunos eruditos notan la asombrosa similitud de esta porción de Proverbios con la literatura sapiencial de otras naciones y suponen una dependencia directa o indirecta de los sabios de Israel de las mismas. Esta suposición se aplica especialmente al documento egipcio titulado “La sabiduría de Amen-em-opet (Amenemope)”. Para una exposición de este asunto véase “Proverbios y otra literatura sapiencial” en la Introducción.

INTRODUCCION, 22:17–21

Con el versículo 17 tenemos el comienzo de una sección distinta de Proverbios apropiadamente titulada las palabras de los sabios (Preceptos y amonestaciones). En su profecía (18:18) Jeremías reconoce tres grupos de maestros en Israel: el sacerdote, cuya función era dar la Torá, que incluía tanto la ley escrita como la oral; los sabios, que aconsejaban; y el profeta, que proclamaba la palabra de Dios. En esta sección se registran las palabras de los sabios de Israel. Sus palabras no son sólo lugares comunes piadosos, sino que expresan el llamamiento de Dios que se halla en Proverbios y en toda la Escritura. A los que te enviaron (21) se entiende como “todos los interesados” (Moffatt).
En 17–21 podemos ver “El Llamamiento de Dios.” (1) El ruego de aceptación y obediencia, 17; (2) El conocimiento personal de Dios primero es experimentado interiormente y luego expresado exteriormente, 18; (3) El propósito del llamamiento de Dios es que podamos confiar plenamente en El, 19; (4) El producto del conocimiento de Dios son vidas dirigidas y cambiadas, 20; (5) La profesión de Dios es el testimonio que otros necesitan, 21.

PRIMERA COLECCION, 22:22–23:14

Esta colección comienza con una advertencia contra la explotación del pobre. Ni quebrantes … al afligido (22) significa no emplear la acción legal contra él. En la puerta (22) se refiere al tribunal de justicia reconocido en la puerta de la ciudad (cf. Job 31:21). Dios será el Abogado del pobre y traerá juicio sobre sus opresores (23). El peligro de las asociaciones equívocas se recalca en los versículo 24–25 (véanse las notas sobre 1:10–19). La palabra aprendas (25; heb., alaph) significa “aprender por asociación”. En 26–27 tenemos otra advertencia contra las fianzas indiscretas (véase comentario sobre 6:1–5). La razón de la advertencia es:

Porque si no tienes nada con qué pagar,
te quitarán tu propia cama (17, Moffatt).

Un solo dístico en el 28 recalca la importancia del respeto por los derechos de propiedad en la tradición hebrea. Los linderos antiguos se refiere a las piedras que señalaban los límites de una propiedad. Estos límites eran considerados sagrados en el mundo antiguo. Esta verdad se subraya aquí en la literatura de sabiduría (cf. 23:10–11; Job 24:2), y también en la ley y los profetas (cf. Dt. 19:14; Os. 5:10). El ambicioso rey Acab violó estos sagrados derechos al apoderarse de la viña de Nabot (1 R. 21). En el 29 se alaba al hombre capaz y “diligente” (VM.). Si bien la palabra diligente se aplica en Esdras 7:6 a un escriba (“muy ligero”, Sal. 45:1), los hebreos honraban a la persona industriosa cualquiera fuese su oficio o profesión. Un hombre diligente era honrado por los reyes.
El sabio de Israel subraya en 23:1 la importancia de la etiqueta en presencia de los reyes. Pon cuchillo a tu garganta (2) es probablemente una expresión de moderación. En el 3 se aconseja precaución, pues los manjares delicados de un rey pueden ser pan engañoso, es decir, “ofrecido con motivos cuestionables” (Amp. O. T.). En los versículos 4–5 se señala que las riquezas son tan fugaces como el vuelo de un águila para el cazador (cf. Lc. 12:20; 1 Ti. 6:7–10). En 6–8 se nos aconseja mantenernos alejados de “aquel que tiene ojo maligno” (VM.), es decir, de un anfitrión avaro. Mas su corazón no está contigo (7) se traduce “pero está lamentando el costo” (Amp. O. T.). De las palabras: Vomitarás la parte que comiste, dice Greenstone: “Si accedes a comer con él, te disgustará tanto su avaricia que la comida te causará náuseas.”1
No debemos arrojar nuestras perlas e los cerdos (9; véase el comentario sobre 9:7–10). En los versículos 10–11 se describe a Dios como el Defensor de los huérfanos y los indefensos. Aquí se llama al Señor goel, originalmente una designación del pariente más cercano, que estaba obligado a redimir la tierra de un pariente infortunado (cf. Lv. 25:25; Nm. 5:8; Rt. 4:1–8) o aun vengar un homicidio (Nm. 35:10). Si los huérfanos carecían de parientes humanos que los defendieran, Dios sería su Goel (“Campeón”, Moffatt).
El sabio nos recuerda que el precio de la sabiduría divina es la aceptación y la obediencia (12; véanse notas sobre 1:2). De igual manera las lecciones de la escuela de la vida no dejan de tener sus demandas (13–14). Para que la generación siguiente conozca el camino de Dios será necesaria cierta disciplina. Corregir, a un muchacho no le hace mal, antes librarás su alma del Seol (véase el comentario sobre 13:24 y 19:18). Esta admonición no pasa por alto el libre albedrío ni la gracia divina, sino que recalca el lugar de los padres como partícipes con Dios en la tarea redentora.

SEGUNDO GRUPO, 23:15–24:22

Directivas para la vida piadosa (23:15–28)

Esta sección comienza con una cálida apelación personal—Hijo mío—tan característica de la primera división mayor de Proverbios (cc. 1–9). El maestro se regocija en el progreso de su alumno (16). La expresión mis entrañas es literalmente “mis riñones”, pero está mejor traducida “mi alma” (RSV), “mis más íntimos pensamientos” (VM.). Toy nos recuerda que los hebreos “consideraban el corazón y los ríñones (debido a su importancia fisiológica) como asientos de la vida intelectual, moral y religiosa, y ambos términos son en este sentido considerados sinónimos”.2 El sabio insta a su alumno a no tener envidia de los pecadores sino perseverar en el temor de Jehová (17; véase el comentario sobre 1:7). El final de la vida del justo, traerá su recompensa (18; véanse las notas sobre 5:4 y 19:20).
En 19 y 20 se mencionan la embriaguez y la glotonería como prácticas perjudiciales capaces de reducir a un hombre a “andrajos” (VM., véanse los comentarios sobre 20:1 y 23:29–35). Los calificativos de bebedor (“beodo”, VM.) y comilón (20) serían empleados más tarde por los enemigos de Jesús (cf. Mt. 11:19; Lc. 7:34). Se insta al alumno a seguir la dirección paterna (22–25), con lo cual el maestro subraya el quinto mandamiento. A continuación, el sabio advierte acerca del adulterio (25–28), un vicio tratado repetidas veces en Proverbios (véanse las notas sobre 2:16–19; 5:7–14 y 7:6–23).

Estampa de la embriaguez (23:29–35)

Aquí el sabio traza con rasgos inolvidables el retrato de un ebrio—inmoral, insensible e irresponsable. Al ver uno esta estampa algunas preguntas demandan respuesta. Si el uso de vinos livianos de poco contenido alcohólico en días de una cultura primitiva producía tales estragos, ¿quién puede estimar las trágicas consecuencias del uso de bebidas destiladas de alto contenido alcohólico en una sociedad palpitante con las tensiones de una cultura compleja y que corre a la velocidad de la era del Jet? Si el sabio hablaba tan enérgicamente contra la embiaguez en sus días, ¿cuál sería su actitud con relación a la sociedad bebedora que en nuestros dias produce millares de alcohólicos? Si el sabio consideraba tan perjudicial la embriaguez en su tiempo de viajes no mecánicos, ¿qué diría acerca del alcohol y su participación en las carnicerías de las carreteras de nuestro moderno transporte a alta velocidad?
Smith-Goodspeed interpretan el 30b: “los que a menudo gustan la mistura”.
No mires al vino cuando rojea (31). Estas palabras no sugieren moderación, sino más bien abstinencia de bebidas embriagantes. Nadie puede sufrir las consecuencias de la ebriedad y los tormentos del alcoholismo a no ser que beba. Bien dice Schloerb: “Al describir la condición infeliz del ebrio, el sabio esperaba proporcionar el incentivo para apartarse de la copa chispeante.”3
El verso 35a puede leerse: “Pueden golpearme pero no me duele” (Smith-Goodspeed).

Sabios consejos a un hijo (24:1–22)

Este capítulo comienza con una advertencia acerca de la influencia corruptora de las malas compañías (1–2; cf. 3:31; 23:17; 24:19; Sal. 37:1, 8). Robar (2) sería “violencia” (VM.), e iniquidad sería “agravio” (VM.). En 3–4 se exaltan las ventajas de la sabiduría, ya se trate literal o simbólicamente de una familia o del caráter de un hombre (cf. 9:1; 14:1). Sabiduría, prudencia y ciencia tal como se usan aquí y en otros lugares son virtualmente sinónimos, y son empleados como tales en el paralelismo poético. Representan la percepción moral, la capacidad para relacionarse con Dios, el hombre y la vida. La sabiduría es necesaria para la estrategia militar (5–6; véanse las notas sobre 11:14). En el 7 se ve a la sabiduría como un tesoro cuyo precio no ha pagado el insensato, por lo cual no puede hablar en la puerta (la asamblea pública de los ancianos; véase el comentario sobre 1:20–23).
La persona que planea hacer lo malo es “hombre de inicuas intrigas” (8; VM.). El contenido y la intención de los planes del insensato son pecaminosos. La frase: El pensamiento del necio es pecado (9), estaría mejor traducida así: “Ahora bien, el pecado es el plan de la insensatez” (Moffatt). Los hombres, lo mismo que Dios, condenan al escarnecedor que es una abominación. Si uno cede al desaliento “en el día de adversidad” (10; VM.) muestra la limitación de su fuerza y coraje (10). En 11–12 tenemos una advertencia a todos aquellos que egoístamente evitan involucrarse en los problemas de otros. Las palabras llevados a la muerte (11) se refieren a aquellas personas inocentes condenadas a muerte por intrigas políticas o que de otro modo están en peligro extremo. El versículo 12 expone los motivos egoístas de los que no se involucran. Descarta las fútiles excusas por no mostrar compasión y prestar ayuda a los necesitados (cf. 12:14; 24:29; Dt. 22:1–4).
En los versículos 13–14 bajo la figura de comer miel y panal, el maestro subraya los beneficios de la sabiduría. Hay un deleite personal —dulce a tu paladar— en hacer la voluntad de Dios (13; Sal. 19:10). La sabiduría es provechosa tanto para el presente como para el futuro (14; véase el comentario sobre 3:13). Al impío (15) se le advierte que no haga daño al justo. El justo (16) cae en dificultad, pero no peca. Cae (heb., naphal) no encierra la idea de caer moralmente. Siete veces es una expresión hebrea que significa “frecuentemente o a menudo”. Mas los impíos caerán en el mal; es decir, son “aplastados” (Moffatt) por su calamidad. No tienen recursos interiores que les ayuden a recuperarse, como tiene el justo (cf. Sal. 34:19; Mi. 7:8).
Ciertamente el hombre de Dios nunca debiera gozarse por las desgracias de sus enemigos (17; cf. 17:5). El gozarse por las calamidades de otro no agrada a Dios y hace incurrir en su enojo (18). Para una expresión neotestamentaria de esta verdad véase Romanos 11:18–21. En 19–20 se nos recuerda no envidiar a los pecadores, pues su aparente prosperidad no es duradera —La lámpara de los impíos será apagada (véanse las notas sobre 7:9 y 13:9). En 21–22 tenemos una admonición sobre la aceptación de las autoridades constituidas (cf. Ro. 13:1–7; 1 P. 2:17). La frase con los veleidosos (21) describe a los revolucionarios o agitadores políticos que cambian de afiliación. El versículo 22 se traduce de diversas maneras. Una de las mejores versiones es: “Porque de repente se levantará su calamidad, ¿y quién sabe el castigo que ambos (el Señor y el rey) traerán sobre el rebelde?” (Amp. O. T.).

ADMONICIONES ADICIONALES, 24:23–34

También estos son dichos de los sabios (23). En 23–26 los maestros recalcan la imparcialidad en la administración de justicia. La acepción de personas (parcialidad) estaba prohibida en la ley hebrea (cf. Lv. 19:15; Dt. 1:17; 16:19). La expresión: Besados serán los labios (26) puede significar que la persona que da una decisión justa ganará respeto y afecto. El besar sin embargo, en un tribunal de justicia les parece inapropiado a algunos eruditos. Prefieren traducir la palabra besados “equipados”. Por consiguiente el versículo 26 significaría que el equipar los labios con conocimiento capacita para emplear palabras rectas.
Sobre el 27 Edgar Jones comenta: “Lo que más importa es que el matrimonio incluye la debida consideración por las responsabilidades de proporcionar un hogar y un medio de vida. Esto debe ser atendido primero; entonces el matrimonio podrá tener un fundamento seguro y ser criada una familia.”4 En el 28 tenemos una advertencia al testigo falso (véase el comentario sobre 14:5). En el 29 el sabio de Israel habla contra el pecado de la venganza. Esta verdad está ampliada en el Sermón del Monte (Mt. 5:38–48). En 30–34 tenemos otra denuncia del holgazán (véanse las notas sobre 6:6–11). Al holgazán se le advierte:

¡Tu indigencia vendrá cual salteador de caminos,
y tu necesidad como hombre armado! 

EL LIBRO DE LOS PROVERBIOS Sección IV

La Colección de Ezequías de Proverbios de Salomón

Proverbios 25:1–29:27

Debemos esta colección de 137 proverbios de Salomón a Ezequías, tal vez el más grande de los reyes reformadores de la historia de Judá. Ezequías no sólo condujo a su nación en la renovación espiritual, sino que la tradición atribuye a su reinado un gran avivamiento literario. Sin duda Ezequías fue un hombre de grandes intereses literarios (cf. 2 R. 18:18, 37; Is. 38:10–20). Durante su reinado trató de preservar los tesoros literarios de su pueblo, especialmente los del más grande sabio de Israel.
Según el versículo titular (25:1), los escribas de Ezequías copiaron (literalmente, “pasaron de un documento a otro”) estos proverbios de Salomón. Están tomados de alguna antología anterior (cf. 1 R. 4:32). Los dichos de esta colección son similares a los de la primera sección mayor de Proverbios (10:1–22:16). No tenemos aquí largos discursos, ni una conexión lógica entre muchos de los versículos, ni un fácil arreglo del contenido. R. B. Y. Scott, sin embargo, ha hecho una clasificación temática de esta sección.1

PRIMERA COLECCION, 25:1–27:27

Acerca de los reyes y la corte (25:1–10)

Para la importancia del versículo 1 véanse los párrafos introductorios más arriba. En 2–7 el sabio coloca al rey en una luz favorable, como virrey de Dios. Mientras los caminos de Dios son inescrutables (2), la honra del rey reside en su capacidad de saber lo que está ocurriendo en el reino. La sabiduría de un rey es superior y no siempre es entendida por su pueblo (3). Así como los mejores vasos se hacen sólo de plata refinada, solamente con los más valiosos servidores puede ser afirmado el gobierno justo de un rey (4–5). En 6–7 se dan directivas sobre cómo conducirse delante del rey. Jesús utilizó estas verdades en una parábola para enseñar una lección sobre las actitudes apropiadas en la vida y los peligros de la propia exaltación (cf. Lc. 14:7–11).
En 8–10 el sabio advierte contra la litigación apresurada. Esta puede conducir a un veredicto adverso y la confusión pública (8; cf. 17:14; Mt. 5:25). Es mejor discutir esas cuestiones en privado y cuidar de no revelar cosas que podrían perjudicar a otros (9; Mt. 18:15). Secreto (9) se refiere a palabras calumniosas que no pueden ser recuperadas y son pronunciadas para vergüenza de uno (10).

Cuatro hermosas comparaciones (25:11–14)

Una palabra dicha en el momento oportuno y en forma apropiada es como manzana de oro “con adornos de plata” (11; Amp. O. T.). La aceptación de una reprimenda o de un sano consejo es tan valiosa como joyel de oro fino (12). Cowles dice del 13: “El agua helada en un caluroso día de verano nos da el verdadero sentido de esta figura. Así es un mensajero de confianza para sus patrones. Pueden confiar en él y son refrescados por su fidelidad a su encargo.”2 En el 14 tenemos una denuncia contra la conversación jactanciosa. Semejante charla es como nubes y vientos sin lluvia. Así describe el sabio a una persona que se jacta de su generosidad cuando en realidad no da nada.

Diversos consejos sobre la conducta (25:15–28)

La paciencia y la dulzura en el lenguaje son armas poderosas (cf. 15:1; 16:14, 32; 1 P. 3:15–16). La lengua blanda quebranta los huesos, o: “El lenguaje blando quebranta la más ósea resistencia” (15, Amp. O. T.). En el 16 tenemos una exhortación al dominio propio y la moderación (cf. 27). Kidner comenta acertadamente: “Desde el Edén, el hombre ha querido la última onza de la vida, como si más allá del ‘suficiente’ de Dios estuviera el éxtasis y no la náusea.”3 En el 17 el principio de la moderación se aplica a las relaciones sociales. Un martillo, o “maza de armas” (VM.), y un cuchillo y una saeta aguda (18) se utilizan para expresar el poder destructor del testimonio falso. El hebreo del 19 permite dos interpretaciones. Puede sugerir que uno no debe osar poner su confianza en un hombre malo. Por otro lado, puede significar que el prevaricador no tiene seguridad alguna en el momento de prueba (cf. Job 8:13–15).
El terceto del versículo 20 nos dice que la frivolidad y la tristeza no van juntas (cf. Dn. 6:18; Ro. 12:15). Traducido de diversas maneras debido a dificultades en el texto, una de las mejores traducciones es: “Quitar el vestido en día helado, poner vinagre sobre la llaga, es cantar canciones a un corazón triste” (BJ.). En 21:22 el sabio nos recuerda que la venganza más eficaz contra el que nos aborrece es hacerle bien. Expresiones neotestamentarias de esta elevada norma ética se encuentran en el Sermón del Monte (Mt. 5:44) y en las enseñanzas de Pablo (Ro. 12:20).
El mal de la calumnia es descrito como el resultado de un viento del norte que ahuyenta la lluvia (23). Una lengua detractora es literalmente “una lengua de secretos” o hablar a espaldas de uno. Moffatt traduce el versículo:

El viento norte trae lluvia:
la calumnia trae rostros airados.

Para el versículo 24 véase el comentario sobre 21:9. En aquellos tiempos primitivos las comunicaciones eran inadecuadas, de modo que las buenas nuevas (25) eran siempre bienvenidas (cf. 25:13). En el 26 tenemos una advertencia contra la catástrofe de la defección espiritual y moral. “Como una fuente turbia y un manatial corrompido es el justo que cede, cae y compromete su integridad ante el impío” (Amp. O. T.). La primera línea del versículo 27 expresa el pensamiento del 16. La segunda línea es difícil. Una de las mejores traducciones es: “Comer mucha miel no es bueno, ni para los hombres buscar su propia gloria” (Berk.). En la falta de dominio propio hay gran debilidad. El tal hombre es como una ciudad … sin muro (28; véase nota sobre 16:32).

Sobre los necios y su necedad (26:1–12)

Esta sección, con excepción del versículo 2, ha sido denominada por Toy el “Libro de los necios —una sarta de sarcasmos sobre la clase más detestada por los sabios”.4 Véase el comentario sobre 1:7 y 22 para el significado de la palabra “necio” en Proverbios. El necio (1) en la función pública es tan inadecuado como la nieve en un verano palestino y tan perjudicial como una lluvia en la estación de la siega (marzo a septiembre). En el 2 se nos dice que una maldición inmerecida erra al blanco. “Como el gorrión vaga y la golondrina vuela en derredor, así una maldición injustificada no cae sobre uno” (Berk.). El necio responde no al consejo, sino a la compulsión (3). En 4–5 tenemos declaraciones aparentemente contradictorias. Sin embargo el versículo 4 advierte contra el descender al nivel de un necio. El 5 nos insta a reprobar al necio para que pueda comprender su necedad.
En el 6 se da énfasis al peligro de enviar un recado por mano de un necio (véase la nota sobre 13:17). Scott traduce el 7: “Una máxima citada por necios es tan coja como las piernas de un baldado.”5 Cowles dice: “nadie sino los hombres sensibles pueden captar el verdadero significado del proverbio real y saber cómo decirlo eficazmente.”6 El significado más probable es que dar honra al necio es tan absurdo como ligar la piedra en la honda, de modo que es inútil. El versículo 9 es compañero del 7. Edgar Jones dice: “El significado es que así como un ebrio no puede usar un palo espinoso sin lastimarse, tampoco el necio es capaz de usar un mashal (proverbio) como medio de instrucción.”7
Tal vez el texto más oscuro en todo Proverbios es el versículo 10. Varias de las palabras hebreas tienen más de un significado. Moffatt lo traduce: “Un hombre capaz lo hace todo él mismo: un insensato contrata al primero que pasa.” En el 11 vemos que el necio rehúsa aprender (cf. 2 P. 2:22). El versículo 12 manifiesta que el hombre sabio en su propia opinión es peor que un necio (cf. 3:7; 29:20; Lc. 18:11; Ro. 12:16; Ap. 3:17).

El perezoso (26:13–16)

En estos versículos tenemos un retrato satírico del indolente —un blanco favorito de los sabios de Israel. Véanse los comentarios sobre 6:6–11; 19:24 y 22:13. El número siete en el 16 representa un número indefinido.

Diversos truhanes (26:17–28)

En el 17 se hace una advertencia contra el entrometerse en los asuntos de otros. Moffatt lo traduce: “Agarra por las orejas a un perro que pasa aquel que se mezcla en una riña que no es suya.” Edgar Jones dice: “La fuerza de la comparación está en que en Palestina el perro representaba un peligro y no domesticidad, pues andaba suelto por las calles.”8
Los versículos 18–19 significan o que el bromista que engaña a su amigo para divertirse es condenado, o que es condenado el que engaña a “su prójimo” (VM.) y después, para evitar las consecuencias, dice que todo fue por broma. En 20–21 se condena al chismoso. Para el 22 véase el proverbio idéntico en 18:8 y el comentario sobre él.
En 23–28 tenemos una combinación de lenguaje y carácter hipócritas. Los labios lisonjeros y el corazón malo (23) son como un tiesto de barro con un baño de escoria de plata, que da la impresión de ser plata sólida (cf. Mt. 23:27). El odio es el padre de los labios mentirosos y continuo engaño (24). Siete abominaciones … en su corazón (25) describen un corazón malo (cf. Mt. 12:45). Tarde o temprano tal hipocresía resulta en un juicio público y su maldad será descubierta en la congregación (26; véase la nota sobre 5:14). En el 27 se expresan las consecuencias retroactivas del mal. El hombre de malas intenciones que cava un foso para otros y que hace rodar una piedra cuesta arriba para lanzarla sobre otros, será víctima de sus propios planes (cf. Sal. 7:15; Ec. 10:8). Las palabras: La lengua falsa y la boca lisonjera son la efusión de un corazón impuro y lleno de odio; causan “la ruina” (VM.) de su objeto y su poseedor.

Verdades para hoy y mañana (27:1–22)

En el versículo 1 se nos recuerda que el hoy y el mañana están en las manos de Dios. Aquí el sabio nos dice que, puesto que los poderes del hombre son limitados, debemos vivir continuamente en el temor del Señor (véase el comentario sobre 1:7). Para expresiones neotesta-mentarias de esta verdad véase Lucas 12:16–21 y Santiago 4:13–16. Uno debiera vivir, dice Salomón, de modo que otros lo alaben más bien que alabarse con su propia boca (2). Es más fácil llevar una carga de piedra o de arena (3) que soportar la iracundia de un necio. Los celos son aún más pesados que la ira (4). El amor (5) no debe guardar silencio cuando se ayudaría mejor a un amigo con una reprensión. La saludable reprensión de un amigo sincero, aunque no es agradable recibirla, es mucho mejor para uno que las expresiones del que aborrece que son “profusas y engañosas” (Amp. O. T.).
En el 7 se expresa el valor de un apetito saludable. Con hambre espiritual, uno puede aprovechar aun de la amarga reprensión del versículo 6. Las dificultades en que incurre el vagabundo se expresan en el 8. Tal vez tengamos aquí una referencia a las fortunas de los sabios de Israel, que eran maestros itinerantes. El versículo 9 es difícil, y tiene muchas traducciones. Una de las mejores es: “Como el perfume y el incienso gratifican los sentidos, la cordialidad de un amigo fortalece el espíritu.”9 El terceto del 10 nos exhorta a no olvidar a los viejos amigos de la familia. Mejor es el vecino cerca en una emergencia, que el hermano que está lejos.
La responsabilidad y la participación del alumno son el gozo del maestro (11; cf. 1 Ts. 2:19–20; 3:8; véase comentario sobre 10:1). Para el versículo 12 véase un proverbio idéntico en 22:3 y el respectivo comentario. Para el 13 véase el dístico similar en 20:16 y las notas sobre las fianzas (6:1–5). Una ostentosa profesión de amistad en alta voz, como los profusos besos de un enemigo (6), infunden la sospecha de propósitos siniestros (14). Para el 15 véase el dístico similar de 19:13 y el respectivo comentario. Scott vincula el 16 al 15 y su traducción del 16 es: “Tratar de contenerla es como tratar de detener el viento; uno se queja de que ‘su mano está resbalosa’.”10
El impacto de los asociados de uno sobre su carácter es el tema del 17 (véanse los comentarios sobre 1:10–19; sobre 1:10–19; cf. 13:20; 22:24–25). Las diferencias sociales no impedirán que el siervo fiel sea recompensado por su señor (18). Greenstone hace este terso comentario sobre el 19: “Así como el reflejo del agua depende de su pureza y claridad, el corazón del hombre refleja su juicio sobre el carácter del otro.”11 El pecador está inquieto y sus deseos nunca están satisfechos (20; para el significado del Seol y Abadón véase el comentario sobre 15:11). El carácter de un hombre es probado, o puesto en el crisol, por la alabanza de otros o por lo que él mismo alaba (21). Un necio y su necedad son inseparables sin la gracia de Dios. “Aun cuando majares al necio en un mortero con el pisón, entre el trigo machacado, ni aun así se apartará de él su necedad” (22, V.M.).

La parábola del pastor (27:23–27)

En estos versículos el sabio elogia la vida nómada que caracterizaba a una gran porción del pueblo de Israel. Para instrucciones similares al agricultor véase Isaías 28:23–29. Sé diligente refleja que el tema del versículo 23 es el trabajo bien hecho. Las riquezas son fluctuantes y no hay que olvidar los valores que son eternos (cf. 23:5; Job 20:28; Sal. 49:10). Aquí hay palabras tan pertinentes para la gente de la era del espacio como para el antiguo pastor de Israel. En 25–27 se le recuerda al pastor que las cosas que le son confiadas requieren un cuidado responsable, si han de ser fructíferas y útiles. La diligencia de parte del hombre debe ir ligada al cuidado providencial de parte de Dios.

SEGUNDA COLECCION, 28:1–29:27

El impío y el justo (28:1–28)

Una buena conciencia nos imparte valor (1). Kidner dice: “El hombre recto, como el león, no necesita mirar por sobre el hombro. Lo que queda a sus talones no es su pasado (Nm. 32:23) sino su retaguardia: la bondad y misericordia de Dios (Sal. 23:6).”12 Un gobierno inestable—sus príncipes son muchos (2) se debe a la corrupción moral, pero los hombres justos preservan el buen gobierno. “Un hombre impío que oprime a los necesitados es como una lluvia devastadora que arruina la cosecha” (3; Scott).13 Los malos combinan sus esfuerzos contra la ley y el orden, pero los buenos, que la guardan, se oponen a esa conducta (4; cf. Ro. 1:18–32). Mientras los hombres malos no saben lo que es justo, los que buscan a Jehová (5) son esclarecidos (cf. Sal. 119:100; Ec. 8:5; Jn. 7:17; 1 Co. 2:15).
La pobreza honrada y la conducta recta son mejores que la riqueza deshonesta (6; véase la nota sobre 19:1). Un hijo indisciplinado es una desgracia (7; véase el comentario sobre 23:19–25). “El que atiende a la instrucción es un hijo sabio; pero el compañero de libertinos trae desgracia sobre su padre” (Smith-Goodspeed). En el 8 el sabio nos recuerda que las ganancias con usura del extorsionador (véase el comentario sobre 6:1–5) caerán eventualmente en manos de alguien que se compadece de los pobres. En la parábola de las minas Jesús expresó una verdad similar (Lc. 19:24). La persona que rechaza la voluntad de Dios tal como está revelada en la ley (9) indica su falta de sinceridad y no puede orar correctamente. La parábola del fariseo y el publicano es un paralelo neotestamentario de esta verdad (Lc. 18:10–14). En el versículo 10 se condena el extraviar a otros (cf. Mt. 5:19; 18:6; 23:15). Tal conducta tiene un efecto de retroceso (véase la nota sobre 26:27).
La propia opinión del rico es el tema del 11. El hombre arrogante piensa que su habilidad comercial es una indicación de su sabiduría superior, pero el pobre puede ver las incapacidades de aquel y posee verdadera sabiduría y seguridad (véase nota sobre 18:11). En el 12 se contrasta el liderazgo de los justos y los impíos. Una buena traducción de este versículo es: “Cuando los (ineflexiblemente) justos triunfan, hay gran gloria y celebración; pero cuando los impíos se elevan (al poder) los hombres se ocultan” (Amp. O. T.). En el 13 se nos recuerda que la misericordia de Dios depende del sincero arrepentimiento. Las expresiones clásicas de esta verdad se hallan en Salmos 32:1–4 y 1 Juan 1:6–9. El temor del Señor (14) se ve como una protección contra el pecado y sus terribles consecuencias. Un príncipe impío (15) se compara con las bestias salvajes del bosque. Toy capta así el significado del 16: “El opresor carece de inteligencia; el que aborrece la ganancia injusta vivirá mucho tiempo.”14
La RSV aclara así el versículo 17:

Si un hombre está cargado con la sangre de otro,
que sea fugitivo hasta la muerte;
que nadie le ayude (Nm. 35:31–34).

El camino de Dios es provechoso (18; cf. 10:9). Una traducción acertada dice: “Un hombre de vida intachable está a salvo; los escollos hacen caer al hombres de caminos torcidos” (Moffatt). En el 19 se expresa una exhortación a la diligencia (véase el proverbios similar en 12:11). El hombre de verdad (20) debe esperar adquirir riquezas sólo con el trabajo duro, y no con apresurados planes de hacerse rico pronto (véase nota sobre 20:21). El ambiente del 21 es el de un tribunal de justicia. Un juez debe ser imparcial y no aceptar ni el menor soborno —un bocado de pan (cf. 18:5; 24:23). Al aferrarse a las riquezas a menudo uno se entrega a prácticas que resultan en pobreza interior, moral y espiritual; también descubre que la ganancia material es engañosa (22; cf. 23:4–5 y la nota respectiva). Tener “ojo maligno” (VM.), es ser avaro (22).
A la larga un reproche franco es mejor que una lisonja engañosa (23). El hijo que roba a su padre o a su madre (24), es decir, que trata de obtener el dominio de su propiedad o dilapida sus recursos, es clasificado con el criminal destructor (cf. Mr. 7:11–12; 1 Ti. 5:4, 8). El hombre altivo se mete en dificultades, pero el que confía en Jehová prospera (25; cf. Mt. 6:19–34). Es una total insensatez confiar solamente en nuestras propias capacidades; el sabio confía en el Señor (26). La bienaventuranza de dar se recalca en el versículo 27 (véase las notas sobre 11:24–29 y 22:9). El que aparta sus ojos es el hombre que no presta atención al pobre. Para el versículo 28 véase el comentario sobre el 12.

Dios y el reinado de los justos (29:1–27)

En el versículo 1 se expresa la suerte del hombre que obstinadamente rehúsa aprender y resiste a la verdad. Para una elaboración de este tema véanse los comentarios sobre 1:24–33. Para el versículo 2 véanse las notas sobre 28:12 y 11:10–11. Un hijo sabio es la alegría de sus padres (3; véanse las notas sobre 28:7 y 10:1). Un rey sabio gobierna con juicio (justicia) y rechaza los presentes (cohecho y tributos en dinero; 4; cf. 15:27). El engañoso adulador se enreda en su propia red (5; 26:28; 28:23). En el 6 tenemos un contraste entre el hombre malo que cae en las redes del pecado y el justo que se regocija en escapar de esos lazos. El hombre de Dios se preocupa personalmente por los pobres (7), pero el impío rehúsa aceptar responsabilidad alguna por los necesitados. Para un ejemplo de la preocupación del justo, véase Job 29:12–17.
El sabio ve en los hombres escarnecedores (8) individuos moral y espiritualmente arrogantes. Tales hombres ponen la ciudad en llamas; literalmente: “Avivan las llamas de una disputa hasta que se produce un incendio.” Los hombres de Dios, en cambio, traen paz y armonía (cf. Stg. 3:13–18). El versículo 9 es más claro en el lenguaje de RSV:

Si un sabio tiene un pleito con un necio
el necio sólo se enoja y se ríe
y no hay reposo.

Una excelente versión del versículo 10 dice: “Los sanguinarios detestan al hombre intachable pero los rectos se interesan por su bienestar.”15 Un hombre necio no tiene ni sabiduría ni dominio propio, pero el sabio domina sus emociones (11; cf. 14:17, 29; 16:32; 25:28). El carácter de un gobernante da el tono moral de su reino —tal rey, tal siervo (12). El oprimido y el opresor gozan por igual del cuidado providencial de Dios —El alumbra los ojos de ambos (13). Jesús expresó esta verdad en Mateo 5:44–45.
La permanencia del reinado de un rey depende de su ejercicio de la justicia y de su carácter moral (14; cf. 16:12; 20:28; 25:5). En el versículo 15 tenemos una exhortación a la saludable disciplina de los niños. Para el 16 véase la enseñanza similar del 2, también 28:12, 28. La disciplina de los hijos trae gratificantes recompensas a los padres (17; versículo compañero del 15). Del 18, Jones y Walls dicen: “En este versículo se encuentran la ley, los profetas y la literatura sapiencial. Donde no se tiene constantemente en vista la voluntad revelada de Dios, tal como se expresa en su Palabra, su pueblo rompe su sumisión.”16 El esclavo, como el hijo, necesita educación y disciplina adecuada (19). Para el 20 véase el proverbio similar de 26:12. En el 21 tenemos una advertencia al amo indulgente. El pensamiento está bien captado por esta versión: “Si alguno criare regaladamente a su siervo desde niño, éste a la postre querrá hacerse hijo suyo” (VM.).
El tema del versículo 22 es la necedad de la ira. Un temperamento violento no sólo levanta contiendas; también “es causa de muchos pecados” (Moffatt). El versículo 23 presenta otro contraste entre la soberbia y la humildad (cf. 11:2; véase la nota sobre 16:18–19). En la elección de compañeros uno puede correr riesgos (24). El cómplice del ladrón comparte el botín pero incurre en culpabilidad. Además, rehúsa testificar contra el ladrón y comete así perjurio (cf. Lv. 5:1). El temor del hombre, o de lo que piensan otros, puede resultar en cobardía moral y pecado (25; cf. Mt. 10:28; Mr. 8:38). Pero poniendo su confianza en Dios uno será exaltado, o “estará a salvo” (cf. 16:7; 18:10). Dios decide el destino de todo hombre, por eso los sabios deploran la confianza en el poder humano, especialmente el político (26). En versículo final de esta sección de Proverbios se muestra nuevamente el conflicto entre el bien y el mal y se subraya la importancia de una decisión moral (27; véase comentarios sobre 2:12–15).

EL LIBRO DE LOS PROVERBIOS Sección V

Las Palabras de Agur

Proverbios 30:1–33

El capítulo se titula “Las Palabras de Agur” por la sentencia inicial. No se sabe nada de Agur hijo de Jaqué (1). Puede haber sido, como Job y Baalim, un no-israelita que había llegado a conocer al Dios de la religión hebrea. Puede haber sido un respetado maestro no-judío, posiblemente contemporáneo de Salomón. Algunos han sugerido que Agur es simplemente un seudónimo de Salomón. Sin embargo, más significativo que la identidad exacta de Agur es el hecho de que sus palabras fueran consideradas dignas de ser incluidas en el Libro de los Proverbios.

OBSERVACIONES PERSONALES, 30:1–9

El conocimiento de Dios (30:1–4)

El significado exacto del versículo 1 es tan incierto como la identidad de Agur. Algunos eruditos ven en Itiel y Ucal discípulos favoritos de Agur. Otros traducen estos nombres de tal manera que simbolizan la lucha de Agur por llegar al conocimiento de Dios. “Me he cansado, oh Dios, me he cansado, estoy agotado” (Vulgata, Smith-Goodspeed). En 2–3 Agur expone su ignorancia de Dios y su profundo sentido de humildad al acercarse a El. Sin embargo, no es un escéptico, como algunos afirman, sino que reconoce que la sola sabiduría humana no puede comprender a Dios. No pretende, como otros lo han hecho, un conocimiento superior de la ciencia del Santo.
Con cinco preguntas retóricas contrasta al Creador con la criatura (4). Dios es conocible pero también es incomprensiblemente grande (cf. Job 11:7–8; 38–41; Sal. 104:1–4; Pr. 8:24–29 y la correspondiente nota; Is. 40:12; Ro. 11:33–35). A la luz de la “majestuosa otridad” de Dios se ve al hombre en todas sus finitas limitaciones.

La revelación de Dios (30:5–6)

Estos versículos proporcionan las respuestas a las escudriñadoras preguntas de 2–4. Mientras la luz del intelecto humano es insuficiente para dar una comprensión del ser de Dios y de sus obras, la inerrable autorrevelación de Dios mediante su Palabra está al alcance de todos los que en él esperan (5). Dios es plenamente fidedigno y sus palabras (6) no necesitan adiciones de la especulación humana para completarlas (Dt. 4:2; 12:32; Sal. 18:30; 84:11; 115:9–11).

La oración de Agur (30:7–9)

La carga de la oración de Agur es doble. Ruega humildemente, en primer lugar, que sea capaz de mantener su piadosa integridad —antes que muera (7) —o literalmente, “todos los días de mi vida”. Vanidad (falsedad) y palabra mentirosa aparta de mí (8). Ora ansiosamente, en segundo lugar, por las simples necesidades de la vida. Una petición que anticipa la Oración del Señor. Agur no quiere ni los peligros de la prosperidad ni las desesperaciones de la pobreza. No desea nada que pueda hacer que niegue o blasfeme a su Señor. He aquí el recurso áureo aplicado a los intereses morales y espirituales. Las aspiraciones de Agur bien podrían estar en los corazones y en los labios de todos nosotros.

PROVERBIOS NUMERICOS, 30:10–33

En esta sección tenemos los proverbios numéricos (véase 15, 18, 21, 24, 29) característicos de la literatua gnómica hebrea. Los sabios de Israel utilizaban recursos tales como secuencias numéricas, acrósticos y diversos tipos de paralelismos para acentuar las verdades y ayudar a la memorización.

Contra la difamación y los malhechores (30:10–14)

En el versículo 10 tenemos un dístico que advierte contra la difamación (cf. Ro. 14:4). En 11–14 hay severas denuncias de cuatro clases de personas depravadas: los que rechazan los derechos de la familia (11); los que se consideran justos en su propia opinión (12); los desdeñosos (13); y los crueles de palabra y de hecho (14).

Cuatro cosas insaciables (30:15–16)

De la sanguijuela (15), dice Greenstone: “La sanguijuela chupa la sangre de su víctima hasta que está llena y cae. De ahí que sea símbolo de la voracidad, la sed de sangre.”1 Es, por lo tanto, un símbolo adecuado para presentar los cuatro ejemplos de cosas insaciables: el Seol, la matriz estéril, la tierra seca y el fuego.

El hijo arrogante (30:17)

El cuerpo de un hijo irrespetuoso no recibirá una sepultura decente, sino que servirá de alimento a los cuervos y los hijos del águila. El sabio emplea esta gráfica descripción para recalcar la elevada consideración en que los hebros tenían la autoridad paterna (cf. 23:22 y Ex. 20:12).

Cuatro cosas incomprensibles (30:18–19)

El hombre no puede entender plenamente los fenómenos de la naturaleza, aun en esta era de explosión del conocimiento. En su época precientífica, el sabio eligió cuatro ejemplos de misterios de la naturaleza (19).

La repelente adúltera (30:20)

Después de ilustrar los misterios de la naturaleza, el sabio describe una mujer adúltera la cual está cómoda en su pecado y totalmente indiferente a su inmoralidad. Kidner dice: “Para ella, un acto de adulterio es tan corriente como una comida.”2

Cuatro cosas intolerables (30:21–23)

Aquí se describen cuatro personas insoportables. Moffatt las explica como:

un esclavo que se eleva hasta hacerse rey,
un necio que hace una fortuna,
una muchacha simple que al fin se casa,
y una sierva que suplanta a su señora.

Tales personas provocarán el caos en una comunidad o sociedad, y los sabios de Israel “eran los enemigos de la revolución social y política”.3

Cuatro cosas pequeñas pero notables (30:24–28)

El sabio que escribió estas palabras no estaba enamorado de la magnitud. Veía la significación y la productividad de las cosas pequeñas tales como las hormigas (25); los “damanes” (26, VM.; “tejones” Nueva B. Esp.) comparables a nuestros conejos; las langostas (27) y la araña (28) o “lagartija” (Nueva B. Esp.).

Cuatro cosas majestuosas (30:29–31)

Aquí el sabio menciona cuatro ejemplos de comportamineto majestuoso y poder: el león; el ceñido de lomos, (VM.) (aquí el hebreo es incierto; ha sido traducido “corcel de guerra”, BB; “gallo”, Berk.); el macho cabrío; y el rey. Estos son símbolos del poder que Dios ha dado a sus criaturas.

Un reto final (30:32–33)

La conclusión como el comienzo, de este capítulo se ocupa de la virtud de la humildad. Si uno ha sido culpable de conducta arrogante, o si ha pensado en ello, debe hacerle frente. Pon el dedo sobre tu boca (32) es una expresión que sugiere la silenciosa admisión de la culpa (cf. Job 21:5; 40:4). Las palabras finales de Agur incluyen una exhortación a rehusarse a provocar la ira (33) y un estímulo a “vivir pacíficamente con todos” (Ro. 12:18).

EL LIBRO DE LOS PROVERBIOS Sección VI

Las Palabras de Lemuel

Proverbios 31:1–9

TITULO, 31:1

Esta sección contiene la instrucción de la madre de un rey a su hijo. El rey Lemuel y su madre problemente no fueran israelitas, aunque no se sabe nada definido acerca de ellos. Sin embargo, las lecciones del pasaje son claras y significativas. Toy llama a esta sección de Proverbios “un manual para reyes y jueces”.1

ADVERTENCIAS CONTRA LA LUJURIA Y LA BEBIDA, 31:2–7

La construcción del versículo 2 sugiere a la vez ansiedad y amante preocupación. Moffatt lo traduce:

Hijo mío, presta atención a lo que digo,
escucha, oh hijo de mis oraciones, y obedece.

Lemuel es su hijo, a quien ha consagrado al Señor (cf. 1 S. 1:11). Le advierte, ante todo, contra la licencia sensual (3). Edgar Jones dice: “El consejo no es una mera prohibición, sino que se da para que el rey pueda desempeñar sus deberes para con la comunidad. Significa disciplina para una dedicación más plena.”2 Ella está ansiosa por que él dé lo mejor de sí al desempeño de su responsabilidad como rey.
El gobernante debe ser no sólo moralmente apto, sino también físicamente fuerte. Por lo tanto la honorable madre advierte: No es de los reyes, oh Lemuel, no es de los reyes beber vino, ni de los príncipes la sidra (4; “licor embriagante”, VM.), no sea que … perviertan el derecho (5). El sabio, desde luego, reconoce el uso del vino como una droga o medicina para ciertos trastornos (6; cf. 1 Ti. 5:23) y como un sedante para criminales que están sufriendo (6–7). Es atinada la observación de Rylaarsdam: “La negativa de Jesús a tomar el vino que le ofrecieron en la cruz (Mr. 15:23) probablemente se mencione a fin de atraer la atención sobre su realeza, especialmente en la cruz, y su juicio sobre el pecado y la muerte.”3

GOBERNAR JUSTAMENTE 31:8–9

El consejo final de la madre del rey está destinado a motivar a su hijo para que reine justamente, prestando especial atención al pobre y a los desvalidos. Le insta: Abre tu boca (8; “habla”, Berk.) por aquellos que no pueden hablar por sí mismos. En este consejo se refleja la preocupación por la justicia social tan frecuentemente expresada por los profetas de Israel (cf. Is. 10:1–2; Am. 2:6–7; 4:1; 5:15).

 

EL LIBRO DE LOS PROVERBIOS Sección VII

 La Esposa y Madre Virtuosa

Proverbios 31:10–31

En esta sección final tenemos un hermoso poema acróstico que es un tributo inmortal a la esposa y madre virtuosa. Este poema ha sido denominado “el ABC Aureo de la Femineidad”. Contiene 22 estrofas o dísticos, cada uno de los cuales empieza con una letra del alfabeto hebreo.
Este poema es una culminación adecuada para el libro de Proverbios. Anteriormente se ha hablado mucho acerca de la mujer contenciosa (cf. 19:13; 21:9; 25:24; 27:15), de modo que ahora el sabio rinde tributo a una más noble. En segundo lugar, hay repetidas condenas de la mujer adúltera y pecadora (cf. cc. 1–9; 22:14; 23:27; 29:3; 31:3). Ahora el sabio presenta el retrato mejor de una mujer encomiable. Por otra parte, en todo Proverbios se ha señalado el lugar de la madre en la educación de los hijos (cf. 1:8–9; 10:1; 17:25; 18:22; 19:14; 23:25; 28:24). En las palabras finales el sabio subraya esta gran verdad de la tradición familiar hebrea.
Finalmente, el propósito de Proverbios es ayudar a la gente a llegar al conocimiento de la sabiduría—el camino del Señor (véase el comentario sobre 1:2–6). En la expresión poética final, el sabio describe más que una esposa de carácter y fortaleza en un sentido general. El poema no es simplemente un contraste con la mujer contenciosa y la adúltera. Es más que un tributo a la femineidad hebrea. Esta esposa y madre es un ejemplo de alguien que cumple los propósitos de Dios para su vida. En este sentido el ideal que ella ejemplifica está al alcance de todos.

CARACTERISTICAS QUE LA ADORNAN, 31:10–29

Una esposa tan capaz y de carácter tan fuerte no tiene precio— sobrepasa … a las piedras preciosas (10). Es tan fiel en su devoción que su marido … “nunca sentirá la falta de despojos” (11; VM.; “no carecerá de ganancias honestas, ni necesitará despojos deshonestos”, Amp. O. T.). Todo lo que hace contribuye al bienestar de su esposo (12). Es incesantemente industriosa (13–15). Tiene notable habilidad para los negocios (16–19). El fruto de sus manos (16) es mejor “con sus ganancias” (Smith-Goodspeed). Las frases: Ciñe de fuerza sus lomos, y esfuerza sus brazos (17), han de interpretarse como sus esfuerzos para arremangarse y atarse el delantal para no ser estorbada en su trabajo. Su lámpara no se apaga de noche (18) no significa que trabaja toda la noche, sino que en su casa había abundancia de aceite de modo que su lámpara podría arder la noche entera (cf. 13:9; Mt. 25:8). El huso y la rueca (19) eran instrumentos utilizados en la preparación manual del hilo para tejer las telas.
Esta esposa ideal es caritativa y hace bien a los necesitados (20). Toda su familia está vestida de ropas dobles (21; “de escarlata” VM.), indica artículos de lujo (cf. Ex. 25:4; 2 S. 1:24; Jer. 4:30). La palabra “escarlata” puede significar también más de un vestido. Williams dice que la cuestión no era el color. Una buena traducción es la de la Reina-Valera ya citada.1 O “ropa forrada” (Nueva B. Esp.). Su propio vestido (22) era atractivo y de buen gusto. Esta mujer es un crédito para su marido (23), quien es respetado como un líder de la comunidad (cf. 1:21; 24:7). Su industria produce ganancias para la familia (24).
Esta madre tiene fuerza y honor (25); tiene confianza en cuanto al futuro de su familia. Es graciosa y bondadosa en sus instrucciones a sus hijos y sus directivas a sus siervos (26). Es incansable en su devoción a su casa (27). Es respetada y amada por sus hijos y su marido (28). El escritor termina su elogio: Muchas mujeres hicieron el bien, mas tú sobrepasas a todas.

UN TRIBUTO FINAL, 31:30–31

En el versículo 30 se nos recuerda que la gracia (encanto) y la hermosura son pasajeras, pero un carácter piadoso es de valor permanente. Se insta al esposo de esta buena esposa a darle el fruto de sus manos (31)—el debido reconocimiento por su labor, y también pública alabanza.
No todas pueden poseer los dones y recursos poco comunes de esta destacada esposa y madre, pero todas pueden seguirla como ella siguió al Señor. En esto ella es la ejemplificación de la verdadera sabiduría. Así, pues, Proverbios termina como empezó (1:7) con el desafío a tomar el camino de la sabiduría, que es temer al Señor siempre y vivir de acuerdo con sus propósitos.

El Libro de los Proverbios

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